VENGANZA EQUIVOCADA (Saga Los Ferrari) romance Capítulo 3

Bella, se encontraba acostada pensando en los acontecimientos del día, empezó a llorar por los insultos que le propinó Sebastián, luego pensó que también tenía razones para sonreír, Fernando se había portado muy bien con ella, la había apoyado de manera incondicional, y ella no le había correspondido recíprocamente, porque fue injusta con su último comentario, él había estado allí en esas últimas semanas y ella le salió con una patada cuando la invitó a su juego.

Al darse cuenta de su error, lo llamó a su celular, pero estaba fuera de cobertura. Con esa preocupación se quedó dormida, hasta que se levantó al día siguiente a las seis de la mañana. Había dormido desde las cinco de la tarde del día anterior, más de trece horas, marcó a Fernando y no recibió respuesta.

Bajó, se preparó el desayuno, y obligándose, decidió asistir al instituto, después de más de tres semanas de ausencia.

Así pasó toda la semana con la misma rutina, se levantaba, se bañaba, desayunaba, iba al instituto y al final de la tarde volvía a su casa y se acotaba hasta el día siguiente, durante toda la semana sufrió los síntomas del embarazo sobre todo los vómitos matutinos.

Por otra, no había visto, ni conversado con su madre y su padrastro, se limitaba a saludarlos en la mañana y a despedirse en la tarde, seguía resentida con ellos, por no contarle sobre su romance cuando aún vivía la mamá de Sebastián, aunque ellos el día que los enfrentó negaron la versión dada por Fernando el día previo a su cumpleaños, cuando Sebastián la utilizó como blanco de su venganza, le habían contado que se habían conocido tres años antes de casarse, porque ella era la secretaria de Giovanni Ferrari, pero no tuvieron una relación hasta un año después de la muerte de la señora Fiorella.

Intentó contactar con Fernando pero no fue posible, eso la entristeció profundamente porque había perdido su amistad, y para ella era muy valiosa, sin embargo, no dejó de ver en televisión el partido donde la Juventus se impuso dos a uno a la Roma, con un gol de Fernando.

El fin de semana llegó y decidió irse de viaje con su cuaderno de dibujo, alquiló un vehículo porque no quiso llevarse el suyo, llegó hasta Castelbuono, un pueblo ubicado a noventa y dos kilómetros de la ciudad de Palermo, se quedó en Villa la Coste, lo escogió por sus amplios y hermosos jardines, apagó su celular y empezó a visitar los lugares más hermosos, el castillo de Castelbuono, cuya construcción comenzó en 1316, tenía forma de cubo, y un estilo normando, visitó la capilla ubicada en lo alto del castillo, sin embargo, se cansó con el recorrido debido a su estado y debió regresar al hotel.

Se había sentido mareada, había vomitado muchas veces, se sentía muy débil y sola, además su ánimo no había mejorado, no pudo contener sus lágrimas, últimamente en eso se le habían ido los días, en llorar, circunstancia que ella la atribuía a su embarazo. Por otra parte, no quería regresar a la ciudad de Palermo, no deseaba ir más al instituto, no soportaba la burla de un grupo de chicas, no entendía porque la odiaban, además sentía que su vida había perdido sentido.

Tomó su cuaderno y empezó a dibujar varios bocetos de paisajes e incluso hizo un auto retrato, se había traído todas sus materiales para pintar, los buscó en el carro y se fue a la zona más alejada del hotel y allí comenzó a plasmar lo que sentía.

Mientras tanto en Palermo, Fernando había ido a buscarla al día siguiente de su partido, no la había encontrado. Y había acudido continuamente para conversar con ella, pero Bella no daba ninguna señal de vida.

Habían transcurrido más de veinte días, de la ausencia de Bella y tanto sus padres y Fernando estaban preocupados por su paradero, sobre todo porque su teléfono aparecía apagado y su vehículo no había salido del estacionamiento.

La preocupación llegó a tal magnitud, que Fernando fue a conversar con Sebastián a su casa de Roma al no encontrarlo en Palermo —Ciao Fernando. ¡Qué halago! tener al mejor jugador de la liga italiana en mi casa —dijo con burla —¿A qué se debe semejante sorpresa?— preguntó.

—Hola Sebastián, no estoy para tu sarcasmo.

—¿En serio? ¿No te sientes el mejor jugador de la liga italiana? Pues yo si me siento el empresario con más dinero de Italia— dijo sonriente—y si no estás para mi sarcasmo como dices ¿Qué estás haciendo en mi casa?

— Vengo por Bella.

— ¡Perdón! —simuló estar buscando algo—. Por aquí no la veo y me pregunto ¿Por qué tendrías que venir a mi casa a buscarla? —preguntó alzando las cejas.

—Tiene más de veinte días que desapareció de su casa. No contesta el teléfono y eso tiene angustiado a sus padres —indicó con preocupación Fernando.

—¿Angustiado a sus padres? Será a su madre, porque te recuerdo que mi padre no es absolutamente nada de esa infeliz. Y no te preocupes, seguro debe estar revolcándose con quien sabe quien, deberías aprender a conocerla, porque así es ella, no aguantó más de dos días, después que estuvo conmigo para ir directamente a tus brazos —pronunció Sebastián en tono despectivo.

— ¿De qué hablas? —preguntó Fernando.

— No simules conmigo, tampoco me quieras ver la cara de estúpido, porque yo los vi, nadie me lo contó, fui testigo presencial, dos días después de lo que pasó, fui a la casa en Palermo, y los encontré a ti y a ella abrazados, luego los vi subiendo a su habitación, y yo de estúpido iba a pedirle per.…sabes, no vale la pena recordarlo. Lo que no permitiré es que me quieran ver la cara de idiota, te la pasabas en la casa con ella, y en el Restaurante, los vi besándose casi le sacas las amígdalas, si no hubiese llegado seguro y te la follas encima de una mesa.

—¡Estás diciendo idioteces! —dijo molesto Fernando.

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: VENGANZA EQUIVOCADA (Saga Los Ferrari)