¡Vuelve conmigo,mi cariño! romance Capítulo 241

La caja contenía una muñeca realista. A la muñeca le habían arrancado los ojos y solo le quedaba la parte blanca. Había una abertura larga en el vientre, que estaba cosida con cordel, donde estaba lleno de sangre, y los dedos tenían uñas puntiagudas.

La muñeca era demasiado realista, por muy inteligente y atrevido que era Álex, seguía siendo un niño.

Al ver algo como esto, gritó en estado de shock.

—¿Qué pasó?

Al escuchar el grito de su hijo, Cynthia salió corriendo y vio lo que había en la cama. Ella también se sorprendió y rápidamente tomó a su hijo en sus brazos, le tapó los ojos y lo calmó.

—No tengas miedo, estoy aquí.

—Mamá, ¿qué es?

Alessia acababa de ducharse, tenía el cabello seco y vestía ropa limpia. Tenía curiosidad por saber qué había hecho gritar a su hermano.

La reacción de Cynthia fue rápida, antes de que su hija la viera, la tomó en sus brazos y le tapó los ojos.

Alessia era miedica, si Álex se había llevado un susto, definitivamente estaría aterrada al verla.

Cynthia no podía pensar en quién envió esa cosa, solo quería quitarlo de sus vistas lo antes posible para no asustar a los niños.

Le dio unas palmaditas a su hijo.

—No tengas miedo, estoy aquí, abraza a tu hermana, voy a taparla.

Álex estaba tan asustado que su cuerpo todavía temblaba levemente, se limitó a abrazar a Cynthia con fuerza.

—Mamá, tengo miedo.

No se atrevía a dejar el abrazo de su mamá.

Cynthia tampoco se atrevía a mirarla directamente, no era solo un impacto visual, sino también psicológico. Había dado a luz a hijos y esta era una muñeca maltratada, también le había afectado psicológicamente.

—Mamá.

Álex se estremeció, agarrando con fuerza la ropa de Cynthia, sin atreverse a moverse.

Cynthia sostenía a los dos niños, así que solo podía moverse lentamente hacia la puerta, presionando con fuerza las cabezas de los dos niños hacia su abrazo.

Alain escuchó el movimiento de allí. Se acercó antes de haberse acabado de poner la ropa. Cuando caminó hacia la puerta, las manos que estaban abrochando los botones se detuvieron y entró rápidamente para tomar a sus hijos y salir de la habitación.

Mauricio estaba fuera, había venido a avisarles de que bajaran a comer. Alain le entregó los dos niños y dijo:

—Cuídalos personalmente.

—¿Ha pasado algo?

Mauricio preguntó preocupado, porque notó que Alain tenía mala cara.

Alain no estaba seguro de quién había hecho eso, solo le dio una palmada en el hombro a Mauricio antes de regresar a la habitación.

Cynthia todavía estaba allí estupefacta, mirando el horror que había en la cama.

Alain la tomó en sus brazos.

—No la mires más.

Cynthia cerró los ojos y tembló levemente.

—¿Quién hizo esto?

Estaba asustada, pero también en pánico. El que había hecho esto obviamente sabía que tenía dos hijos, por eso trajo algo así para asustarlos.

—Lo investigaré.

Alain miró el horror que había en la cama con expresión solemne y silenciosa.

Extendió sus brazos largos para coger de la colcha, luego lo sacudió vigorosamente para cubrir la caja con la colcha.

Le dio palmaditas en la espalda a Cynthia, sus palmas anchas y calientes frotaban su columna, luego la tranquilizó diciendo:

—Todo es falso, no tengas miedo.

Cynthia asintió, pero no volvió a mirar la cama.

Mauricio supo por Álex lo que pasó en la habitación, entonces su expresión se puso tan solemne como la de Alain, e hizo una suposición:

—¿Será Flavio?

Flavio había desparecido sin más, la gente que envió no encontró su paradero ni nada relacionado.

Estaba escondido en algún sitio, podría aparecer repentinamente.

No era fácil evitar los ataques que hacían a escondidas.

—Busca al responsable del hotel que entregó la caja.

Además, el hotel disponía de cámara de vigilancia, al menos encontrarían alguna pista allí.

—Mamá.

Álex estaba realmente asustado esta vez, su rostro estaba un poco pálido, corrió hacia los brazos de Cynthia, esta lo abrazó con fuerza.

—No temas.

