Alain no respondió nada, Cristián se puso nervioso, él quería salvar a Lourdes, pero tampoco quería que Cynthia se cambiara por ella, Flavio hizo todo eso, estaba empeñado en conseguir a Cynthia, si se la cambiaba, ¿podría volver?
Flavio tenía bombas encima.
Si fuera un desconocido quien hubiera sido atrapado por Flavio, Cynthia aún se lo pensaría, pero era la abuela de Cristián, la única pariente del amigo de Alain, ella no podía dejar que esa anciana fuera dañada por ella.
Flavio se rio y empezó a burlarse:
—Cynthia, te dije, solo yo te quiero, solo yo daré todo por ti, tú mírale a Alain, ¿está preocupado por ti?
—Voy yo y déjala ir a Lourdes.
Cynthia sin ninguna expresión en la cara, como si hubiera escuchado a Flavio.
Flavio vio que Cynthia estaba muy tranquila, se enfadó tanto que gritó:
—¿Aún no estás sobrio? ¿Él no tenía miedo de que nosotros dos muriéramos juntos e hiciéramos una pareja en el cielo?
—¡Loco!
Cristián estaba tan enojado que mordió sus dientes:
—Será posible que haga eso, con esas bombas encima claramente tenía pensado morir juntos.
Alain siguió callado, como si fuera un guepardo con paciencia, esperando la oportunidad de cazar a su presa.
Cynthia siguió hablando con él:
—Lo que quieres es a mí, y esa es nuestra disputa, debería ser solucionado entre nosotros dos, secuestrando a una anciana solo vas a ser más molesto para mí.
Flavio tenía los ojos rojos.
—¡¿Qué has dicho?!
Él no lo podía creer, sentía una gran decepción.
—¡¿Te molesto?! Jaja… ¿Te molesto?
De repente paró de reírse, demostró una cara horrible.
—Soy tan estúpido que te escuchaba todo a ti, tú estás con Alain ahora solo porque hicisteis el amor, ¿le quieres? No, no le quieres, estás con él solo porque tenéis a dos niños, me quieres a mí, a mí, si hubiera ignorado tus rechazos, habría hecho el amor contigo, ahora estarías a mi lado, resulta que había sido demasiado bueno contigo, que te dejé demasiado.
La palabra «loco» no era suficiente para describir a Flavio, él era horrible, hasta su lógica era muy rara que no era ni normal.
Cynthia apretó fuertemente las manos que tenía colgando al lado de su cuerpo.
—Ya estoy aquí, déjala ir a Lourdes.
Flavio bajó la cabeza, Lourdes era mayor, estaba temblando el cuerpo y no podía ni decir una palabra por el miedo.
Cristián estaba muy preocupado.
—Mierda, encima es un psiquiatra, cuando se vuelve un pervertido es mucho más horrible que otras personas.
—Flavio, ¡qué es lo que quieres!
Cynthia estaba un poco ansiosa, vio que Lourdes no estaba muy bien.
Era tan mayor que no podía soportar estos obstáculos.
—Déjame un coche.
Nadie quería morir, ni él tampoco, tenía bombas encima, pero era para salvarse a sí mismo, elegiría morir con el enemigo a menos que no pudiera escaparse.
Ahora tenía rehén, tenía una rehén que a ellos les importaba, tenía oportunidad de escaparse.
—Dale.
Dijo Cristián y luego miró a Alain, Alain no dijo nada como si hubiera aceptado.
Pronto el guardaespaldas se acercó a un coche, quería darle la llave para poder aprovechar en ese momento para salvar a Lourdes, pero Flavio no era tonto, gritó:
—No te acerques.
Dijo el guardaespaldas:
—Si no me acerco, ¿cómo te puedo dar la llave?
—Dáselo a Cynthia.
El guardaespaldas dudó un poco, Cynthia se acercó y cogió la llave.
—Súbete al coche y conduces tú, no pienses en escaparte, si no la mataría a esta vieja.
Flavio la amenazó.
Cynthia le miró, luego subió al coche y encendió el coche, Flavio se subió con Lourdes en el asiento de detrás, él estaba mirando a Cynthia.
—Hacia el sur.
Lourdes estaba en sus manos, Cynthia le tuvo que escuchar.
Flavio tenía los ojos abiertos al máximo.
—Sí, estoy loca, me has forzado a volverme loca.
Cynthia estaba muy tranquila, cuando casi llegaron a la pendiente, cogió el volante fuertemente.
—Los rencores entre tú y yo, los acabamos hoy.
Ella giró el volante.
—Espera.
Cynthia estaba esperando decir eso.
El sonido del neumático frotando el suelo era muy estridente, dejó una marca de freno en el suelo.
Flavio estaba sudando del susto.
—La dejo aquí y ya está.
Incluso sin Lourdes, seguía teniendo a Cynthia en sus manos.
Él abrió la puerta, para evitar que Cynthia tomara la oportunidad de huir, ató las manos de Cynthia con su cinturón, él empujó a Lourdes con sus pies hacia fuera, Cynthia se enfadó por su mala conducta, quería bajarse del coche y pateó la puerta, el cinturón se quedó atrapado en un hueco, Flavio se puso nervioso, gritó al instante:
—Vuelve rápido.
Cynthia no le hizo caso, Flavio estaba enojado por lo que hizo Cynthia, abrió la puerta y se bajó, le agarró el cuello a Cynthia.
—¿Quieres morir?
Cynthia vio a alguien acercándose por el rabillo del ojo.
Ella sacó una sonrisa, dijo:
—Si estoy muerta, tú tampoco vivirás.
Hacía mucho viento que tapó su voz.
Pero Flavio le escuchó y se rio agresivamente:
—No te voy a dejar morir, quiero que te quedes conmigo para siempre, incluso si realmente te mueres, tienes que ser mi fantasma…
¡Boom!
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Los comentarios de los lectores sobre la novela: ¡Vuelve conmigo,mi cariño!