¡Vuelve conmigo,mi cariño! romance Capítulo 287

Si no, se podía arruinó toda la vida por un impulso.

Esta mujer le saboteó por su alto perfil. Pensando que era una cosa grandiosa por llevar ropa de ciento y picos euros.

Y ahora se le jodió la vida totalmente.

Alain insistió en la decisión que había tomado antes.

La mujer se moría de pánico, no podía imaginar cómo sería su vida sin tener la mano.

«No, no, no…No podía perder mi mano. Pero toda esta gente parecía tan horrible».

A lo mejor por el miedo, le generó una fuerza increíble adentro. Ella se escapó de las manos de los guardaespaldas, era tan rápido hasta que los guardaespaldas habían dado cuenta.

La mujer se tiró a Cynthia.

Alain pensaba que ella quiso hacer daño a Cynthia. Entonces saltó y dio una patada a la mujer. Ella chocó con un árbol. Por el choque, el árbol sacudía mucho.

Alain se fastidió y vituperó a sus guardaespaldas:

—¡Qué inútiles sois! ¿No podéis ni siquiera engarrafar una mujer?

A la mujer le dio tos intensamente, y dijo con dificultad:

—No me atrevo hacer daño a ella, ni siquiera tengo la idea.

Ella miró a Cynthia suplicando:

—Somos mujeres. ¿Me podrías echar una mano?

Cynthia tenía un rostro sombrío. Ella no era una persona despiadada, sino que esa mujer pisó a su límite.

Siendo madre, se culpó por no había protegido bien a sus hijos, y a las personas que hicieron daños a sus hijos, ella no podía dejarlo atrás fácilmente.

Ella no era una santa, sino una persona normal. Era una madre, como cualquier madre del mundo.

—Mi hija solo tenía cinco años. Desde que nació, nunca le había pegado, ni siquiera le había regañado. ¿Cómo te atreves hacerle daño?

Cynthia dijo furiosamente.

—Aunque tu error no era tan grave para cortar a tu mano, debería haber alguien que te pudiera dar una lección.

La mujer se quedó quieta. Esas palabras la dejaron muda.

Cynthia tenía Alessia en brazo, ella no quería que la niña viera este violente escena, y dijo a la ligera:

—Me subo al coche.

Alain asintió.

—Espera.

Al dar un paso, la niña que estaba en su brazo miró a su mamá, dijo:

—Mamá, me enseñas que deberíamos ser tolerancia con los demás, ¿sí?

Cynthia asintió ligeramente. Que sí, era verdad que se le había dicho eso.

Todo el mundo no debería ser como un perro con un hueso, tenía que ser indulgente con los demás.

Pero en ese instante, ella no podía cumplir su palabra. Ella era una madre. Al ver que a su hija alguien le dio una bofetada en la cara, no podía estar en calma. Era comprensible que había llenado de culpa y remordimiento, y el enojo le había controlado.

Alessia miró a la mujer que estaba sentada en suelo, dijo:

—¿Ya te reconoces tu error?

La tolerancia de la niña la eclipsó, ella se burló de sí misma, dijo:

—Me ha equivocado, ahora veo como realmente es la gente de mi alrededor.

Ella siempre había vivido en los halagos que le tejió por su marido. Esta vez con todo lo que pasó, a su marido le reveló su verdadero rostro. Cuando enfrentar a la gente rica y poderosa, se convirtió a un cobarde. Se marchó inmediatamente, la dejó sola aquí, y encima se sentía avergonzado de ella.

Alessia suspiró, se sentía pena por esa mujer.

—Mamá, Papá, lo dejamos así. Ya no me duele la cara.

Alain abrazó a su hija. Su cara estaba roja, y todavía se veía la huella dactilar claramente. Él quería acariciar la cara de su hija, pero tenía miedo de que si le pudiera hacer daño de nuevo. Al final, la acarició a su frente. Y se sintió que su hija tenía un corazón de oro.

Pero no solo los ángeles vivían en este mundo

—¿Estás segura?

Le preguntó a su hija con voz suave.

La niña asintió.

—Sí, mamá también dice que es más importante perdonar que pelear. Hay que aprender a perdonar para ser feliz.

—¿Qué más te ha enseñado tu mamá?

Preguntó Alain frunciendo el ceño.

—Si yo no lastimo a nadie, nadie me lastimará, y si me lastima, le lastimará el doble.

Álex le interrumpió.

—Mamá solo te ha dicho eso a ti, pero a mí no.