Como Alessia no lo había visto, estaba sentada en la silla sin comprender lo que les pasaba a todos, se preguntaba por qué de repente se pusieron tan serios.

En el vestíbulo, el sol brillaba al mediodía. Álex se sintió un poco mejor teniendo a tanta gente alrededor.

Al rato, Mauricio y Cristián trajeron al gerente del hotel y al camarero que entregó la caja.

Mauricio negó con la cabeza a Alain. La otra parte parecía haber investigado antes sobre qué lugares del hotel había cámaras de vigilancia, porque casi se escapó de todas las cámaras de vigilancia. Incluso si fue pillado, solo era una imagen de espalda. No se le veía la cara, encima se había tapado completamente con la ropa, lo que hacía imposible distinguir incluso su sexo.

La única pista ahora era el camarero, no sabían si conseguirían encontrar alguna pista en él.

—Supongo que has oído hablar de quiénes somos. Incluso vuestro presidente Arturo nos tiene que mostrar respeto. Así que es mejor que seas honesto en decir lo que sepas. A mis amigos no nos gusta hacer las cosas a la fuerza, pero si nos vemos obligados a hacerlo, saldrás medio muerto. Te recuerdo que pienses bien antes de hablar.

La mano de Mauricio cayó pesadamente sobre el hombro del camarero.

El camarero estaba tan asustado que casi se arrodilló, balanceándose y temblando en su voz, dijo:

—Es la persona que sale en la cámara de vigilancia, lleva una mascarilla negra y una gorra de visera negra. Se ha tapado tanto con la gorra que no pude ver su rostro con claridad. Solo me entregó la caja y me dio... 50 euros de propina, me pidió que enviara la caja a la habitación. No sé lo que hay dentro, y no conozco a esa persona, de verdad, no les estoy mintiendo.

El camarero temblaba, no se atrevía a mentir.

—¿De verdad?

Cristián le dirigió una mirada con ímpetu.

—Sí, sí.

El camarero sacó rápidamente de su bolsillo los 50 euros que tomó.

—Esto es lo que me dio.

Era un pequeño camarero del hotel y su salario no era alto. Los 50 euros de propina equivalían a su salario de varios días, sin duda había sido tentado.

Además, solo era entregar un regalo. Esa caja estaba empaquetada hermosamente, no pensó que fuera malo entregar un regalo.

Encima ganaba algo de pasta con eso, definitivamente estaba dispuesto a hacerlo.

No esperaba que le causara un problema tan grande.

Ahora este camarero estaba arrepentido en su interior.

—Todo lo que digo es verdad, créanme.

El camarero se sentó en el suelo.

—Si supiera que pasaría esto, no codiciaría una propina de 50 euros.

A Cristián le disgustaba que un hombre se asustara hasta ese punto.

Viendo su pinta, era imposible que sacaran ninguna pista de él.

—Suéltalo.

Cynthia se frotó las cejas.

—Obviamente la otra parte ha estado planeándolo durante mucho tiempo, debe haber hecho arreglos cuidadosos, definitivamente no podremos averiguarlo tan pronto.

Cristián pensó que lo que dijo Cynthia tenía sentido, Mauricio también estaba de acuerdo. El camarero solo parecía un cobarde, no parecía un cómplice.

Cynthia de repente pensó en algo y levantó la cabeza, «¿Podría tratarse de los Bezos?».

Pero aún no había vuelto a la Ciudad B. Aparte de la gente que la rodeaba, nadie sabía que había aprendido a hacer la gasa tradicional.

Por lo que pronto descartó a la familia Bezos, entonces solo quedaba Flavio que estaba desaparecido.

Si no, ¡no encontraba a nadie más que pudiera hacer tal cosa!

—Esto pasó en nuestro hotel. Haré todo lo posible para averiguar quién ha sido el bromista. Ya le llamado al presidente Arturo, vendrá pronto.

El gerente era astuto, teniendo en cuenta que no podía manejar la situación y que no podía permitirse ofender a estas personas, notificó a Arturo lo antes posible.

Arturo acababa de llegar a casa, antes de que tuviera tiempo de tomarse un descanso, recibió una llamada del gerente.

Luego se apresuró a acercarse de inmediato.

—¿Hay alguna pista?

Giró la silla de ruedas para dirigirse hacia aquí, miró a Cynthia y preguntó con preocupación:

—¿Estás bien?

Cynthia asintió con la cabeza.

—Sí, solo Álex se llevó un susto.

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