¡Vuelve conmigo,mi cariño! romance Capítulo 242

—Yo tengo la responsabilidad de ocuparme de este asunto, ya que os ha pasado esto en mi hotel, definitivamente os daré una explicación.

Por un lado, él y Alain ahora tenían una relación de cooperación, por otro lado, atreverse a hacer tal cosa en su territorio era como desafiarlo.

Nunca toleraría que alguien pasara de arrogante en su territorio, porque si no, ¿cómo gestionaría sus negocios en el futuro?

Como líder, podía tolerar algunas cosas, pero otras no.

El gerente del hotel parecía haber encontrado a alguien que podía apoyarse, se acercó para decir:

—Hemos comprobado las cámaras de vigilancia, la otra parte parece tener muy claro el diseño de monitoreo de nuestro hotel, porque evitó muchas cámaras que podían sacarlo de cara. Hemos interrogado al camarero que entregó la caja de regalo, pero no hemos sacado ninguna pista útil...

Arturo levantó la cabeza y miró a Alain que no había hablado en todo el tiempo. Detrás del sofá había una ventana francesa. El sol brillaba. Él estaba a contraluz. Arturo no podía ver su expresión con claridad, por lo que vaciló un poco y dijo:

—Está claro que la otra parte apunta a la señorita Cynthia, no sé si el presidente Alain tiene a candidatos sospechosos.

Cuando Mauricio y Cristián interrogaron al camarero, Alain reconsideró el asunto. Enviar tal cosa como mucho podía asustar a Cynthia y a los dos niños, si fuera Flavio, no se arriesgaría.

Hacer algo así no le beneficiaba nada. Si todavía estaba obsesionado con Cynthia, debería esperar la oportunidad para secuestrar a Cynthia de nuevo, o secuestrar a los niños para amenazarla.

No sacaba ningún provecho haciendo esto, además, si fallaba, les dejaría pistas para encontrarlo.

—Estamos en tu territorio, presidente Arturo. ¿Puedes darme una explicación en dos días?

Arturo frunció el ceño. No esperaba que Alain le dejara a cargo del asunto. Según su carácter, debería investigar personalmente para dar una lección a esos bromistas, ya que la otra parte había intentado hacerle algo a su esposa e hijos.

Alain apretó los labios.

—Confío en que el presidente Arturo podrá averiguarlo. Después de todo, en nuestra estancia aquí no ofendimos a nadie. Bueno, como mucho hemos ofendido a la mujer que es amiga del presidente Arturo.

Alain consiguió despertar su consciencia.

«¿Sospecha de Anastasia?

Pero Anastasia obviamente no culpó a Cynthia ese día, después de todo, su prima provocó todo eso, ¡además, no creo que Anastasia haría tal cosa!».

—Puedes comprobarlo investigando, presidente Arturo.

Alain no tenía intención de discutir con él. Cogió a Álex que estaba acostado en los brazos de Cynthia. Era la primera vez que sostenía a su hijo. Era más pesado que su hija. Aunque tenían la misma edad, era más alto que ella.

Álex ahora solo quería que alguien lo abrazara, le daba igual quién, porque estando solo, incontrolablemente pensaba en esa muñeca... Cuando lo pensaba, no podía evitar temblar.

—Claro, si te da pena hacerlo, puedo hacerlo personalmente, pero entonces, no me digas que no te mostré misericordia.

Mientras lo decía, su mirada aguda recorrió el rostro asombrado de Arturo, pero no se detuvo ni un minuto, solo abrazó a su hijo y se fue.

Cristián y Mauricio se miraron, «¿Alain ha apuntado al sospechoso?».

—Si es ella, te daré una explicación.

Arturo se puso serio y miró a Cynthia.

Cynthia no dijo nada, se sentía un poco cansada. Abrazó a su hija y les dijo a todos que fueran a comer. Después de un largo tiempo de agotamiento y seguido de algo así, todos tenían hambre. Había que resolver el caso, pero antes había que comer.

—Mauricio, iros a comer primero, voy a llamar a Alain.

Cynthia se puso de pie.

—Cynthia, déjame a Alessia, debería tener hambre, ya son las dos de la tarde.

Cynthia tocó la frente de su hija y se la entregó a Chloe.

La niña fue a los brazos de Chloe obedientemente.

Alain no se llevó a Álex a la habitación, ni estaban dentro del hotel. Cynthia dio una vuelta en el hotel, pero no los encontró, al final vio a Alain en el patio trasero del hotel.

