Era una telenovela desgarradora, y el final no fue feliz. Los protagonistas terminaron separados, y Sofía, sumergida en la historia, no pudo evitar derramar lágrimas.
Rafael estaba recostado en el sofá, navegando por las noticias en su teléfono, él mismo no entendía por qué seguía allí, perdiendo el tiempo en su móvil cuando tenía mucho trabajo pendiente. Anteriormente, nunca habría desperdiciado su tiempo en dramas tan triviales, pero observar a Sofía, sentada tan tranquila en el sofá, le hizo sentir la calidez del hogar, esa sensación de estar en familia.
Mientras Rafael miraba su teléfono, comenzó a oír sollozos intermitentes. Al levantar la vista, vio a Sofía llorando desconsoladamente, sus lágrimas caían como perlas sin hilo, y sus ojos estaban rojos de tristeza. Rafael, desconcertado por la situación, se acercó rápidamente y le ofreció un pañuelo, preguntando:
"¿Qué sucede?"
"Yo... estoy bien, es la telenovela... es demasiado triste, la protagonista murió." Sofía trató de contener el llanto, hablando entre cortado, y un poco agitada. Se sintió un tanto avergonzada al ver a Rafael acercarse, porque llorar así por un programa de televisión le parecía algo ridículo, pero la trama era tan trágica que no pudo evitarlo. Desde que quedó embarazada, sus emociones habían sido una montaña rusa, podía ser fácilmente afectada por la tristeza o la alegría.
Rafael, por su parte, sintió un alivio inexplicable al darse cuenta de que solo era por el drama televisivo.
"Ya, ya, no llores más. Si mi abuelo nos oye, va a pensar que te he hecho algo malo." Rafael intentó consolar a Sofía con una suavidad en su voz que ni él mismo notaba.
Sofía seguía sollozando.
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