¡Vuelve conmigo,mi cariño! romance Capítulo 290

Cynthia no podía creer lo que había oído, parecía oír lo más absurdo del mundo, sintió un frío congelante que le adormiló todo el cuerpo.

Isabel rápidamente tomó su mano.

—Cynthia...

Cynthia se libró de ella abruptamente, se puso de pie y retrocedió unos pasos, dijo con los labios temblorosos:

—¿Olvidaste que cuando ella te obligó a divorciarte, él te envió al extranjero estando embarazada y te ignoró por completo? ¡No le importó nada tu vida! Ahora me vas a decir que, ¿quieres volver a casarte con él?

—Se comportó mal antes, pero durante tu ausencia, a menudo venía a verme y lamentaba de lo que sucedió...

—¡¿Y tú le creíste?!

Cynthia la interrumpió bruscamente. Se rascó el pelo de la angustia. ¿Cómo pudo pasar esto?

—Mamá, ¿cómo puedes confiar en sus palabras? Ya sabes, te abandonó a ti y abandonó a Samara. Es una persona despiadada. ¿Cómo puedes todavía creer en sus palabras?

Isabel permaneció impasible, bajó la cabeza.

—Ya lo he decidido.

Cynthia se apoyó contra la pared y miró a Isabel.

—Así que hoy, ¿solo me estabas informando?

—Así es.

Isabel apretó los puños, y una expresión fría pasó por sus ojos, se sintió culpable por su hija.

—Lo siento, te hice sufrir conmigo...

—¡Sabes que esto no me importa! ¡Solo me preocupa que Ismael te hiciera daño de nuevo!

Cynthia no esperaba que Isabel le dijera tal cosa.

—Lo sé.

Isabel se acercó, tratando de coger su mano, pero fue arrojada de nuevo.

Cynthia volvió la cabeza, no quiso mirarla.

Isabel curvó sus dedos y su mano se retrajo lentamente.

—Ya lo he decidido.

No podía cambiar nada, aunque Cynthia no estaba de acuerdo, no tenía otra opción que aceptar.

—Me mudaré hoy.

—¿Tanta prisa tienes?

Cynthia no podía imaginarse cómo podía perdonar tan fácilmente un daño como ese.

—¿Te has olvidado de Bruno?

Cynthia no quiso mencionarlo, pero, ante la insistencia de Isabel, quiso hacerle entrar en razón.

El corazón de Isabel se estremeció violentamente al escuchar el nombre, no lo olvidó y no lo olvidará. Precisamente quiso volver a casarse con Ismael porque no lo pudo olvidar.

Sus manos se cerraron con fuerza. La muerte de su hijo era un dolor eterno en su corazón. En cuanto a Cynthia, ella se sentía culpable con su hija.

—Ya obtuvimos nuestro certificado de matrimonio.

Continuó Isabel.

Cynthia se frotó la cara y sonrió decepcionada:

—¿Está todo decidido?

Respiró hondo:

—Como tu hija, no tengo derecho a acusarte de nada, pero hemos dependido la una de la otra durante tantos años, ¿no deberías preguntar mi opinión?

—Lo siento.

Aparte de estas palabras, Isabel no sabía qué más podía decirle.

—No tienes que pedirme perdón. Esto es asunto tuyo. No tengo derecho a controlarte. Haz lo que quieras.

Cynthia agitó la mano. No podía quedarse aquí por más tiempo. Tenía miedo de perder el control emocional o decirle cosas hirientes a Isabel.

—Cynthia...

—No me hables.

Cynthia salió de la habitación.

No podía aceptar la decisión de Isabel, pero la actitud de Isabel le hizo saber que no podía cambiar nada.

Había un vaso de agua en la mesa, ella lo bebió entero. Parecía que llevaba mucho tiempo allí, ya estaba frío.

Estremeció del frío y su corazón también se heló.

No podía entender la decisión de Isabel.

Sabiendo que Ismael no era alguien bueno, ¿por qué quería estar con él otra vez?

—¿Por qué?

Cynthia se sostuvo en la mesa con ambas manos.

No sabía cuándo apareció una mano ancha sobre su hombro, lentamente levantó la cabeza.

