La puerta de la entrada empezó a sonar, seguida por las voces de la criada y Lourdes. Las dos estaban hablando de algo, se notaba que Lourdes estaba de buen humor porque había alegría en su tono.
No quería que Lourdes supiera lo que había pasado entre Cristián y ella, después de todo, era mayor, podría darle un ataque sabiéndolo.
No lo hacía por Cristián, simplemente porque Lourdes había sido maja con ella.
Cuando abrió la puerta, la criada estaba colgando la chaqueta de la anciana.
—Estás en casa.
Lourdes se sorprendió al ver a Chloe, luego sonrió.
—Vamos, siéntate, tengo algo bueno que contarte.
Chloe se sentó obediente en el sofá. Lourdes le tomó la mano con alegría.
—¿Qué cosa buena te ha puesto tan contenta?
Chloe era buena escondiendo sus emociones, Lourdes no notó nada.
Aunque no hacía mucho convivía con Lourdes, su amabilidad había conseguido conmoverla.
Independientemente de cómo iba a terminar con Cristián, no quería lastimar a Lourdes.
—Hoy conocí a un vidente, dijo que tengo cara de tener buena suerte, que algo bueno me va a pasar.
Lourdes creía bastante en eso. De hecho, la mayoría de las personas mayores creían en eso.
Después de todo, la gente de las generaciones anteriores era más supersticiosa.
Chloe no sabía qué expresión poner.
—¿Le has creído?
Lourdes abrió los ojos.
—Es que no le conté que tengo un nieto, pero me dijo que mi nieto se ha casado y que el año que viene definitivamente tendré un bisnieto, ¿cómo no iba a creerlo?
La criada intervino:
—Lourdes estaba tan feliz que le dio bastante propina.
La sonrisa en el rostro de Chloe lentamente desapareció.
Lourdes tomó la mano de Chloe con fuerza y se inclinó.
—Chloe, depende de ti que tenga un bisnieto o no.
Mientras lo decía, miró el vientre de Chloe.
—Quizá mi bisnieto ya está allí.
Chloe no podía reír ni podía decir nada para hacer contenta a la anciana.
Cuando Cristián regresara, terminaría esa relación a buenas. Para agradecer a Lourdes por su amabilidad, se puso de pie.
—Me encargo de la cena esta noche.
Quería prepararle comida a Lourdes personalmente.
—No, no, tú descansa.
Lourdes la detuvo, no le iba a permitir trabajar en casa.
—Es casi Año Nuevo, ¿dónde está Cristián? ¿Aún no ha terminado con las cosas del bufete?
Chloe dijo a la ligera:
—Probablemente.
—Se está buscando una paliza. No tiene en mente el concepto de tiempo y de familia. Cuando vuelva, le daré una buena lección.
En verdad Lourdes estaba pensando que, si no volvía, ¿cuándo podría abrazar a su bisnieto?
Eso de tener un bebé no lo podía hacer Chloe sola.
El cielo se oscureció poco a poco. Cristián no regresó ni en la noche.
Chloe ignoró la disuasión de Lourdes para prepararle una comida.
No era buena cocinando, pero lo que más contaba era su detalle.
Bajo la guía de la criada, cocinó algunos platos que le gustaban a Lourdes.
Había costillas de cerdo guisadas con rábano blanco, algo bueno para el invierno, también había tofu crujiente, gambas salteadas con ajo y ñame hervido, todo era liviano.
Después de servirlo a la mesa, Chloe se lavó las manos y avisó a Lourdes de que la comida estaba lista.
Lourdes todavía estaba contenta por lo que sucedió por la mañana, eso de tener un bisnieto pronto podía alegrar a cualquier anciana.
Así que no se dio cuenta de que le pasaba algo a Chloe.
Solo se alegraba de tenerla, porque era una chica genial, ahora encima le cocinaba.
La conclusión que tenía era que Cristián se había casado con la adecuada.
—Es tarde, que tengas buenas noches.
Realmente se sentía más agradable después de un baño en los pies. Lourdes asintió.
—Buenas noches. Cristián aún no ha vuelto, llámalo para recordarle que vuelva pronto.
La mano que Chloe ponía la colcha a Lourdes se detuvo por un instante, pero luego asintió.
—Lo haré. Duerme tranquila.
Lourdes cerró los ojos contenta. Chloe se llevó el cubo de agua para arrojarlo en el baño, guardó la toalla y salió. Lourdes tenía tanto sueño que ya estaba dormida en ese momento. Chloe salió con ligereza y cerró la puerta.
En ese momento, la criada también estaba descansando, todo el salón estaba vacío y en silencio.
Parecía poder oír su propia respiración.
Regresó a la habitación. La maleta todavía estaba al lado de la cama. En lugar de bañarse y acostarse, se acercó a la ventana para abrir la cortina con cuidado, la noche se estaba volviendo más oscura, pero no tenía nada de sueño.
Miró el cielo oscuro sin ninguna estrella, era igual que su estado de ánimo actual, hundido en el fondo del lago, sin ninguna luz.
Finalmente pagó por su estupidez.
Pensó que podía intentarlo con Cristián.
Pensó que tal vez se enamoraría de ella.
Pensó que lo amaba.
Los hechos habían demostrado que solo lo último era cierto.
Sentía algo por él, pero lo que él le dio fue un golpe fuerte que la dejó acabada. Ahora solo podía esconderse en la noche oscura para pasar las tristezas a solas.
«Y él, ¿estará hablando toda la noche con la mujer que ama?
O no, me temo que más bien se están alegrando de poder reconciliarse. Ahora seguramente están compartiendo el amor que sienten mutuamente».
Chloe se quedó en la ventana toda la noche. Cristián regresó cuando amaneció.
Abrió la puerta. Como tampoco durmió en toda la noche, no tenía buena cara. Cuando vio a Chloe parada frente a la ventana, solo quería preguntarle cómo se levantó tan temprano, pero al ver la maleta junto a la cama, empezó a sentir un miedo.
—Chloe.
Su voz era un poco baja y un poco asustada.
—¿Qué haces con la maleta?
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