¡Vuelve conmigo,mi cariño! romance Capítulo 136

En las familias opulentas, el afecto familiar también estaba mezclado con los intereses. En realidad, más que temer que afectara la reputación de su hija, temía que afectara la reputación de la familia Haba.

—Considerando la amistad entre las dos familias y considerando que Yaiza una vez salió contigo, dale la oportunidad de lamentar los errores y empezar de cero, después de todo…

Gabriel no dijo el resto, después de todo, realmente arruinó a Yaiza.

Con la idea de que Alain los metió en tales circunstancias sin ninguna piedad, Gabriel sintió que la ira invadía todo su cuerpo, deseaba tirarse encima de él para estrangularlo, pero sabía que no podía.

No era que no podía, sino que sus poderes no estaban a la altura de enfrentarse con él.

Solo podía culpar a que tenía unos hijos problemáticos. Quisieron sacar provecho a Alain, pero al final salieron perdiendo ellos mismos.

A esa edad que tenía, todavía tenía que hablarle tan humildemente a un joven, se sentía realmente avergonzado.

Alain estaba inexpresivo, no se vio alterado en absoluto. Sus ojos se cerraron, reflexionó un momento antes de abrir lentamente los ojos.

—Hay una cosa que no quiero oír más de ahora en adelante.

—¿Qué cosa?

—Que tengo alguna relación con tu hija.

Gabriel refunfuñó. Pero como no podía rechazar su idea, dijo con frialdad:

—Nunca volveré a mencionar esto en el futuro. No te preocupes, soy una persona razonable. No puedo culpar a nadie porque mis hijos han sido decepcionantes.

¡Toc, toc!

En ese momento, llamaron a la puerta de la sala de recepción. Henry empujó la puerta para entrar, luego inclinándose le dijo algo al oído:

—Cristián y Benjamín están aquí.

Alain ignoró a Gabriel, solo se limitó a ordenar a Henry:

—Dale el video original.

Dicho eso, se levantó y salió de la sala de recepción.

Gabriel se llenó de alegría, pues el asunto finalmente estaba resuelto.

En los últimos días, no podía comer bien, no podía dormir y estaba agotado. Ahora por fin podía quedarse tranquilo.

—Espera un momento.

Obviamente, Gabriel ya no era tan halagador como antes, pero tampoco se puso duro, simplemente expresó su insatisfacción con ese asunto.

—Nuestras familias no han tenido conflictos nunca. Yaiza tiene la culpa esta vez, pero te has pasado demasiado. La vida está llena de sorpresas, ¿puedes garantizar que tu éxito permanecerá para siempre?

Alain se giró lentamente, sus ojos no mostraban altibajos, sus rasgos indiferentes y duros eran hermosos, y la frialdad que emanaba su ser hacía temblar a la gente.

¡Ja!

Él se rio levemente.

—Pues me esperaré a que llegue ese momento.

Después de hablar, continuó alejándose de la sala de recepción.

El ambiente se quedó en silencio durante unos segundos. Henry colocó el video original sobre la mesa y miró a Gabriel.

—Presidente Gabriel, la vida está llena de sorpresas, nunca sabrá lo que pasará mañana y tampoco sabrá los trucos que le quedan a su oponente.

Gabriel frunció el ceño.

—¿Qué quieres decir?

Henry sonrió.

—Creo que lo que dijo el presidente Gabriel fue demasiado borde.

—¿Me equivoco?

Gabriel preguntó retóricamente.

¿No había sido Alain demasiado agresivo primero?

—Qué va.

Henry no siguió hablando con él, pero hizo un gesto de por favor.

—Le acompaño a la salida, presidente Gabriel.

El rostro de Gabriel era sombrío, se sacudió las mangas y se puso de pie.

Henry simplemente hizo como si no había visto su enojo, pero pensó en mente que la familia Haba no había decaído sin razón. Sus dos hijos no tenían el talento para hacer negocios, y él no era mucho mejor.

En la oficina del presidente, Cristián se apoyó tranquilamente en el escritorio de Alain. Giraba una y otra vez el globo terráqueo que había sobre el escritorio. Parecía que se dio cuenta de que era aburrido hacer eso, de modo que frunció el ceño y gritó en dirección de la entrada a Henry:

—¿A dónde se ha ido Alain? ¿Se ha quedado atrapado en el baño? ¿Cómo me puede hacer esperar tanto tiempo…?

Antes de que terminara de hablar, la puerta de la oficina se abrió.

Como su voz era fuerte, era sin duda que Alain lo había oído.

Saltó de la mesa y sonrió resentidamente.

—Yo no dije nada, no escuchaste nada malo sobre ti, ¿verdad?

Alain lo miró a la ligera.

—¿Puedes ser más sinvergüenza?

Cristián se tocó la hermosa mejilla derecha.

—La vergüenza sigue aquí.

Benjamín se hizo a un lado y no se atrevió a hablar, sentía que Cristián había subvertido su percepción de los abogados.

Nunca había visto un abogado tan divertido.

Cristián puso cara seria y deliberadamente cambió de tema para sacarse en apuros.

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