—¿Qué pasa?

Alain le secó las lágrimas.

No sabía por qué, con este gesto, lloró con más fiereza.

Sus lagrimas se caían de gota en gota.

Ella se sumergió a sus brazos, sus hombros temblaban.

Alain le acarició la espalda, consolándola en silencio. No podía sacar nada de información estando ella así de triste.

Isabel abrió la puerta y vio a las dos personas del salón, bajó la mirada y dijo:

—Por favor, cuida de ella.

Después de decir eso, cogió su bolso y salió.

—¿A dónde vas?

Preguntó Alain.

Ya era muy tarde.

Antes de que Isabel respondiera, Cynthia gritó:

—¡Déjala ir!

Los ojos de Isabel también estaban rojos, como si ya hubiera llorado. Había decidido que no se arrepentiría y mucho menos se retiraría.

—Ha sufrido mucho conmigo, pasó por muchas dificultades cuando era niña. Si es posible, quiero pedirte que la cuides en el futuro.

—¡No lo necesito!

Gritó Cynthia con lágrimas en los ojos.

—¡Si de verdad tienes en cuenta las dificultades que hemos pasado, no te volverás a casar con Ismael! Pero quieres reconciliar la relación con él. ¿Entonces por qué vas a preocuparte de mí? Preocúpate de tu propia felicidad y ya está.

Cynthia estaba muy emocionada, no paraba de temblar.

Alain la abrazó con fuerza.

—Cálmate.

—¿Cómo me puedo calmar? A Ismael solo le importa los intereses. ¿A quién ha amado? Ahora vino a adular a mi madre porque me vio casarte contigo, quería establecer esta relación por interés. Pero ella no lo entiende, se piensa que Ismael cambió. ¿Eso será posible?

Isabel al ver a la emocionada Cynthia, suspiró y salió de la casa sin dar explicaciones.

La puerta se cerró y Cynthia lloró aún más fuerte:

—¿Por qué no ve la realidad?

Alain no pensaba así, Isabel debería tener su motivo de hacerlo.

Cynthia estaba tan afectada que no le escucharía, aunque le dijera las cosas.

Solo pudo abrazarla y darle consuelo.

—Tenía diez años, eran tan pequeña. Él obligó a mi madre a divorciarse de él, para complacer a su amante, nos envió a mi madre y a mí al extranjero, no le hemos importado nada. Pero ella va a volver a casarse con Ismael por las dulces palabras que le dijo. ¿Ha olvidado de todas las dificultades que sufrió? ¿Se olvidó de su crueldad y del daño que Ismael le hizo?

—Tal vez ella tiene sus pensamientos, o algo que no pueda decirlo...

—¿Cómo puede Ismael amenazarla? Aunque fuera así, ella me lo podría decir.

—Estás muy emocionada.

Alain le secó las lágrimas de su rostro

—Cálmate primero.

Después de decirle eso, la cogió en los brazos, la subió a la habitación y la dejó sentada en la cama. Fue al baño para dejar una bañera de agua caliente. Pronto, el baño se envolvió en una niebla blanca. Salió y dijo:

—Ve a darte un baño, relájate. Después, iremos con ella nuevamente y hablaremos de eso. Estás muy emocionada, puede que dijeras algo sin control y la podrías llegar a herir.

Cynthia levantó la cabeza sin comprender, seguía teniendo marcas de lágrimas en el rostro.

—¿Dije algo no debido?

—No.

Acarició su cabello revuelto y lo puso detrás de su oreja.

—Sé obediente, ve a darte un baño y cálmate, después vete a dormir. Si crees que no debería volver a casarse con Ismael, hablemos con ella de nuevo...

—Aprovechó mi ausencia para conseguir el certificado de matrimonio con Ismael.

Los ojos de Cynthia se volvieron nuevamente llorosos.

—Créeme, si no fue por voluntad propia de tu madre, tengo una forma de invalidar el certificado de matrimonio

Dijo en voz tenue.

Las pestañas de Cynthia todavía estaban húmedas por las lágrimas, parpadeó y puso sus brazos alrededor de su cuello para mirarlo.

—¿En serio?

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