¡Vete, papá! romance Capítulo 128

Cuando Eduard estaba pensando en cómo llamar a Lucía, ésta levantó la vista y vio a Eduard que se había dirigido al sofá.

Levantó las cejas y se levantó diciendo: "Lo siento, Eduard. No me he dado cuenta de que entrabas".

"No importa. Me he colado a propósito". Eduard le dedicó a Lucía una sonrisa característica y un aspecto tan caballeroso como aniñado.

Se sentó en el sofá y le dijo a Lucía: "Lucía, ven aquí a charlar".

Lucía se acercó y se sentó junto a Eduard.

No disimuló, así que Eduard pudo ver su frustración y su malestar de un vistazo.

Eduard se alegró porque eso significaba que ella estaba dispuesta a ser su verdadero yo delante de él. Era algo bueno para él.

"¿Qué pasó entre tú y Arturo?" Mirando fijamente la bonita cara lateral de Lucía durante un rato, Eduard fue al grano.

"Rompimos", respondió Lucía con voz tranquila. No había necesidad de ocultarlo.

"¿Romper?" Eduard se sorprendió.

Lucía asintió.

"¿Por qué?" preguntó Eduard con incredulidad.

Arturo no había tenido ninguna aventura durante muchos años. Después de enamorarse de Lucía, dio una rueda de prensa para anunciar su identidad. Todo el mundo podía ver que iba muy en serio. Pero, ¿por qué rompieron?

"Eduard, siempre quiero preguntarte una cosa. ¿Qué pasó después de que Juliana y yo nos fuéramos aquella noche?" Lucía no respondió a su pregunta, sino que planteó una nueva.

"¿Esa noche? ¿El acto benéfico?" preguntó Eduard.

"Sí". Lucía asintió con firmeza.

"Bueno..." Eduard lo recordó y dijo: "Fuiste a la habitación de la señora con Juliana, pero no volviste después de mucho tiempo. Cuando iba a buscarte, apareció Juliana y me dijo que estabas borracho y descansando en la habitación del hotel. Necesitaba que le ayudara a enviarte a casa, pero cuando fuimos a la habitación, no había nadie dentro y tú no estabas allí. Entonces fuimos a buscarte por separado".

"¿De verdad?" Lucía sonrió. Como era de esperar, Juliana se hacía la inocente.

Entonces, Juliana debía ser la que echaba el agua caliente con alucinógenos

Juliana quería beber agua caliente, pero le exigía que la bebiera para probar la temperatura del agua. Era tan absurdo. Pero ella no sospechó en absoluto de Juliana en ese momento.

"Bueno, ¿a dónde fuiste esa noche? Te lo pregunté antes, pero no me lo dijiste". Preguntó Eduard a Lucía con ansiedad cuando pensó en ello.

Eduard era el testigo del incidente. Lucía pensó que no era necesario ocultárselo, así que contestó sin rodeos: "Me drogaron. Jacob me salvó, y estuve tres días en el hospital y casi muero por una sobredosis de alucinógenos. Le debo a Jacob un favor por esto".

"¿Qué?" Eduard estaba tan sorprendido que casi se levanta de un salto. "¿Te drogaron con alucinógenos?"

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: ¡Vete, papá!