¡Vuelve conmigo,mi cariño! romance Capítulo 137

Alain miró hacia dentro y supo que Cynthia probablemente también estaría allí.

A Cristián le despertaron las ganas de chismear, ¿Alain le prestó el coche a otra persona?

—¿A quién se lo has prestado? ¿A un hombre o una mujer?

Cristián se acercó y parpadeó hacia Alain.

—¿No estás conquistando a tu exesposa? ¿Cambiaste de tipo otra vez?

—¡Lárgate!

Alain lo miró de reojo.

Mauricio se rio.

—Te lo has buscado. Creo que seguirás actuando tan infantil aun cuando tengas ochenta años.

—Tú sí que eres infantil.

Cristián dio un paso adelante, se arrojó sobre la espalda de Mauricio y le rodeó el cuello con el brazo.

—Oye, ¿has visto a su exmujer?

Mauricio asintió con sinceridad.

—Sí.

Alain se casó hacía seis años. En realidad, era un matrimonio oculto. Además, no era el matrimonio que Alain quería. Por eso no le presentó a su esposa. En ese momento, estaba muy ocupado en su período de ascender de puesto. No mucho después, se divorciaron, por lo que no tuvo oportunidad de conocerla.

Si Henry no le pidiera ayuda, todavía no habría tenido la oportunidad de conocerla.

Según Henry, ahora Alain parecía dar mucha importancia a esa exesposa. Pero también entendía por qué Alain le daba tanta importancia.

Debería ser por el niño.

Ese día vio a Álex, parecía tener cinco o seis años. Como las fechas eran lógicas, supuso que era hijo de Alain.

Al entrar en la Mansión Soberbia, los pabellones estaban por todos los lados, los pasillos eran curvadas, y los faroles rojos se extendían por el costado del camino hasta el vestíbulo.

Cuando entraron, fueron recibidos de inmediato.

—¿Es el señor Cristián?

—Sí.

Como Cristián había elegido el lugar, no era de extrañar que había usado su nombre.

—Sígame, por favor.

La recepcionista les abrió el camino y los condujo a la habitación privada.

La habitación era muy espaciosa, las mesas y sillas talladas con buen sándalo estaban delicadamente grabadas con diferentes patrones. La fragancia de los libros, pinturas y manuscritos fluía por todas partes.

La habitación privada de ese lugar era diferente los que se veían comúnmente, no era una habitación individual muy privada, sino que era como un pasillo largo separado por biombos. Los biombos tenían la función de separar una habitación de la otra. Cada biombo tenía un patrón diferente.

La recepcionista entregó el menú. Cristián se ofreció por pedir:

—Dejadme pedir los platos, que se me da bien las cosas relacionadas con comida.

Mauricio se rio.

Cristián lo miró con los ojos entrecerrados.

—¿De qué coño te ríes?

—Al menos eres un abogado que ha recibido una educación decente, ¿no puedes hablar sin decir palabrotas?

—En mi trabajo tengo que poner una cara póker todo el día, ahora que estoy en mi tiempo libre, ¿encima no me dejas relajarme? A ver chicos, ¿quién de vosotros trabaja tan cansado como yo?

—Anda, vete a la mierda.

Mauricio no se molestó en hacerle caso. Abrió un bufete de abogados para dejar todos los casos a los abogados del bufete, ¿cuánto tiempo no había estado en la corte en persona?

¿Encima era tan descarado de decir que trabajaba muy cansado?

Cristián se aclaró la garganta.

—Ey, no digas palabrotas, ¿no ves que hay gente aquí?

Le guiñó un ojo a Mauricio deliberadamente para que mirara a la recepcionista.

—Imbécil.

Mauricio no se molestó en hablar con él.

Alain parecía muy callado. Estaba sentado entre los dos, pero parecía como si no existiera. Tenía el teléfono en la mano, sus dedos no paraban de frotar en la pantalla. Quería llamar a Cynthia y preguntarle si estaba comiendo allí, pero al ver a los dos a su alrededor, se quitó la idea.

Después de pedir los platos, Cristián entregó el menú a la recepcionista y recordó.

—Daros más prisa en sacar los platos.

—De acuerdo.

La comida se servía rápido en ese lugar. En media hora toda la comida estaba la mesa.

Cristián abrió una botella de vino y llenó las copas de sus amigos una a una.

—Qué aburrido, siempre somos los tres de siempre.

—¿A quién más quieres llamar? ¿Elisa Moreno?

—No saques al tema equivocado.

Cristián lo fulminó con la mirada de inmediato.

Mauricio se rio.

—¿Aún no lo has dejado pasar?

Elisa Moreno era el primer amor de Cristián en la universidad, le gustó mucho a Cristián, pero luego cortaron.

Hasta ahora, Cristián no quiso revelar por qué rompieron.

Solo sabían que desde entonces esa mujer se había convertido en un tema tabú para él. No dejaba que la gente hablara del tema y tampoco tuvo más novias. Tuvo a varias mujeres, pero no las tomaba en serio, solo eran sus rollos.

—¿Crees que surge primero el amor luego el sexo o al revés?

Cristián tomó un sorbo de vino y frunció el ceño por su intensidad.

—Qué a gusto.

—¿No deberías preguntártelo a ti mismo? Tú eres el que más experiencia tiene.

Mauricio tomó una copa con él.

Cristián levantó la barbilla hacia Alain.

—Debería preguntárselo a él, ¿no empezó a salir con Jenni porque no pudo controlar su impulso?

Debido a que se acostó con ella por una noche, empezó a salir con ella por hacerse responsable. Luego, debido a que le engañó, la dejó.

¿Sentía algo por ella o no?

Alain lo miró.

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