¡Vuelve conmigo,mi cariño! romance Capítulo 304

La criada se había levantado, pero siendo una criada no podía intervenir en la disputa que estaban teniendo.

Al escuchar el timbre de la puerta, se acercó para abrir la puerta mientras murmuraba:

—¿Quién ha venido tan temprano de la mañana?

La criada abrió la puerta y Elisa estaba de pie en el umbral.

La criada no conocía a Elisa, así que le preguntó:

—¿A quién busca?

—Busco a Cristián.

Elisa sonrió.

La criada se volvió para mirar a Cristián.

—Una señorita ha venido por ti.

Lourdes reaccionó rápidamente, soltó la mano de Chloe y se acercó. Al ver a Elisa, su rostro se puso descontento de inmediato, y dijo con severidad:

—¿Qué estás haciendo aquí?

En ese momento, Elisa vio a Cristián y Chloe parados en la puerta, a sus espaldas estaba la maleta medio visible, entonces pensó para sí misma, «¿Chloe se va?».

Ella sonrió, como si no viera el rostro descontento de Lourdes.

—Abuela, vine a ver a Cristián.

—¡¿Quién es tu abuela?!

Lourdes no era nada cortés con Elisa. En el pasado, cuando Cristián estaba saliendo con ella en el período que aún no había logrado éxito, no vivían en una casa lujosa como esta. Por eso, mostró disgusto en su primera visita a su casa.

Luego abandonó a Cristián, dejándolo abatido por un buen tiempo. A Lourdes no le agradaba nada, sentía que era una mujer a la que le disgustaban los pobres y amaba a los ricos. Sospechaba la razón de su ruptura en aquel entonces.

Elisa vino aquí para echar leña al fuego. Sólo cuando Chloe se fuera podría mudarse aquí. Así que deliberadamente hizo su voz más fuerte.

—Estoy aquí para devolverle una cosa a Cristián. Anoche se le olvidó el reloj.

Con eso, sacó el reloj.

Lourdes lo miró y, efectivamente, era de Cristián.

—¿Qué dijiste? ¿A Cristián se le olvidó en tu casa?

Lourdes estaba impactada, no podía creerlo.

—¿Estaba contigo anoche?

—Sí...

Ella miró a Chloe.

—No nos malinterpretes, aunque estábamos juntos, no pasó nada.

Chloe se giró para no encontrarla en su vista, luego dijo a la ligera:

—No os malinterpretado, no es necesario que la señorita Elisa venga a dar explicación.

Cristián se acercó y dijo con voz profunda:

—¿Quién te ha dejado venir? ¿No quedamos en que no vas a molestarme más en el futuro...?

—Estoy aquí para traerte el reloj.

Elisa lo interrumpió apresuradamente.

Cuando ayer estaban discutiendo, deliberadamente se lo quitó de la muñeca. Él estaba enojado en ese momento, por lo que no se dio cuenta de que su reloj se había caído.

Cristián lo tomó.

—Vete.

Elisa lo miró.

—¿De verdad no necesitas que se lo explique?

—No.

Cristián estaba enojado. Si no fuera por ella, Chloe tampoco lo malinterpretaría. Su aparición ahora solo dejaría que Chloe malinterpretara más las cosas.

Solo confundiría más el asunto explicando.

Elisa miró a Chloe, se burló en su interior y pensó, «A ver si te largas con esto».

—Si necesitas que lo explique, puedes buscarme...

—¡Vete, no vengas más a nuestra casa!

Lourdes estaba ansiosa. Odiaba a esta mujer, si no fuera por ella, Cristián y Chloe tampoco estarían discutiendo.

«Espera, ¿Cristián estuvo con ella anoche?».

Su corazón tembló por un momento, «No es de extrañar que Chloe estuviera tan enojada. Si estoy en su lugar también estaría enojada»

Lourdes le arrebató el reloj a Cristián y lo tiró hacia fuera.

—¡Para qué recuperar algo que ya has tirado!

Lourdes miró a Elisa.

—Fuiste tú quien abandonó a Cristián en ese entonces, ¿qué haces molestándolo ahora? ¿No tienes vergüenza?

—Abuela, yo...

—Yo no soy tu abuela, vete.

Lourdes tembló de ira.

