¡Vuelve conmigo,mi cariño! romance Capítulo 245

En medio de la noche, cuando Cynthia estaba durmiendo profundamente, sintió cosquillas en la cara, se movió medio en sueño, era como si alguien la estuviera besando desde la cara a la boca...

De repente, abrió los ojos y vio un par de ojos claros mirándola.

—¿Por qué no duermes?

Su voz estaba ronca porque se acaba de despertar.

Alain se rio.

—¿Estás despierta?

Cynthia se rascó el pelo, «¿Cómo no iba a estar despierta? Esta forma de despertar a la gente es demasiado original».

Alain le dio el abrigo.

—Vamos, te llevo a ver algo.

Cynthia miró a los dos niños que dormían profundamente a su lado, tenían las mejillas enrojecidas disfrutando de su dulce sueño.

—¿Y ellos?

Cynthia no quería dejar a sus hijos.

—Solo nos vamos al lado.

Alain lo había arreglado todo.

Incluso cambió la habitación en la que vivían solo por miedo a que Cynthia tuviera algún trauma con lo de la muñeca.

Le puso la chaqueta a Cynthia, esta tuvo que levantarse de la cama sin más remedio. Alain la tomó por los hombros para salir.

Al cerrar la puerta, miró a los dos niños que estaban en la cama y se aseguró de que no tenían señales de despertarse antes de cerrar la puerta suavemente.

En la habitación contigua, Mauricio también estaba despierto. En ese momento estaba sentado en el sofá tomando té. En la mesa de enfrente había un juego completo de té, con tetera y seis tazas pequeñas de porcelana azul y blanca. El té hervía intensamente, la habitación se llenó de la fragancia del té.

—Aquí estás, Cynthia.

Mauricio dejó la taza de té, se levantó y saludó con una sonrisa.

Cynthia sonrió.

—¿Todavía no duermes?

—No puedo dormir tranquilo.

Los ojos de Mauricio estaban apagados.

—Se atrevieron a causar problemas delante de mis narices, si no atrapo al responsable, no puedo dormir bien.

Entonces Cynthia supo el motivo de llevarla allí, se preguntaba si habían encontrado a alguna pista. De lo contrario, tampoco la despertarían a esas horas.

—¿Se ha encontrado pistas tan pronto?

Cynthia se sorprendió un poco.

—Aún no está claro, pero pronto lo sabremos.

Todavía había un grupo de personas que no había regresado, era gente que Mauricio había enviado a la ciudad natal de Anastasia.

Alain se sentó rodeándola con los brazos, cogió el mando a distancia de la mesa y encendió la pantalla que estaba colgado en la pared.

Pronto se reprodujo un video.

—¿Quién es el señor Arturo?

En el video, un hombre con una chaqueta de cuero miró a Anastasia con frialdad.

Mauricio temía que Cynthia no entendía el video, así que se lo explicó:

—En realidad, solo es una tapadera que Alain le dijo a Arturo que sospechaba de esta mujer y que investigara de ella. La intención de Alain es aprovechar de su relación con Anastasia para averiguar dónde vivía. Efectivamente, después de que Arturo dejó el hotel, se dirigió a la casa de Anastasia.

El rastreador enviado por Mauricio los siguió y averiguó la dirección de Anastasia.

Después de que Arturo se fue, el rastreador llamó al timbre de Anastasia para darle una suma de dinero, le dijo que era de parte de Arturo. En ese proceso, apareció el hombre de la chaqueta de cuero y le quitó el dinero a Anastasia. Mientras ellos dos tenían la discusión por el dinero, el rastreador aprovechó el momento para poner una cámara de vigilancia en la televisión.

Entonces obtuvieron el video donde el hombre de la chaqueta de cuero interrogó a Anastasia preguntándole quién era el señor Arturo.

Cynthia levantó los ojos y miró a Mauricio.

—¿Cómo sabes lo que pensaba Alain?

Si no recordaba mal, cuando Alain terminó de hablar, simplemente se fue con Álex en brazos, no tuvo interacciones con Mauricio.

Solo los llamó después de comer.

—Después de que Alain se fue, recibí un mensaje de texto suyo.

También fue en ese momento cuando conoció las intenciones de Alain.

Cuando se fue en ese momento, solo quería dar entender a Arturo que le había entregado este asunto y que no intervendría, pero en realidad solo estaba actuando.

