¡Vuelve conmigo,mi cariño! romance Capítulo 260

La anciana se vestía en abrigo de visón, llevaba el pelo blanco recogido con trenzas y un bolso en la mano. El cansancio se reflejaba en su cara, y parecía que acababa de llegar aquí.

Cristián se asustó mucho, giró su cabeza y miró a Alain. Pensando que como él otro día no le había ayudado a Alain, entonces le hacía esta putada y ofreció la información de su paradero a su abuela.

Alain no querría hacerle caso. Él no era un cotilla, y no estaba tan aburrido para denunciarle.

—¡No le mires! Se lo he dicho yo.

Mauricio se asustó también cuando le vio a la abuela. Unos días antes, ella le llamaba llorando todos los días, Mauricio no le quedó otro remedio, entonces le contó su dirección, pero quién esperaba que ella podía venir hasta aquí.

—Tú…

Cristián se enfadó bastante. Él no llegó a entender que Mauricio cómo podía dar su paradero a su abuela.

Todo el mundo sabía que, si su abuela le encontraba, eso significaba que él perdía la libertad.

—¿Qué quieres decir?

La abuela cogió la oreja de Cristián:

—¿Chaval, a que sí piensas que tu abuelita es fácil para mentir? Dices que vas a casarte al final de este año. Sabes que tengo muchas ganas de ver cómo será tu novia. —

La cosa ocurrió tan inesperadamente, Cynthia se quedó de piedra.

Alain se acercó a ella para explicárselo. Le susurró al oído:

—Esta es la abuela de Cristián. Sus padres se fallecieron temprano, él creció con su abuela.

Después de la explicación, Cynthia entendió todo.

Ya se explicó todo que por qué Cristián se sorprendió tanto cuando le vio.

Era la primera vez que veía que Cristián tenía tanto miedo por alguien.

—Ay…abuela, es mi culpa. ¡Perdóname! Por favor que no me coja la oreja delante de tanta gente. ¡Qué vergüenza!

Cristián estaba suplicando y mientras pidiendo perdón.

Su abuela miró hacia aquí, echó un vistazo a Chloe, y al final paró su mirada en Cynthia. Le miró de arriba abajo y sonrió, dijo:

— Eres…

—Es mi cuñada.

Cristián respondió rápidamente sin esperar a Cynthia. Porque tenía miedo que si su abuela malinterpretó.

¿Qué? A ella nunca le llegó la noticia de quien se había casado. Ella se fijó a Cynthia, y notó que Alain estaba muy cerca de la chica. Ella dudaba mucho. Los dos amigos de Cristián, Mauricio y Alain los conocía, pero nunca había escuchado que alguien ya se había casado.

—Ya estás casado. ¿Y por qué no me invitas a tu boda?

Cuando Alain se casó con Cynthia, ellos no habían preparado nada. Era Henry que le llevó a Cynthia al registro para obtener el certificado de matrimonio. Y solo los amigos cercanos subieron que Alain ya se había casado.

Alain se quedó sin palabras cuando escuchó la pregunta.

Él nunca esperaba que hubiera un día que alguien le iba a preguntar algo así, y claro que él tampoco sabía cómo tenía que responder. Si hubiera sabido que llegaría un día así, habría organizado una boda maravillosa para que todo el mundo supiera que él ya estaba casado y su esposa era Cynthia.

—En esa época no organizamos la boda, entonces…

Cynthia dijo e intentó a ayudar a Alain salir de la situación apurada.

—Vale, entiendo…

Dijo la abuela, y al mismo tiempo le dio cuenta que estaba a su lado, había dos niños. Como hacía tanto frío, los dos pequeños se vestían abrigos de pluma. Alessia arriba llevó un abrigo de pluma del color verde claro con el cuello de pelo y abajo con una falda corta de color negra de lana y los botines. Ella tenía una cola cabello, y con la frente despejada. Sus ojos eran grandes y bonitos, y tenía los labios rosados. Era una niña muy preciosa, especialmente cuando hablaba.

—Hola, abuela.

Alessia le saludaba primero con la voz suave y tierna.

La abuela le había gustado mucho a la niña, era tan mona y tenía la cara muy linda.

—Mmm…

Justo cuando la abuela quería responder, vino Cristián corriendo y le interrumpió:

— ¡Uy, pares! No le llamas abuela.

Al ver que Cristián estaba en frente de Alessia en cuclillas, e intentaba a explicar la relación

— Alessia, mira. Yo soy tu tío y ella es mi abuela. Tu papá y yo somos de la misma generación. Ya me entiendes, ¿sí?

Alessia no había comprendido nada de lo que le había dicho Cristián.

Ella pestañaba, y pensaba que, si tío Cristián le llamaba abuela, entonces ella debería llamarle abuela. ¿No era así?

