Sofía aplicó con cuidado la pomada sobre la piel de Rafael, sin tener ni idea sobre qué pensaba él en ese momento.
"Listo, vamos a bajar a cenar, no hagamos esperar al abuelo."
Rafael asintió.
Ambos salieron del estudio y bajaron las escaleras hasta el comedor, donde el abuelo ya estaba esperándoles en la mesa. Al verlos bajar juntos, rápidamente llamó a Sofía con una sonrisa para que se uniera a la cena, era un cambio total de actitud comparado con cómo había regañado a Rafael antes.
"Sofi, ven rápido a cenar, deja que Alba te sirva un poco de sopa primero para que te nutras bien."
"Claro, abuelo." Sofía respondió obediente, sentándose junto a Rafael al lado del abuelo.
El abuelo Isaac realmente adoraba a Sofía, no solo por el encargo de un viejo camarada de armas, sino porque conocía bien a su nieto: era un sentimental fácil de engañar y herir. Sofi no solo era de carácter puro y bondadoso, aunque pareciera frágil, tenía una tenacidad y determinación en ella, era una pareja con quien compartir tanto las alegrías como las penas. Esperaba que Rafa, ese terco, pronto se diera cuenta de lo valiosa que era Sofi, quizás hasta tendría un bisnieto, eso dejaría su vida sin remordimientos.
"¿Qué tal si se mudan de vuelta aquí? Sofi, estás sola en casa todo el día, sería bueno que vinieras a hacerme compañía."
"No me opongo." Rafael habló, las palabras del abuelo tenían sentido, mudarse de vuelta a la casa familiar para vivir juntos podría ser menos aburrido para Sofía. Rafael ni siquiera se había dado cuenta de que ya estaba considerando lo mejor para Sofía sin pensarlo.
Al oír la invitación del abuelo, Sofía que en realidad no quería estar sola en casa, pero estaba embarazada y mudarse a la casa grande significaría que el abuelo lo descubriría, decidió rechazar propuesta.
"Abuelo, está bien, estoy acostumbrada. Si Rafa llega tarde, podría molestar su descanso. Vivir por nuestra cuenta también nos facilita cuidarlo." Rafael no se esperaba que Sofía rechazara la oferta, después de todo, vivir en la casa grande significaba tener al abuelo de su lado, y era un fuerte respaldo. Sin entender completamente su negativa, decidió dejarlo estar.
El abuelo Isaac también estaba preocupado por la relación de la joven pareja, temiendo que esa tal Pilar causara problemas. Si vivieran con él, podría mantener un ojo sobre la situación, sabiendo que Sofi, con su temperamento, seguramente estaría en desventaja. Pero ya que Sofi había rechazado la oferta, no insistió más.
Comentarios
Los comentarios de los lectores sobre la novela: Volvemos a Empezar, ¡Mi Ex!