¡Vuelve conmigo,mi cariño! romance Capítulo 199

Cristián y Chloe estaban sentados en un puesto que estaba junto a la ventana, había unos vasos vacíos en la mesa, parecía que llevaban mucho tiempo sentados.

Cristián tenía aspecto de haber llegado de un largo viaje, viéndolos entrar, se tiró hacia ellos sin tener en cuenta su imagen.

—Por fin regresasteis, llevamos mucho tiempo esperándoos.

Mauricio lo apartó con disgusto.

—¿Te has perdido por el camino? ¿Por qué has tardado tanto en venir?

Hacía mucho de dijo que había salido, en teoría debería haber llegado con tiempo.

Mientras hablaba, miró a Chloe que caminaba hacia Cynthia.

«¿Por qué ha traído a Chloe también?

¿Qué le ha hecho a la chica?».

Cristián estaba preocupándose por otras cosas, por eso no se percató de la mirada ambigua que le dirigió Mauricio. Cuando estaba saliendo lo pilló su abuela, no paraba de preguntarle cuándo se casaba, que si no le daba una respuesta no lo dejaba salir.

Mintió que se casaría a finales del año, solo así consiguió salir de casa.

Esa fue la razón de su retraso.

El principal problema era que ni siquiera tenía una novia seria.

—Ains, es mi abuela, que me pilló al salir.

Al ver lo angustiado que estaba Cristián, Mauricio supo qué le pasaba.

Aunque la familia Vázquez no era una familia opulenta, se consideraba una familia erudita. Dado que los padres de Cristián fallecieron temprano, solo le quedaba una abuela. Ahora Cristián también era un hombre que llegaba a casi a los treinta, era normal que su abuela estuviera ansiosa por su matrimonio.

—¿Ha vuelto a meterte prisas?

Mauricio lo tocó con su hombro.

—Lo sabes bien.

—¿No tienes a una aquí misma?

Mauricio levantó la barbilla hacia a alguien que no estaba lejos, allí Chloe abrazó a Cynthia sin intención de soltarla.

—Por fin te veo. Durante el período de tu desaparición, estaba aterrorizada y temía que estuvieras en peligro. ¿No crees que nuestro regreso al país ha sido demasiado emocionante?

—Venga, no te preocupes más, ¿no ves que estoy bien?

Cynthia le dio unas palmaditas en el hombro.

Cristián miró a Chloe y frunció los labios.

—Esta chica es simpática, pero difícil de ligar.

—¿No puedes conquistarla con tus estrategias?

Mauricio bromeó.

Cristián lo fulminó con la mirada.

—¿Soy ese tipo de personas que usa estrategias?

—Ja, ja.

Mauricio se rio, pensando que ahora iba de buena persona, se preguntaba quién cambiaba de mujer todos los días en el pasado.

Pero Mauricio sabía que no se lo tomaba en serio, que solo eran sus rollos.

—Por cierto.

Mauricio enganchó su cuello y su fue a un lado para susurrarle algo.

—Me he dado cuenta de que Alain y...

—Papá, ¿de qué están hablando?

Alessia estaba apoyada sobre el hombro de Alain mientras miraba a las dos personas que estaban de pie en no muy lejos, esos dos estaban susurrando junto a la ventana.

—No les hagas caso.

Alain la sostuvo en brazos para subir.

Cynthia fue a ayudar a Chloe a llevar la maleta.

—Deberías estar cansada con el largo viaje, sube y descansa.

—Sí.

Chloe no dejó que Cynthia la ayudara con su maleta.

—Yo puedo.

Acarició la parte superior de la cabeza de Álex.

—Álex.

—Chloe, ¿por qué viniste con él?

Álex miró a Cristián y luego a Chloe.

Cynthia también quería preguntar por qué vinieron juntos.

—Fue a la tienda y me dijo que te encontraron. Estaba ansiosa por verte, así que lo seguí. Sin ti, la tienda tampoco consigue pedidos y no hay clientas.

Chloe estaba un poco decepcionada, sintió que su capacidad aún no estaba a la altura, aunque las dos clientas que recibió estaban satisfechas con su diseño, dijeron que no había nada sorprendente en ello y tampoco hicieron más pedido posteriormente.

Ahora Emma estaba cuidando la tienda, por eso estaba allí.

Cynthia le dio unas palmaditas en el hombro para consolarla.

—No pasa nada, con el paso del tiempo se mejoran las cosas.

Cuando consiguiera invitar al maestro que producía gasa de nube cantonés, no tendrían que temer a que no hubiera pedidos.

Chloe le contó a Cynthia sobre lo que sucedió en la tienda durante ese tiempo, las dos hablaron mientras subían las escaleras.

Mauricio organizó una suntuosa cena para dar la bienvenida a Cristián y Chloe.

Alessia tenía sueño, pero solo quería que Alain la abrazara.

—Papá, abrázame hasta que me duerma.

La pequeña era buena haciéndose la coqueta, se abrazaba su cuello y no lo soltaba, luego dulcemente lo llamaba:

—Papá.

Alain besó la carita de su hija, era incapaz de negarse, sentía que era la cosa más tierna del mundo.

Alain dijo al oído de Cynthia:

—La llevaré arriba primero.

Cynthia asintió.

Cuando Alain se fue, Cynthia puso comida en el plato de su hijo, Álex le dio un mordisco, luego dejó los palillos y se deslizó de la silla.

—Ya he terminado.

Quería volver a la habitación solo como un pequeño adulto, pero Cynthia no estaba tranquila con eso.

—Te acompañaré hasta arriba.

—No es necesario, ya tengo a gente que me acompañe.

Señaló a los dos guardaespaldas detrás de él.

Como no sabía dónde estaba Flavio, Alain estaba preocupado de que volviera a llevarse a los niños o a Cynthia, por lo que ordenó a que los guardaespaldas los siguieran todo el rato.

—Cynthia, no puedes tratarnos así. Hemos venido desde muy lejos a verte. ¿Quieres dejarnos tirados?

Cristián miró a Cynthia con agravio.

—Al menos tienes que tener en cuenta que te he traído a la señorita Chloe desde muy lejos, ¿qué tal si brindo por ti?

Al principio, quería decir «deberías brindarme una copa», pero como era la esposa de Alain, no se atrevía a decir eso.

Así que cambió las palabras y dijo que la iba a brindar una copa.

Cynthia miró a Cristián y luego a Mauricio y Chloe, tomó el vino que le entregó Cristián y se rio.

—Os brindo esta copa. Gracias por cuidar a la gente de mi alrededor por mí durante mi ausencia.

Lo bebió de una vez. El licor blanco era fuerte, por eso sintió un dolor en la garganta cuanto lo vertió, luego frunció el ceño, dejó el vaso y tomó un sorbo de agua para aliviar el malestar.

Cristián parpadeó.

—Qué buena eres bebiendo, pues también me lo tomaré de una vez.

Como ya había bebido, Cynthia pensó en los dos niños y dijo:

—Continuad vosotros, yo me subiré primero.

Cristián la agarró.

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