¡Vuelve conmigo,mi cariño! romance Capítulo 306

—No se preocupe. Se recuperará poco a poco con el tratamiento, pero dado que la anciana tiene su edad, la recuperación puede ser más lenta y es imposible que se recupere al nivel original, es inevitable que deje algunas secuelas.

Dijo el doctor.

Cristián entendió y empujó a Lourdes a la sala de paciente.

El médico chequeó el estado de Lourdes. Las máquinas para probar las funciones del cuerpo eran de categoría. El médico explicó algunas precauciones:

—Ahora tiene que quedar en la sala de momento, según ustedes pueden elegir entre una sala normal o una sala VIP. Tienen que pasarse por el departamento de hospitalización para tramitarlo.

—Por supuesto que la sala VIP.

Cristián apenas lo pensó.

Había ganado dinero solo para que Lourdes viviera en mejores condiciones.

—Ya puede ir a tramitar el procedimiento de hospitalización.

Después de que el médico terminó de hablar, se fue con el resto del personal.

Chloe puso el abrigo de Lourdes en el respaldo de la silla.

—Yo iré a hacerlo, quédate con Lourdes.

Cristián no dijo nada.

Chloe sabía que tenían una buena relación, pensó que le gustaría estar solo en este momento. Salió silenciosamente de la sala para ir a tramitar la hospitalización.

En realidad, Cristián la escuchó, pero deliberadamente no dijo nada. Ahora su mente estaba hecha un caos. Ambos necesitaban calmarse y pensar con claridad antes de hablar.

Ya era una hora después cuando Chloe completó el procedimiento de hospitalización. Había tanta gente en los grandes hospitales que tenían que hacer cola para todo, por eso se perdió mucho tiempo.

Con la ayuda del personal médico, Lourdes fue trasladada a la sala VIP. Una vez arreglada Lourdes, sonó el celular en el bolsillo de Cristián, sacó su celular para ver que era una llamada de Mauricio.

Presionó el botón de respuesta.

—Mauricio.

—¿Estás libre? Reunámonos por la noche. Ya llamé a Alain.

Mauricio dijo.

Cristián vaciló, no podía ir con Lourdes en estas condiciones.

Mauricio no sabía que Lourdes estaba enferma, ​​mucho menos que su amigo había tenido una pelea con Chloe, por eso bromeó:

—¿Qué pasa? ¿Ahora que tienes a una esposa vas a dejar de lado a tus amigos?

Sin esperar a que Cristián hablara, dijo con seriedad:

—El asunto de Flavio se ha zanjado, ¿no querías darle una lección? Ahora puedes hacerlo como te apetezca.

—¿En dónde?

Preguntó Cristián.

—En donde siempre.

Tenían un lugar al que iban a menudo, Cristián volvió a preguntar:

—¿A qué hora?

—A las 7:00.

—Vale, llegaré puntual.

Después de hablar, colgó el teléfono y vio a Chloe secándole la cara y las manos de Lourdes.

Su expresión era tensa.

—Chloe...

Chloe no miró hacia arriba.

—No tiene nada que ver contigo que la esté cuidando. La gente es así. Cuando hemos recibido cariño, nos gusta devolverlo de la misma forma.

Cristián frunció los labios.

—¿Puedo pedirte que me hagas un favor?

Chloe no habló, temiendo que pidiera algo sobre su relación.

—Mauricio me ha buscado, quiero pedirte que cuides de mi abuela.

Cristián dijo, temiendo que Chloe lo rechazara explicó:

—El asunto de Flavio ha sido resuelto, así que hemos quedado los tres para hablar sobre este asunto.

Chloe pensó por un momento.

—Vale.

También estaría preocupada si buscara a un extraño para que se hiciera cargo de Lourdes.

Cristián se acercó para mirarla, quiso decir algo, pero vaciló.

Al final suspiró antes de irse.

El bufete estaba cerrado por las fiestas de Año Nuevo. Las calles estaban llenas de gente, toda la Ciudad B estaba repleta de una sensación a fiestas de fin de año.

Cristián llevaba casi un día entero en el hospital sin comer, pero seguía sin apetito. Fue el primero que llegó, pidió una botella de vino para empezar a beber. El segundo que llegó fue Mauricio. Al ver a Cristián bebiendo solo, cerró la puerta de la habitación privada y bromeó:

—Ey, ¿qué le pasa al recién casado? ¿Por qué estás bebiendo solo?

