Cuando Alain y Cynthia bajaron, todos estaban allí. Chloe cuidaba de Alessia y Álex podía comer sin ayuda de nadie.
—Parece que no llego tarde, justo a tiempo para desayunar.
Arturo entró por la puerta en silla de ruedas.
Le sonrió a Cynthia.
—Dijiste que quieres invitarme a comer, pero tengo que buscarte para poder comer juntos.
Cynthia pasó por lo de la muñeca nada más regresar, de modo que se olvidó de ese asunto, se sintió culpable al respecto.
—Lo siento, se me olvidó.
—No pasa nada, para eso he venido.
Arturo miró a Alain mientras hablaba.
—¿Qué tal si me invitas a desayunar ahora?
La mano de Alain que estaba sobre el hombro de Cynthia se deslizó hasta su cintura y la llevó hacia su cuerpo con fuerza. Luego el hombre sonrió a Arturo con desgana.
—Presidente Arturo, ¿has llegado al punto de que no te puedes permitir ni un desayuno?
Arturo miró por encima la mano que estaba en la cintura de Cynthia, sus ojos parpadearon y sonrió.
—Si no me invita la señorita Cynthia, cualquier plato delicioso perderá su encanto.
Los ojos de Cynthia miraron a Arturo y Alain, sentía que estaban compitiendo algo, porque tenía pinta de que se iban a enfadar.
Dado que se ofreció a invitar a Arturo a comer, no podía incumplir con su promesa.
—Pues ven a desayunar con nosotros.
Arturo miró la mesa medio llena que no estaba muy lejos, seguía con su sonrisa.
—¿No crees que no es adecuado invitarme a comer con tanta gente? ¿No deberías preguntarme lo que me apetece comer?
—Lo siento, no he sido considerada. Presidente Arturo, ¿a dónde quieres ir a comer? ¿Qué te apetece?
La expresión de Cynthia fue un poco sutil por un instante, no esperaba que Arturo fuera tan quisquilloso hoy.
Tenía una impresión adaptable de él.
—A la derecha del hotel hay una tienda de desayunos que está muy bueno. Me gustan mucho los bollos cristalinos que tienen. ¿Te gustaría desayunar conmigo allí?
Cynthia mantuvo la sonrisa en su rostro y dijo:
—Claro.
Cynthia no pareció darse cuenta de que Arturo solo quería desayunar a solas con ella, así que este le recordó:
—Solo me vas a invitar a mí, ¿verdad?
Cynthia asintió sin dudar.
—Sí.
Él sonrió hermosamente.
—Entonces, no será apropiado que el presidente Alain también se venga.
«¡Se está pasando tres pueblos!».
Alain estaba a punto de decirle algo, pero notó que una mano la estaba tirando de su espalda con fuerza.
Volvió la cabeza y vio que Alessia la estaba agarrando de la ropa.
—Papá, come, te he pelado el huevo.
Cynthia sonrió y acarició el cabello de su hija.
—Buena chica.
Ella miró a Alain.
—Entonces te dejo a cargo de Alessia.
—Papá, mira el huevo que te pelé...
Alessia arrastró a Alain a la mesa como cuando arrastro a Cynthia de regreso a la habitación por la mañana.
Cynthia se acercó a Arturo y le dijo:
—Vamos.
Arturo giró su silla de ruedas para ir hacia delante y guiar el camino.
Como no estaba lejos, no tomaron coche, ni siquiera Pablo estaba al lado de Arturo.
—¿Te has enojado por lo de antes?
Al salir del hotel, dijo Arturo.
Cynthia sonrió.
—Yo dije que te invitaría a comer, pero se me olvidó, yo tengo la culpa.
—Me refiero a desayunar a solas contigo.
Cynthia realmente estaba sorprendida de que él fuera tan persistente para desayunar con ella.
—En realidad, tengo un favor que pedirte, y no es oportuno decirlo delante de tanta gente, por eso te pedí que salieras.
Arturo confesó.
Cynthia tomó la taza y tomó un sorbo para quitarse la sensación de atraganto, dejó la taza y se secó la boca con una servilleta.
—Presidente Arturo, esta broma no tiene nada de gracia.
Cynthia no entendió el significado entrelínea de sus palabras, solo lo tomó como una broma.
Arturo se rio.
—Tómatelo como una broma.
Cuando casi terminaron de desayunar, Cynthia dijo:
—Dime, ¿qué puedo hacer para ayudarte?
Arturo pensó por un momento.
—Se trata de la muñeca de ese día.
Cynthia mantuvo calmar y pensó, «¿También encontró una pista? ¿Tan rápido?».
—El presidente Alain sospecha que ha sido obra de una amiga mía.
Al hablar de Anastasia, la sonrisa habitual en su rostro desapareció gradualmente.
El nombre Anastasia no era solo una persona, sino también el recuerdo de cuando estaba en el orfanato.
Era como una pariente suya, porque él era huérfano, al igual que Anastasia.
Los dos crecieron en un orfanato desde pequeño, por eso ayudó a Anastasia cuando supo que Anastasia era su amiga de infancia.
—Ha sido miedica y amable desde que era niña. Una vez, unos niños del orfanato atraparon a un cachorro y quisieron matarlo para comer.
Vio claramente la expresión de sorpresa de Cynthia y sonrió.
—¿Estás sorprendida?
Cynthia asintió con sinceridad.
—Los gastos diarios del orfanato dependen completamente de las donaciones y la financiación del gobierno, pero ¿cuánto se les da realmente a esos huérfanos?
Hablando de eso, su tono se convirtió en sarcasmo.
—Ya era mucho pedir no pasar hambre, por eso comer carne era un lujo. Digamos que era difícil ver carne en todo el año.
—Esos huérfanos son mayores que nosotros. Se atreven a hacerlo, decían que la carne de los cachorros era nutritiva y fragante. Cuando Anastasia lo vio, soltó a los cachorros. No podíamos salir del orfanato, así que si soltaba al cachorro ya era imposible atraparlo de nuevo. Después de enterarse del asunto, esos huérfanos le dieron una paliza. Llamé al director para rescatarla. Más tarde, tuvo que estar reposando en la cama durante una semana. Le pregunté si se arrepentía, pero ella me dijo que no. ¿Crees que una chica tan amable como ella haría cosas de asustar a la gente?
Cynthia no lo sabía, no se atrevía a concluir, porque tal vez las personas podían cambiar.
—Entonces, ¿conoces cómo es ahora?
Preguntó Cynthia.
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