Cynthia educaba a los niños de diferentes maneras. A la niña, la colmaba con mucho amor para que cuando fuera mayor, podría ser una mujer noble y sabio.

Y a su hijo, le enseñó que tenía que ser un hombre decidido. Debería que comportarse con coraje y valor para que pudiera afrontar las dificultades que se presentaba la vida. Siendo un hombre de verdad, sabía a ganar confianza, respetarse para así no conformarse con migas.

Por eso las formas de conversar con ellos eran totalmente diferentes.

—¿Qué significa ojo por ojo?

—Significa si me pegas, tengo que responder, tengo que pegarte también.

—Pero entonces, ¿por qué cuando te pego, nunca me pegas?

Álex quería poner ojos de pez, dudaba mucho que si su hermanita fuera un tonto.

—Eres mi hermana, claro que no te voy a pegar, aunque me pegas. Mamá dice que somos hermanos, en nuestras venas, corre la misma sangre. En cualquier momento, no te puedo pegar, porque eres mi hermanita pequeña de toda la vida.

—Alessia se quedó pensando por un rato, y parecía que ya hubiera entendido algo, dijo:

—Entonces si alguien me da una bofetada, le tengo que dar una también. Así quedamos en paz, ¿no?

—Mmm, debería dar dos bofetadas. Porque esta persona pega primero, se merecería un castigo, y así le daría una lección para que pudiera recordar bien.

—Vale, entiendo, entonces dos bofetadas.

Alessia miró a Alain:

—Le dejas tío Cristián dárselo dos bofetadas, así entre yo y ella quedamos en paz. Es que termina demasiado mal si le cortara la mano, no quiero que ella no pudiera comer con palillos.

Alain quedó mirando a su hija. Ella era tan inocente y pura, y sus ojos estaban tan límpidos. Él no quiso ni podía rechazarla.

Después de un buen rato en silencio, Alessia pensaba que su padre todavía no cambió la decisión, ella le abrazó a su cuello dijo:

—Papá, la perdonamos.

Al final, Alain cambió la idea. No era que no estuviera enojado, sino que no quisiera decepcionar a su hija.

Pero él no dejó Cristián hacerlo, sino que mandó a sus dos guardaespaldas. Cristián nunca había realizado entrenamiento de combate. Por supuesto, tenía menos fuerzas que los guardaespaldas.

—Vámonos.

Dijo Alain con su hija en brazo, y Cynthia se tomó de la mano de su hijo. Cristián caminó por delante de todos.

Los dos guardaespaldas, uno la sujetó, y el otro le dio las bofetadas.

Plaf, después de dar unos pasos, oyeron el sonido de dar la cachetada.

Al oírlo, se notaba que era una bofetada con bastante fuerza.

Alessia iba a mirarlo, pero Alain metió su cabeza en su brazo para que no viera.

La niña levantó la cabeza de nuevo con los ojos bien abiertos, dijo:

—Papá.

—¿Mmm?

—¿Estás tan enfadado es porque alguien me ha pegado?

—¿Por qué me preguntas así?

—Porque sí estás enfadado, eso significa que te importo mucho. Estoy contenta que te importe.

En este momento parecía que la niña ya hubiera olvidado del miedo que le trajo por la cachetada.

Alessia parpadeó, repitió:

—Estoy muy contenta.

Toda la familia le quería mucho, se sentía muy feliz.

Por eso este daño no era nada para ella, no se sentía que como si hubiera caído los cielos.

Porque a las personas a quién las quería, le querían al mismo tiempo.

—Tonta, eres hija mía. Si no te quiero, ¿a quién le voy a querer?

Se rio, y cuando se sonrió, se parecía mucho a Cynthia, como si las dos hubieran salido del mismo molde.

Alain le gustaba mucho la sonrisa de su hija, pero cuando vio las huellas que le dio la mujer, su sonrisa desapareció gradualmente.

Se sentó en coche con su hija en brazo, no quiso mirar a nadie, ni hablar con nadie. La única cosa que hacía era abrazar a su hija.

Álex dio una piña a Alessia:

—Alessia, ¿quieres comer eso?

—No quiero.

Álex se quedó de piedra por un rato, y no podía creer que este comilón no quería comer nada.

¡Qué raro! ¡Qué raro!

Alessia estaba muy quieta, parecía que hubiera percibido el sentimiento de su padre, entonces solo quería acompañarle.

Cynthia sabía que, Alain todavía estaba enojado por lo que ocurrió, ella se culpó así mima también.

El coche condujo en autopista.

De repente, soñó el móvil de Cynthia.

Ella sacó su móvil.

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