¡Vuelve conmigo,mi cariño! romance Capítulo 122

Cynthia pensó que había alguien fuera, así que se calló.

Pero descubrió que no había nadie por allí.

Todo estaba en silencio.

—¿Que estás haciendo?

Preguntó Cynthia.

Alain bajó la mirada, sus pestañas temblaban levemente.

Ella estaba sentada en su regazo en una postura extraña en ese momento.

La postura era extremadamente ambigua.

Su cara se sonrojó de inmediato, hasta su cuello estaba ruborizado, parecía a un camarón cocido.

—Tú-tú…

Cynthia trató de cubrirse la cara con su mano, pero Alain la agarró por la muñeca y la apretó en su palma, haciéndola incapaz de moverse.

Alain tragó saliva. Sus ojos negros brillaban intensamente, parecían algo húmedos o borrosos.

Se rio con voz ronca.

—Ya que me vas a matar, no puedes dejarme morir con arrepentimientos, ¿no?

Cynthia estaba estupefacta.

En ese momento, se olvidó de reaccionar y perdió la capacidad de pensar.

—¿Cuándo me aceptarás?

Sus labios se acercaron lentamente. Su aliento hizo temblar a Cynthia, sintió como si una chispa eléctrica invadió por todo su cuerpo.

Sus ojos estaban cubiertos por una capa de niebla, fina y superficial.

—No lo sé.

—Pero no puedo esperar más.

Su mirada ardiente parecía el sol abrasador en un desierto tropical, la quemaba de tal manera que no pudo pronunciar palabra en un buen rato.

—Si no hablas, lo tomaré como tu consentimiento.

Una mano acarició su espalda, frotando su cintura…

Una luz deslumbrante se reflejó en el espejo retrovisor para dar en los ojos de Cynthia. Volvió a su consciencia instantáneamente y empujó al hombre.

—No, aún no estoy preparada. Me prometiste que no harías nada sin mi consentimiento.

—Me diste tu consentimiento con tu silencio.

Cynthia no supo qué decir por un segundo.

—No hice eso.

Ella lo negó.

—Creo que hay alguien.

Cynthia miró por la luneta y vio que un coche negro aparcó detrás del coche.

Alain pensó que estaba poniendo excusas y dio un mordisco a sus labios.

—No me vas a engañar.

Cynthia miró con seriedad.

—No te mentí, es un auto negro con número de matrícula ZQ6668.

Los movimientos de Alain se detuvieron y miró hacia atrás.

Efectivamente, había un coche negro aparcado detrás.

Su rostro estaba un poco tenso. El ambiente apasionado de antes se volvió más fría.

—¿Lo conoces?

Cynthia notó el cambio en el rostro de Alain.

Él dijo un “sí” débilmente.

¿Cómo no iba a reconocer el coche de su padre?

¿Por qué había venido en ese momento?

Le abotonó la ropa a Cynthia y le recordó:

—Siéntate en el coche y no te muevas.

Cynthia asintió.

Después de ordenar la ropa de Cynthia, abrió la puerta para bajarse y caminó hacia el coche de atrás.

—Es Alain de verdad.

Carmen le dijo a su marido.

Alejandro tenía una expresión de descontento.

—¿Qué hace aquí a estas horas?

¿Por qué estaba perdiendo sensatez en sus comportamientos?

Al principio Alejandro iba a venir a buscar a Alain solo, pero Carmen estaba preocupada de que se pelearan, así que vino con él.

Omar salió del auto y caminó respetuosamente hacia Alain.

—Señor.

Alain lo ignoró, solo miró a la persona en el auto.

—¿Tienes tiempo?

Alejandro preguntó.

Alain mostró indiferencia, solo dijo a la ligera:

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