Elisa miró a Cristián, luego a Chloe, curvó sus labios sin dejar rastro, pero aparentemente se mostró como si también estuviera sufriendo.

—Entonces os dejo, espero que estéis bien, no quiero que tengáis discusiones por mi culpa.

Dicho eso, se fue.

Chloe sacó la maleta y se acercó.

—Abuela, cuídate.

—Chloe.

Lourdes tiró de ella, era incapaz de decir nada para retenerla, solo miró a Cristián con decepción.

—Chloe, de verdad que no tengo nada con ella, créeme...

Cristián la agarró.

—Lo siento, todo es culpa mía. No consideré tus sentimientos. No te vayas, ¿vale?

Chloe le devolvió la mirada.

—No es culpa tuya. Desde un principio ha sido culpa mía. No debería haber aceptado eso de intentarlo contigo. Pero no deberías haberme ocultado que amas a otra. Bueno, también he sido estúpida por haber accedido a tu propuesta tan fácilmente. Digamos que es una lección por la que tengo que pasar sí o sí.

—Chloe.

Lourdes estaba ansiosa, sabía que era imposible que volviera si se iba, por eso no podía dejar que Chloe se fuera.

Lourdes balanceó su cuerpo, puso los ojos en blanco y entró en coma.

—Abuela.

Afortunadamente, Cristián estuvo lo suficientemente cerca para atrapar a la anciana.

—¿Qué pasó?

Chloe también se sorprendió, se preguntaba por qué se desmayó de repente.

Cristián directamente fue a apretarle el surco subnasal como reacción de auxilio. Lourdes frunció el ceño de dolor, solo fingía desmayarse, tratando de retener a Chloe, no esperaba que Cristián le apretara con tanta fuerza.

Fingiendo estar débil abrió los ojos.

—Cristián, me… ¿me voy a morir?

Al ver que Lourdes se despertaba, Cristián estaba emocionado.

—No, no, vivirás una larga vida.

—Me voy a morir de ira por tu culpa, ¿cómo viviré una larga vida?

Lourdes tomó la mano de Chloe.

—Chloe, si te vas, me temo que no podré sobrevivir.

—Abuela, no digas tonterías…

De repente Lourdes le pellizcó el muslo a Cristián, «¿Por qué no se entera de la situación?».

Las palabras de Cristián se le quedaban en la garganta, mirando el rostro rubicundo de Lourdes, no parecía que estuviera enferma, se preguntó si solo fingía estar mareada para retener a Chloe.

Chloe miró a Cristián.

—Será mejor que la lleves al hospital. La abuela está mayor, necesita que le hagan un chequeo con este desmayo repentino.

—No quiero ir al médico.

Lourdes no podía ir al médico, así que tomó la mano de Chloe.

—Me pondré bien si te quedas conmigo.

Chloe frunció los labios, no se dejaba convencer.

—Cristián te hará compañía.

Apartó la mano de Lourdes.

—Chloe.

Cristián la agarró de la muñeca.

—¿De verdad vas a ser tan cruel?

—Si no terminamos este lío de una vez solo vamos a alargar el problema. Cristián, deberías saberlo mejor que yo. No soy como tú que puedes tomarte estas cosas a la ligera.

Chloe sacó la maleta y caminó hacia la puerta.

Lourdes golpeó a Cristián fuertemente, quería que buscara la manera de retener a Chloe.

Chloe estaba decidida en irse, no era posible convencerla con simples palabras.

De repente, Cristián tomó la cabeza de Lourdes.

—Abuela, ¿te has desmayado otra vez? No, no, despierta.

Lourdes no reaccionó por un momento, se quedó inmóvil allí. Cristián agachó la cabeza y le guiñó un ojo para que siguiera fingiendo estar inconsciente.

Al escuchar que Lourdes volvió a desmayarse, Chloe se detuvo. Estaba por darse la vuelta, pero notó algo extraño. Si Lourdes realmente se encontraba mal, Cristián la enviaría al hospital.

—Cristián, ¿te divierte hacer una broma tan infantil?

Su tono era extremadamente indiferente.

—¿Por qué la abuela se ha desmayado?

Cristián dijo con rigidez.

En mente, «¿Me ha descubierto?».

—Si se ha desmayado, ¿no deberías enviarla al hospital?

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