Cristián no dijo nada.

Cristián le refutaría si estuviera como habitualmente. Mauricio se sentó a su lado con una actitud más seria.

—¿Estás ahogando penas con el alcohol?

Cristián tomó un sorbo de vino.

—Elisa ha vuelto.

Los ojos de Mauricio se crisparon, «¿Tan pronto se ha enterado?».

Fingió no saberlo.

—¿Qué piensas hacer? Chloe es una buena chica, no la lastimes.

Cristián lo miró y finalmente tomó otro sorbo de vino.

—Ha cambiado.

—Tonterías, ¿acaso tú no has cambiado? En aquel entonces eras un adolescente, mírate cuántos años tienes ahora, incluso tienes arrugas en las esquinas de tus ojos.

Mauricio le tocó las bolsas de los ojos con los dedos.

Cristián no durmió durante un día entero, tenía mala cara con ojeras.

Cristián lo fulminó con la mirada.

—No me toques.

Mauricio se sirvió una copa de vino y dijo tranquilamente:

—No eres ningún príncipe, ¿crees que me muero por tocarte?

—Chloe se va a divorciar de mí.

Cristián dejó escapar un profundo suspiro.

—Mi abuela tuvo una congestión cerebral por la mañana y todavía está en el hospital.

Mauricio se puso serio y dijo preocupado:

—¿Lourdes está bien?

—Ahora está bien.

—Eso es bueno... ¿Chloe descubrió la existencia de Elisa?

Mauricio pensó por un momento y preguntó.

—Sí, hubo algún malentendido, ahora está muy decidida en dejarme.

Cristián se sintió triste al pensar en la actitud de Chloe.

—¿Qué opinas?

Mauricio preguntó.

Cristián lo miró con los ojos entrecerrados.

—¿Qué opino de qué?

Mauricio suspiró y pensó que su amigo era un tonto del culo.

—Por supuesto que te estoy preguntando si sigues amando a Elisa, o a Chloe. Ya eres mayorcito, ¿no sabes aclarar algo tan simple? Ya las cosas han llegado a este punto, solo puedes pensar bien lo que realmente quieres. Si aún amas a Elisa, déjaselo claro a Chloe cuanto antes, trata de compensarla tanto como puedas. Claro, el dinero no es capaz de compensar este tipo de daño.

Cristián llenó el vaso y se lo terminó de un sorbo, frunciendo el ceño por lo fuerte que sabía.

—Ya no la amo. Mis sentimientos por ella se han desvanecido hace mucho tiempo.

Mauricio estaba muy interesado.

—¿Qué quieres decir? ¿Qué ahora te gusta Chloe?

—Pero ella quiere dejarme.

Cristián estaba muy angustiado.

—No sé qué hacer, no confía en mí.

—La confianza se gana.

Mauricio le dio una palmada en el hombro.

—Si quieres que confíe en ti, primero debes ser lo suficiente sincero con ella.

Nadie podía ayudarlo con tal cosa. Dependía de él mismo.

La puerta de la habitación privada se abrió. Cristián y Mauricio voltearon la cabeza. Alain entró a contraluz.

Echó un vistazo al vino en la mesa, luego sacó la silla para sentarse.

Cristián y Mauricio dejaron de hablar al mismo tiempo.

—Flavio ha entrado en la cárcel.

Debido a que el crimen cometido no llegaba a ser castigado por pena de muerte, solo le agregaron más años de sentencia a la anterior.

Alain dijo un sí débilmente, tampoco estaba animado.

Después de las palabras de Mauricio, todos se quedaron callados. No se oyó ningún sonido en la habitación privada, los tres hombres estaban sentados en silencio, la atmósfera entró en una rara tensión.

—¿Qué tal si pedimos algo de comer? No he comido todavía, ¿habéis comido?

Mauricio habló de nuevo, tratando de romper el silencio.

Nadie le respondió.

Cristián se sirvió otra copa de vino para beber.

Mauricio pensó para sí mismo, «¿Qué está pasando? ¿Por qué todos están de mal humor?».

—Comamos algo primero y hablemos mientras comemos.

Mauricio llamó al camarero y pidió muchos platos.

Rompió el silencio a la fuerza.

—Alain, ¿por qué parece que estás de mal humor?

Cristián estaba deprimido por problemas del amor, pero Alain ahora tenía esposa e hijos y su carrera era todo un éxito.

Entendía a Cristián, pero le costaba entender por qué Alain no estaba contento.

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