— Alessia.

Dijo Mauricio:

—Desde ahora, no le llamas tío a Cristián. ¡Llámale hermano mayor! Y así está bien.

—¡Mauricio Gómez!

Cristián gritó, si él no se lo dejó la dirección a la abuela, Cristián no iba a ser pillado por su abuela.

¡Qué cara más dura tenía Mauricio para que le enseñó a Alessia llamarle hermano mayor!

Si Alessia le llamaba así, ya se quedó en una generación más joven.

—¡No grites, así les vas a asustar los pequeños!

La abuela cogió la oreja de Cristián de nuevo.

—¡No te metas con Mauricio!

—Ay, ay, pero yo soy tu nieto. ¿Por qué ayudas a él y no a mí? Cristián se sentía muy triste.

—Porque Mauricio no es como tú que me mientas siempre. Y te digo en serio, ya estamos en final del año. Vamos a ver, si no te cases, te voy a romper las piernas por mentirme.

La abuela enseñó a Cristián para que pudiera ver bien qué monos están los niños.

—Qué lindos están, mmm…

Cuando vio a Álex, la abuela le gustó mucho, porque el niño era muy guapo también, y se parecía mucho a Alain, especialmente el rostro, parecía que hubieran salido de la misma molde.

No se faltaba a presentarles, ella lo sabía que estos dos niños eran de Alain seguramente.

Cristián le envidio por Alain también. Cómo podía tener tanta suerte de tener gemelos tan preciosos. Teniendo un niño y una niña al mismo tiempo, y justamente los niños heredaron lo mejor de los padres. El niño era muy listo y la niña era tan guapa y mona. Sin duda alguna, cualquier persona se consumó de envidia por tenerles.

—No hagas más ilusiones, abuela. Si me caso, tampoco me saldría gemelos de un niño y una niña.

Su abuela tenía los ojos bien abiertos. ¿Qué? ¿Gemelos de un niño y una niña?

Ella se fijó a Alessia, y observó con más atención a Álex. Era cierto que ellos se parecían bastante, solo que Álex estaba un poco más alto. Pensaba que eran mellizos, pero en realidad eran gemelos. Sabiendo eso, la abuela se moría más de envidia.

—Mira, mira, yo no lo sabía de nada, y de repente, ya tienes dos niños tan lindos. No se sabe cuántas cosas buenas ha hecho para tener gemelos así de preciosos.

Cristián se quedó sin palabras, originalmente no había nada que ver con el matrimonio, pero como su abuela supo que Alain había tenido gemelos, probablemente a ella le dio más envidia todavía, y le iba a meter más caña con el tema de casarse.

Cristián se sentía más peligro desde ese momento como si hubiera caído en el infierno.

— ¿Alain, podemos volver un poco tarde?

Aunque Cristián estaba un poco descontento por el tema de casarse, la abuela era la persona más cercana de él y le quería mucho. Él quiso que su abuela podía descansar un poco más. Ella ya estaba mayor, y vino desde lejos.

Alain estaba de buen humor, y le confirmó que sí.

En el sector empresarial, él era el líder y trabajaba con prontitud y resolución. Pero en la vida diaria, él era una persona normal, como cualquier padre, estaba contento cuando alguien hablaba bien de sus hijos. En general, había que dar las gracias a Cynthia Flores, era ella que le dio la oportunidad para ser un padre y tener gemelos tan lindos que todo el mundo le tenía envidia.

Alain le abrazó a Cynthia por la cintura.

Cynthia le miró, como aquí había mucha gente, y se sentía un poco vergonzosa e incómoda. Ella movió un poco su cuerpo para alejarse a su marido. Así la mano de Alain quedó vacía, pero él insistió e intentó a abrazarle de nuevo, pero al mismo tiempo Cynthia se agachó para levantar su hija y dio dos pasos hacia otro lado, ella dijo con sonrisa:

— Cristián, la abuela llega muy temprano, posiblemente no ha desayunado. Como todavía sirve el desayuno en el bar, es mejor que le acompañas a comer algo.

—Sí, tienes razón.

Cristián agarró al brazo de su abuela con cuidado.

—Abuela, vienes muy temprano, estoy seguro de que todavía no hayas desayunado. Vamos a tomar algo.

La abuela le miró a Cynthia, y luego volvió a mirar la niña que estaba en su brazo. Se rio, se alegró mucho, aunque los niños no eran de Cristián.

Estos tres chicos, Cristián, Mauricio, Alain. Alain era el mayor de todos, pero en realidad más o menos tenían la misma edad, solo era uno o dos años de diferencia.

Enseñando a Mauricio y Cristián dijo:

— ¡Mirad! Alain es más listo que vosotros. ¡Qué mujer más hermosa tenga! ¡Qué cara más bonita tenga la chica! Miráis a los niños, y miráis a vosotros. ¿Qué tenéis vosotros dos?