Él y Álex estaban sentados en los escalones, se veía la espalda de un adulto y un niño. Cynthia redujo la velocidad, porque parecían estar hablando.

—Álex, ¿qué tipo de persona quieres ser de mayor?

Álex tenía las piernas juntas, se abrazó con ambas manos.

Sin siquiera pensarlo, dijo:

—De mayor quiero se alguien que pueda proteger a mamá.

—Un juguete falso ha conseguido asustarte, ¿cómo piensas protegerla así?

Las palabras de Alain fueron duras, no lo trató con tolerancia considerando que era un niño.

Álex parpadeó y volvió a pensar en la muñeca.

—Pero esa muñeca da mucho miedo...

—Es falso.

Alain lo interrumpió.

Álex se quedó sin palabras. Sí, la muñeca era falso, solo aparentaba realista. En realidad, solo era un montón de plástico.

Apretó su manita con fuerza.

—Yo... no tengo miedo.

En realidad, todavía tenía miedo, fingía no tener miedo porque no quería aparentar cobarde delante de Alain.

—¿Entonces te atreves a echarle otro vistazo?

Álex se quedó sin habla.

Cynthia casi no pudo mantenerse firme al escuchar las palabras de Alain. Álex se quedaría con un trauma si lo viera de nuevo.

—Álex.

Cynthia corrió rápidamente hacia ellos para abrazar a su hijo, luego miró a Alain con severidad.

—Sabes que está asustado, ¿por qué quieres que lo vea de nuevo? ¡Se llevará un trauma!

Ante el interrogatorio de Cynthia, Alain no dio ninguna explicación, solo miró a Álex.

—¿Te atreves?

—¡Alain Paramés!

Cynthia estaba tan ansiosa que lo llamó directamente por su nombre completo.

Alain la ignoró para seguir hablando con Álex.

—¿Cuánto tiempo puedes quedarte más en los brazos de tu mamá? ¿Cuánto tiempo puede protegerte más?

Álex tenía los ojos abiertos, las pestañas largas parpadeaban. Algún día crecería y se enfrentaría a muchas cosas. Si no podía superarlo, ¿cómo aguantaría la presión en el futuro?

Se armó de valor y miró a Alain.

—Me atrevo.

Aunque todavía tenía miedo en su interior, estaba dispuesto a desafiarse a sí mismo.

—Álex.

Cynthia se preocupó.

—Mamá, no te preocupes, no puedes protegerme para toda la vida. Cuando me haga más fuerte, seré yo quien te proteja.

Álex dijo con firmeza.

Cynthia guardó silencio.

Las acciones de Alain podrían ser crueles, pero ella no podía decir que lo hizo mal.

Solo tenía miedo de que Álex no pudiera soportarlo.

Aún era un niño, se arrepentiría toda su vida si se llevara algún trauma.

—Es mi hijo.

Alain no dio más explicaciones, se limitó a caminar hacia el hotel tomando de la mano a Álex.

No usaron el ascensor, sino escaleras.

Sus pasos subiendo las escaleras hicieron eco en esa escalera vacía, agregando un poco de soledad y luciendo un poco aterrador.

—No hay fantasmas en este mundo, solo personas que se asustan a sí mismas.

Alain deliberadamente evitó el ascensor para tomar las escaleras donde no había nadie.

Álex sabía lo que quería decir.

Cuanto más subían, más nervioso estaba, no pudo evitar apretar la mano de Alain con fuerza.

Alain mantuvo la calma, dejando que lo sostuviera.

Caminando hacia la puerta, Alain abrió la puerta.

—Todavía estás a tiempo de arrepentirte.

Álex agarró la mano de Alain y negó con la cabeza.

—No me arrepiento.

No podía tener miedo de una muñeca.

Alain volvió la cabeza para mirarlo, pensó que ya había hecho muy bien llegando a este punto, porque había superado a su miedo. De lo contrario, no tendría las agallas de venir a esa habitación.

Alain no tenía la intención de dejar que lo viera otra vez, pero quería que superara su miedo psicológico, de lo contrario, se llevaría un trauma que afectaría a su personalidad en el futuro.

Estaba satisfecho con el comportamiento de su hijo. También era consciente de que solo tenía cinco años.

Álex soltó la mano de Alain y entró en la habitación por su cuenta.

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