Probablemente Arturo seguía sin darse cuenta de que lo habían utilizado.

Cynthia miró a Alain en silencio, pensó que la mente de ese hombre era demasiado profunda, tanto que sentía terror, «¿Cómo es posible que la mente de una persona pueda complicarse tanto?».

Se había aprovechado de otros sin que lo supieran.

—¿Algún día también me utilizarías sin hacérmelo notar?

Cynthia pensó que eso era muy probable, porque sentía que su coeficiente intelectual era basura en comparación con Alain.

Alain la sostuvo en sus brazos.

—No.

Le daría mucha pena hacerle eso, solo la quería para amarla.

—No tienes que saber quién es, ¡solo lárgate con el dinero!

En el video, la cara de Anastasia se sonrojó de ira mientras todo su cuerpo temblaba.

El hombre era un codicioso que quería más, por eso seguía tirando de Anastasia.

—Anastasia, esta poca cifra me es suficiente para un período, pero sabes bien cuánto gasto.

—Ya no tengo dinero.

Anastasia le gritó.

¡Paf!

Una bofetada cayó sobre el rostro de Anastasia. El hombre de chaqueta de cuero agarró el cuello de Anastasia y la tiró al suelo. Poniéndose sobre ella le estranguló el cuello.

—Será mejor que hagas lo que te digo, de lo contrario haré público tu escándalo, a ver si entonces puedes vivir en paz.

—Tu padre me obligó.

Anastasia gritó, no se resistió, pero la mano que tenía en el suelo estaba apretada con fuerza.

Sabía que no podía vencer a ese hombre, contratacar solo lo haría más cabreado.

—¡Jum, solo eres una perra!

El hombre de la chaqueta de cuero la soltó, se metió el dinero en el bolsillo y finalmente miró a Anastasia que se había levantado del suelo para advertirle:

—No intentes ir en mi contra. Ve a recaudar más dinero durante este tiempo. Tenías una buena tienda de ropa, pero la has cerrado sin más y ahora ni siquiera tienes ingresos. Anastasia, no me importa si prostituyes o robas a la gente, sea como sea quiero los 2.000 euros al mes, ¡si me falta un céntimo acabaré contigo!

Luego el hombre de la chaqueta de cuero salió de la habitación con un fuerte golpe y la puerta se cerró.

Anastasia estaba llorando en el suelo.

Cynthia sintió pena.

—¿Qué demuestra esto?

De lo que no entendía era por qué Alain sospechaba de ella.

—Demuestra que Anastasia no es tan inocente como aparenta. Nadie puede mantenerse inocente viviendo en una continua amenaza. ¿Sabes? Anastasio le dio dinero a la persona que envié para hacerse pasar por alguien de Arturo.

Cynthia preguntó desconcertada:

—¿Por qué le dio dinero?

—No quiere que Arturo sepa la existencia de ese hombre de chaqueta de cuero, tampoco quiere que sepa que tiene alguna relación con ella.

Era obvio que le escondía un secreto a Arturo.

—¿Quieres preguntarme por qué sospecho de ella?

Alain tomó un mechón de su cabello, lo enredó entre sus dedos para jugar.

Cynthia asintió con sinceridad.

Alain le explicó:

—No estoy seguro de sus motivos, pero ella tiene esa capacidad.

—¿Qué capacidad?

Una capacidad para que pudiera descartar la posibilidad de Flavio. Ahora Flavio no se atrevía a aparecer en zonas públicas, no podía entrar y salir del hotel como la gente común, por lo que era imposible que pudiera saber de antemano la disposición de las cámaras de seguridad.

Pero Anastasia sí podía, como tenía una buena relación con Arturo, no sospecharían de sus entradas y salidas del hotel.

Los videos de vigilancia que le había entregado el gerente habían demostrado que, durante su ausencia en la Ciudad Blanca, Anastasia frecuentaba el hotel.

Eso dejaba en evidencia su propósito.

A Cynthia le parecía increíble, «¿Cómo es posible que sea Anastasia?».

—¿Por qué haría tal cosa?

Cynthia no conseguía entenderlo.

Mauricio entrecerró los ojos y resopló con frialdad.

—Quizá tenga una mente retorcida, pero pronto podré averiguarlo.

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: ¡Vuelve conmigo,mi cariño!