Cynthia,

—…

Ella se sentía vergonzosa por quien le elogió con la manera tan directa.

Mauricio se rascó la cabeza, y no entendía nada que con todo lo que pasó qué había que ver con él.

Cristián se tapó la cara y se sentía como si hubiera perdido la esperanza de la vida.

Claro que sí, era verdad que él no tenía la capacidad como la tenía Alain, pero por favor si le podía dejar un poco respeto y no le decía las cosas con esta manera.

Porque así le hizo mucho daño.

Obviamente que Alain era la persona más contenta en ese momento. Se notaba la alegría en la cara, se sentía muy orgulloso, y para él no había nada mejor que alguien le elogia a su mujer y sus hijos.

—Abuela, vamos.

Cristián le dijo:

—Si esperamos más, nos queda sin desayuno.

—Solo sabes comer, si no te cases te mato.

—Si me matas, nadie puede acompañarte cuando estás más mayor.

—No necesito que me haces compañía, yo iría a residencia de mayores.

Cynthia sonrió, ya supo que el carácter de Cristián a quien le parecía, posiblemente su abuela le heredó.

¡Qué alegría!

Era muy bueno para tener el carácter así, aunque el pelo de la abuela ya estaba casi todo blanco, parecía que tenía buen estado de ánimo, y tenía más energía que los jóvenes.

Cynthia tenía la niña en brazo, giró e iba a subir, pero notó que Chloe estaba al lado, y parecía que ella no estaba bien.

Ella dio la hija a Alain, dijo:

—Cuidas a los niños.

Cynthia gustaría hablar a solas con Chloe.

Alain cogió la niña y se acercó a Cynthia, dijo en voz bajita:

—Qué buena es mi mujer, me ha dado gemelos.

Cynthia levantó la cabeza, este hombre…

Alain volvió rápido a su sitio y parecía que no hubiera dicho nada antes. Tenía la hija en brazo y el hijo en mano, dijo:

—Vamos, peques.

—Me voy con vosotros.

Mauricio les siguió, como había que esperar un día más, y no había nada que hacer, entonces él tenía que buscar algo para divertirse.

—Justo que tenemos cuatro personas ahora.

— ¿Qué vais a hacer vosotros cuatro?

Preguntó Álex.

Mauricio respondió:

— Claro que para jugar al Mahjong

Alain echó un vistazo a Mauricio, dijo:

—Si quieres jugar, juegas fuera.

Él no querría que alguien dio mal ejemplo a sus hijos.

Mauricio sonrió:

—Solo es una broma.

—Tío Cristián, vamos a jugar a Dos tiradores certeros.

Álex soltó la mano de Alain, corriendo hacia Mauricio. Últimamente el pequeño encontró un juego, y estaba buscando el rival todo el tiempo.

Al oír el nombre del juego, le encendió el interés y dijo,

—Vale, perfecto.

Luego los subieron juntos.

Abajo, Cynthia caminó hacia Chloe y dijo:

— ¿Damos un paseo fuera?

Chloe asentó con la cabeza.

Hacía viento fuera, Cynthia se abrigó más y las dos caminaban por la calle.

Se podía escuchar el fuerte sonido de viento.

Cynthia no empezó la conversación, porque ella supo que era un tema íntimo de Chloe, ella no sabía cómo empezaba.

Después de pasar mucho tiempo, Chloe dijo:

—Cristián y yo no somos novios.

Ella confesó:

— Bebimos mucho ese día y justo que nos has visto. Como estoy muy vergonzosa, entonces a Cristián le sale la idea de la falsa relación.

Cynthia ya entendió todo. Ella sentía que algo estaba raro. Porque si ellos fueron novios, cuando vino la abuela, por lógico Cristián debería que presentárselo a su abuela.

—Cómo piensas tú, veo que Cristián …

— La mentira nunca se convierte en verdad, yo no soy su tipo.

Chloe demostró su actitud.

Cynthia no continuó la conversación. A veces le parecía que Cristián le gustaba a Chloe, pero este tipo de cosas, ella debería que respetar a Chloe.

Dimos un ejemplo era como solo los dueños sabían que si sus zapatos eran cómodas o no.

Siendo amigos o familiares solo podían preocuparse por ellos, pero no se podían intervenirles.

A eso se llamaba respeto.

Ella le abrazó del hombro de Chloe.

—Me da igual que decisión tomas, siempre estoy a tu lado y siempre te apoyo.

Chloe sonrió, le gustaba a Cynthia, porque ella tenía compasión, y siempre pensaba por los demás.

Sonó el móvil de Cynthia, ella sacó su móvil, y fijó la pantalla…

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