Maiquel
—Adiós, mí luna, —me acercó y le doy un casto beso en los labios.
Después de despedirme de mi luna bajo a donde deje parqueado mi auto, me subo y voy directo a mi apartamento: entro al edificio, subo al elevador y voy al último piso; es mejor estar en el piso de arriba porque hay menos ruido.
Llegó a mi piso entro y voy directo a mi habitación, me quito el polo que tengo puesto, me despojó de mis Bans y por el mismo lado quito mi pantalón, quedándome en bóxer, me despojó de ello que dando completamente desnudó.
Así desnudo voy al baño y entro de bajo de la lluvia artificial después de lavar mi cuerpo me seco y voy directamente desnudó a mi cama. Me acuesto y me cubro con las colchas blanca de lino, si me encanta dormir desnudó es más cómodo así. Después de un rato pensado en mi luna y que he quedado con ella para recogerla en la universidad a las tres de la tarde quedo profundamente dormido.
(...)
Estoy con mi luna en la cama, ella está desnuda debajo de mí y yo sobre ella dejando besos en su cuello, cuando llegó a sus pecho tomo uno de sus pezones dejándolo erecto, voy al otro y doy un pequeño mordiscos ella suelta un gemido.
Voy dejando besos por su abdomen y escucho como salen gemidos de su preciosa boca y con cada gemido queda me voy poniendo más duro que hasta me duele, cuando llego a su monte de venus.
—Pim, pim, pim... —Despierto sobresaltado y con una terrible erección.
— ¡Diosa luna! no puede ser—Me quejó viendo mi erección—Ahora tengo que bajar esto, —añado soltando un gruñido... Joder esta erección duele, esto nunca me había pasado al menos de que yo mismo me la provoque para des estresarme.
Salgo desnudó de la cama con mi erección por delante. Preparó la tina con agua tibia, le hecho un poco de mi jabón con olor a menta y entro en la tina, comienzo a lavar mi pecho firmé, bajo una de mis mano por mi abdomen bien marcado, esa misma mano la llevo a mi erección y toco todas mis venas inflamadas por la excitación.
Tomo mi falo y voy acariciando, escuchó mi teléfono sonar, gruño frustrado y salgo de la tina, tomo una toalla y veo que aún sigo con esta erección por debajo de esta latente de manera dolorosa que parece la torre Eiffel cubierta por una colcha blanca.
Llego hasta dónde está mi teléfono y en la pantalla veo que es Álvaro mi beta.
Llamada telefónica con Álvaro el beta.
— ¿Que pasa Álvaro? —Cuestionó frustrado.
—Necesitas volver, el hermano del Rey vampiro atacó la manada ayer y parece que se está uniendo con los rogues, —murmura muy preocupado.
—Volveré cuando le cuente la verdad a mi luna de lo que soy, hoy pienso contarle todo así que prepara el jet y no quiero que le digas a ningún miembro de la manada que voy a volver con mi luna, —comento porque mientras menos personas sepan más segura estará ella.
Después de durar dos horas coordinado todo con Álvaro, me pongo la ropa que tengo arriba de la cama y salgo en busca de mi luna.
(...)
Después de treinta minutos llego a la Universidad, salgo de mi auto y apoyo mi espalda de el a esperar a mi luna, ya son las tres en punto y ella me dijo que a esa hora es que sale de la Universidad.
Después de esperar dos minutos veo a mi luna con un hermoso vestido negro que le queda bien ajustado a su hermoso cuerpo, marcando su pequeña cintura.
Este hombre es hermoso y creo que me gusta. Me fijo en su vestimenta tiene una musculosa negra pegada al cuerpo, puedo ver que le encanta el gimnasio. Tiene grandes brazos <
Comentarios
Los comentarios de los lectores sobre la novela: Vivo con el Alpha