¡Vuelve conmigo,mi cariño! romance Capítulo 109

Alain levantó los ojos para mirar la mano que sostenía su pecho, y preguntó directamente:

—¿Te has quemado?

Cynthia volvió la cabeza, incapaz de soportar su mirada fija.

—No.

Después de hablar, caminó hacia el área de negociación, se sentó en el sofá, se inclinó para sacar algunos pañuelos y secarse el agua del cuello.

Una sombre cayó sobre ella de repente. No sabía cuándo se acercó Alain. Cynthia tosió levemente.

—Tienes muchas cosas con las que lidiar, ¿qué estás haciendo aquí?

Cuando trajo el agua, había una pila de documentos que debían firmarse en su escritorio.

Alain parecía no haber oído y le quitó el pañuelo de la mano.

—Te ayudo a limpiarte.

—No hace falta.

Cynthia fue a agarrar el pañuelo que tenía en la mano, pero él levantó la mano y ella no cogió nada.

—Sé obediente.

Alain se puso en cuclillas frente a sus piernas, y le abrió suavemente el escote para limpiar el agua que había en su piel.

Sus ojos miraron hacia abajo, sus largas pestañas ocultaban una sombra debajo de sus párpados, se veía muy serio. Parecía tan gentil como si estuviera limpiando una preciosa porcelana, haciendo que Cynthia se quedara aturdida durante varios segundos.

Ella giró levemente la cabeza, sin atreverse a mirarlo por mucho tiempo.

Tenía miedo.

Temía que todo eso solo era un sueño maravilloso.

Algo irreal.

—No seas demasiado bueno conmigo.

Ella no quería quedarse sumergida.

Sumergida en su gentil trampa.

Deliberadamente intentaba no pensar en su identidad, pero los hechos seguían existiendo.

Después de esa noche, pensó que nunca conseguiría amor en esa vida.

Perdió el derecho de obtener cosas maravillosas.

Ella no podía negar que Alain estaba profundizando cada vez más las huellas que había dejado en sus años de vida. No eran indelebles, pero no podían ser ignoradas. Parecía que estaba acostumbrada a su apariencia dominante, poco seria y a su dulzura ocasional. Poco a poco consiguió conmover su corazón que nunca había sido conmovido.

Él se rio.

—Quiero ser bueno contigo.

Los ojos de Cynthia estaban ligeramente enrojecidos, no quería que Alain lo notara, así que deliberadamente dijo con frialdad:

—Qué mal gusto tienes.

Alain no supo qué decir.

Era la primera vez que había oído a alguien criticar a sí misma.

Alzó las comisuras de los labios.

—La verdad es que no tengo un buen gusto. Aunque no eres hermosa, y hay mucha gente más hermosa que tú, tampoco estoy dispuesto a dedicarle una mirada.

¿Por qué le gustaba tanto inexplicablemente?

Miró cuidadosamente a la mujer frente a él. Sus cejas, nariz, labios, barbilla y mejillas no eran las más destacadas, pero eran sorprendentemente deslumbrantes cuando se combinaban.

Hacía seis años, daba a la gente una sensación de pura, como una chica inocente.

Ahora que había madurado por toda la experiencia que había tenido a lo largo de los años, daba una sensación de tranquilidad y finura, era más intelectual y femenina en comparación con el pasado.

Toc, toc...

Llamaron a la puerta de la oficina. Los movimientos de Alain se detuvieron, levantó la mirada y la miró durante unos segundos. Luego se levantó y le entregó el traje que había tirado en el sofá.

—Póntelo.

Cynthia agachó la cabeza para ver su pinta, entonces lo tomó y se lo puso.

Después de que estuviera lista, Alain habló en voz baja:

—Adelante.

Henry entró con Benjamín.

Era la primera vez que Benjamín llegaba a un lugar así, miraba a su alrededor en todo el camino. Al entrar en la oficina de Alain, soltó un suspiro pensando que los ricos sí que sabían disfrutar de la vida.

Ni toda su casa era tan grande como un rincón de su oficina.

—Siéntate.

Henry le recordó.

Benjamín sonrió avergonzado, parecía que había sido un poco descortés antes.

Se sentó frente a Cynthia.

—Traje las cosas que querías. ¿Ya sabes cómo hacerlo?

Cynthia miró a Alain y asintió.

—Sí, dame las cosas.

Benjamín no las sacó de inmediato, sino que preguntó su intención.

—¿Qué vas a hacer? Escúchame, acabas de regresar y no conoces la situación del país. El Bufete Metrópoli de la Ciudad B es muy famoso en todo el país. Los abogados de allí son todos de élite. Si podemos contratar a uno para que actúe como nuestro abogado, la probabilidad de ganar es mucho más grande.

Mientras lo decía, su expresión se atenuó.

—En un principio encontré a uno, pero cuando supo que es para enfrentar a la familia Haba, me rechazó.

Cynthia comprendió las intenciones de Alain en ese momento.

Si solo confiaran en las pruebas que tenía Benjamín, era muy probable que no pudieran hacerle nada a Yaiza.

En ese momento, la familia Haba solo tendría que dar cara, encontrar a alguien y gastar algo de dinero para detener el asunto.

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