¡Vuelve conmigo,mi cariño! romance Capítulo 202

—Chloe y yo estamos saliendo juntos.

Era la hora de desayuno, cuando todos acababan de llegar al restaurante, Cristián anunció su relación con Chloe abrazándola.

Chloe no estaba acostumbrada a su gesto tan íntimo, intetó librarse de sus brazos, entonces Cristián se inclinó y advirtió en voz baja:

—Si no quieres que nos descubran, será mejor que no te muevas.

Sin más remedio, Chloe solo pudo actuar como que tenía una relación «cariñosa» con Cristián.

—Tsk, tsk…

Mauricio dio chasquidos.

—Pero qué rápidos van.

Cuando anoche estaban bebiendo, Chloe todavía sentía mucho rechazo hacia Cristián.

«¿Cómo es que se han convertido en una pareja enamorada después de una noche?

¿A quién querían engañar con eso?».

Mauricio obviamente mostraba actitud de sospecha.

Alain supo que Cristián estaba actuando nada más haber escuchado lo que dijo Cynthia, pero le daba pereza exponerlo.

Se sentó en la mesa con Alessia en brazos para darle de comer.

Ignoró al resto por completo, solo prestaba atención a su hija.

Mauricio tampoco lo expuso a pesar de que sabía que estaba actuando, se limitó a sentarse en la mesa. Viendo cómo a Alain daba de comer gentilmente a su hija, las comisuras de sus labios se movían involuntariamente. Antes de la aparición de Alessia, nunca había visto una expresión tan suave en el rostro de Alain.

«¿Será que es de esos padres que se entregan totalmente a sus hijas?».

En ese momento, esa frase era apropiada para describir cómo se comportaba Alain.

—Alessia.

Mauricio tomó un huevo duro.

—¿Te pelo uno?

Alessia negó con la cabeza y se acostó en los brazos de Alain.

—No, mi papá me lo pelará.

Mauricio parpadeó, sintió que lo habían abandonado de la noche a la mañana. Alain tenía esposa e hijos, su hija era linda y encantadora, su hijo era inteligente y astuto, encima su esposa era hermosa y mucho más joven que él.

Ahora hasta Cristián, el «playboy», estaba teniendo una relación seria, pero él seguía siendo un «solterón».

«¿Me han abandonado?».

Se acercó más al asiento de Álex, ya que solo ellos dos eran los únicos hombres solteros.

Álex no entendió por qué se le había acercado, solo puso el huevo duro que había pelado en su plato.

—Mauricio, toma, para ti.

El rostro duro de Mauricio mostró una pizca de calidez por su gesto, resultó que no estaba abandonado, todavía había alguien que se preocupaba por él.

Lo tomó y le dio un mordisco.

—Gracias, Álex.

Álex lo miró, sonrió y dijo de nada.

—Sólo me has parecido lamentable.

Mauricio no supo qué decir.

En un instante el huevo duro que estaba en su boca perdió el buen sabor de antes.

Cynthia también se mostró dudosa, pensando en la veracidad de las palabras de Cristián en su mente.

—¿Por qué creéis que Chloe ha venido conmigo? Claro que es porque estamos saliendo. Como hoy hace un muy buen tiempo, he pensado que es el día perfecto para daros la noticia de que Chloe y yo somos novios.

Cristián habló con seriedad y mucho ánimo.

Teniendo en cuenta que había dicho eso, Cynthia tampoco podía decir nada aguafiestas para detener su relación, así que solo dijo:

—Ya que lo habéis decidido, olvídate del pasado y trata bien a Chloe.

Chloe de repente se sintió avergonzada y bajó la cabeza.

—Cynthia, no… era mi intención ocultártelo...

—No pasa nada, se hace tarde, comamos primero.

No culparía a Chloe, porque era una adulta que debía saber lo que estaba haciendo, solo le preocupaba que Cristián la lastimara.

Al fin y al cabo, los dos se conocían desde hacía poco, encima Cristián no decía nada serio en todo momento, por eso temía que Chloe saliera perdiendo.

Chloe apartó la mano de Cristián para caminar hacia Cynthia.

—Cynthia.

Cynthia puso sus brazos alrededor de sus hombros y se sentaron juntas en la mesa, le dijo que no se agobiara, que las relaciones de pareja eran cosa de seguir la propia voluntad.

Chloe no se atrevió a mirar directamente a Cynthia, se sentía culpable porque ella y Cristián solo estaban fingiendo.

Alain agarró la mano de Cynthia por debajo de la mesa.

—Cada uno tiene su camino que recorrer.

No quería que Cynthia se preocupara demasiado por los asuntos de otras personas.

Le puso un vaso de leche delante.

—Tómatela.

Cynthia sabía a qué se refería. Tampoco tenía intención de interferir, solo pensó un poco demás teniendo en cuenta su relación con Chloe. Tomó el vaso de leche y se lo bebió.

—Mamá.

Alessia le dio a Cynthia el huevo que Alain le peló.

—Esto es para ti.

La niña levantó su manita que sostenía una «bola blanca» para llevarla a la boca de Cynthia.

Ahora se comportaba como una niña buena y filial.

Cynthia tomó la mano de su hija y le dio un mordisco al huevo. No sabía más que a huevo, pero por alguna razón, hoy sabía especialmente rica.

Ella acarició el cabello de su hija. No era consciente de que tenía yema de huevo pegada a las comisuras de la boca. Por su lado, Alain sacó una servilleta para limpiarle las comisuras de los labios.

Cynthia se sentía un poco incómoda, después de todo, estaban delante de tanta gente. De modo que extendió la mano con el fin de limpiarse por su cuenta, pero se encontró con los ojos profundos de Alain.

Pensando en que dijo que quería aparentar cariñosa delante de la gente, retiró su mano extendida.

Dejó que le limpiara las comisuras de la boca.

Por su lado, Alessia se metió en los brazos de Alain y se rio tontamente. Le gustaba que sus padres se llevaran tan bien, se sentía muy feliz.

Cristián se quedó aturdido viéndolos, se bebió un gran trago de leche.

—Ey, esto de mostrar afecto públicamente de buena mañana no está bien, Mauricio se sentiría ofendido, porque aún no ha tenido ninguna novia a esta edad.

Dicho eso, él mismo sonrió.

Mauricio lo miró con desprecio y se puso de pie después de comerse el último bocado del huevo.

Álex se puso de pie a su continuación.

—Yo también he terminado.

—Vamos, te cojo de la manita.

Mauricio sentía cada vez más que él y ese mocoso eran del mismo bando.

Caminaron hacia la puerta y se encontraron con Arturo que venía hacia ellos.

Mauricio se detuvo.

—¿Qué le trae por aquí, señor Arturo?

—Vengo a buscar a la señorita Cynthia.

Había una leve sonrisa de siempre en el rostro de Arturo.

Mauricio también se rio.

—Está comiendo ahora, ¿se quiere sentar un rato?

—Claro.

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