¡Vuelve conmigo,mi cariño! romance Capítulo 198

Alain miró a Cynthia, que estaba sentada en el sofá sosteniendo a su hija, le colocó suavemente el cabello suelto detrás de las orejas.

—Nadie puede lastimar a mi chica, menos puede intimidar e insultarla.

Levantó los párpados, su rostro tranquilo y serio mostró una ligera sonrisa.

—Pero teniendo en cuenta que has salvado a mi esposa, no exigiré responsabilidades esta vez, tómatelo como si te he devuelto el favor.

Dicho eso, se agachó para tomar a la hija que estaba en brazos de Cynthia y dijo:

—Vamos.

Cynthia se sorprendió un poco, no esperaba que las cosas llegaran hasta tal punto.

—Espera.

Arturo llamó a Alain.

La sonrisa habitual en su rostro se desvaneció un poco en ese momento.

—Presidente Alain, qué buena estrategia tienes, exagerar un asunto tan pequeño deliberadamente para compensar el favor de que rescaté a...

Al mencionar a Cynthia, su tono se detuvo.

—El favor de que rescaté a tu esposa.

Alain no negó las palabras de Arturo, porque desde que la dependienta no paraba de enfatizar que tenía a un presidente Arturo como respaldo, dedujo en su mente que el presidente Arturo era Arturo Blanca.

Por eso deliberadamente exageró el asunto, cuando Arturo apareciera, le haría el favor de no exigir responsabilidades, así le devolvería el favor de haber salvado a Cynthia.

No quería que Arturo apareciera más delante de Cynthia con la excusa de ese favor.

Alain enderezó el arrugado escote de su hija y le dedicó una sonrisa gentil, pero sus palabras se dirigían a Arturo.

—No es para tanto. También es gracias a que tu gente ha sido tan estúpida de ofrecerme esa oportunidad.

Las manos que Arturo tenía sobre el apoyabrazos se apretaron, tenía que aguantarse el enojo, porque era verdad que había alguien que se estaba aprovechando de su poder para intimidar a la gente.

No tenía nada que refutar.

Miró a Cynthia.

—Lamento lo de hoy.

Mientras hablaba, sus ojos miraron a Cynthia de arriba abajo, entonces supo por qué había venido al centro comercial.

—Este centro comercial es mío. Elige hoy todo lo que quieras, me ocuparé de todos tus gastos, tómalo como mi compensación por el problema causado.

—Qué amable por tu parte, presidente Arturo, pero mi esposa no tiene la costumbre de gastar el dinero de otras personas.

Antes de que Cynthia pudiera hablar, Alain lo rechazó primero.

Cynthia levantó la vista para mirar el perfil perfectamente cincelado de Alain. No esperaba que él tuviera esa intención, pensó que era solo para enseñarle una lección a Álex. Ese hombre era astuto, pícaro, y bueno ocultando sus intenciones, realmente estaba sorprendida al enterarse.

Cynthia sacó una sonrisa educada.

—No es necesario, gracias.

Arturo también se rio.

—Está bien, si en el futuro me necesitas por algo en este lugar, no dudes en decírmelo. Me temo que tenemos que atrasar el asunto de ir a ver al maestro.

Cynthia más o menos entendió que tenía que lidiar con el asunto de ese lugar, así que dijo:

—Si mañana estás libre, podemos ir mañana.

Arturo respondió después de un momento de pensamiento.

—Está bien, te recogeré en el hotel cuando llegue el momento.

—Vale.

Cynthia tomó la mano de su hijo.

No regresaron de inmediato, esa vez Alain siguió a Cynthia todo el momento, por temor a que fuera intimidada nuevamente.

Cynthia se quejó:

—Si me sigues así, me haces en evidencia.

«¿Quién iría de compras con sus hijos, “marido” y un grupo de guardaespaldas?».

Ya fuera la gente de compras o gente que pasaban, la echaban un vistazo.

Ella estaba muy incómoda al respecto.

Alain dijo con tono serio:

—No me quedo tranquilo dejándote sola, ¿y si te vuelven a intimidar?

—No soy un niño...

—Pues te han intimidado antes.

Cynthia no sabía cómo refutarlo.

En comparación con su buen estado de ánimo, Arturo estaba molesto por ese problema de improvisto.

Anastasia no paraba de pedir perdón, pero eso no era lo que Arturo quería.

La dependienta fue detenida dentro de la tienda por Pablo, se quedó junto a la puerta, encogiéndose un poco para que su presencia se notara lo menos posible, esperaba que Anastasia pudiera suplicar por ella.

—Prima...

—¡No soy tu prima!

Anastasia estaba ansiosa por sus llamadas. Originalmente fue adoptada y sus padres adoptivos no fueron amables con ella. Naturalmente, esa prima tampoco era de sangre.

Pero la madre de esa prima era bastante amable. Una vez fue golpeada y regañada por sus padres adoptivos, la echaron fuera de casa y no le dieron de comer. Fue la madre de esa prima quien la acogió y le dio de comer.

Anastasia recordó esa amabilidad, por eso le pidió que viniera a la tienda a ayudar cuando estaba sin trabajo, pero no esperaba que no solo robara el dinero de la tienda, sino que también amenazara a los clientes para que compraran ropa de esa manera.

No era de extrañar que últimamente sintiera que el negocio en la tienda estaba empeorando cada vez más.

Resultó que todo fue porque arruinó la reputación.

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: ¡Vuelve conmigo,mi cariño!