¡Vuelve conmigo,mi cariño! romance Capítulo 320

Alain levantó los ojos para mirar a la mujer que estaba sentada en la mesa comiendo, frunció el ceño involuntariamente, no porque Ismael se había muerto, sino porque pensó que este asunto seguramente tuviera algo que ver con Isabel.

Desde el momento en que decidió volver a casarse con Ismael, sintió algo raro. Como era de esperar, Ismael murió antes de que terminara el año.

Se acercó a la ventana y habló sólo cuando estuvo seguro de que Cynthia no podía oírlo.

—¿En dónde murió?

—En casa. Ahora estoy en la escena. Cuando me enteré de la noticia, me quedé impactado. Murió sin más, no es por enfermedades o por desastres externas. ¿Acaso es el karma?

Mauricio dijo.

Alain no creía en eso. Solo confiaba en la realidad del mundo.

—Ahora voy para allá.

Si no tuviera nada que ver con Cynthia, no intervendría en tal asunto.

Ni siquiera interferiría aun sabiendo que era Ismael, pero ahora tenía miedo de que Isabel tuviera algo que ver.

Cynthia e Isabel habían dependido la una de la otra durante muchos años y tenían una relación profunda. A pesar de que Cynthia estaba en contra de que Isabel se volviera a casar con Ismael, podía notar que Cynthia seguía dándole mucha importancia a Isabel.

Si Isabel no tuviera nada que ver todo estaría bien, pero si sí...

Colgó el teléfono y entró al comedor. Cynthia bajó la cabeza, sin mirarlo.

Un mechón de cabello se deslizó hacia abajo. Alain lo recogió para ponerlo detrás de su oreja y susurró:

—Tengo que salir.

Cynthia asintió.

—Hoy no hay nadie en casa. Después de comer, sube y duerme un rato más.

Recordó con gentileza.

Cynthia asintió y preguntó:

—¿Vas a la empresa?

Alain mintió:

—Cristián y Mauricio quieren que me reúna con ellos.

—Vale, no bebas mucho, es malo para tu salud.

Ella dijo con preocupación.

Alain se quedó atónito por un momento, pero enseguida sus ojos se llenaron de alegría, sintió que una calidez invadió en su interior. Le habían dicho de todo, pero nunca nadie se había preocupado por su salud. La besó en la frente.

—Espera a que vuelva.

Cynthia le dio un empujón.

—Ve, no dejes que te esperen.

Alain asintió. Cogió el abrigo de la percha de la entrada y salió.

Vega entró poco después de que Alain se fuera.

Se quitó el abrigo manchado de nieve en la entrada. Cynthia todavía estaba sentada en la mesa del comedor cuando entró. Su suéter se había levantado en algún momento, revelando un moretón en su cintura.

Vega pensó que había visto mal, así que se acercó para mirar su cintura.

Cuando miró más de cerca, confirmó que realmente eran moretones. Entonces abrió los ojos en grande.

—Tu cintura...

Cynthia se bajó el suéter rápidamente, luciendo un poco asustada.

—¿El señor es violento? ¿Te ha pegado?

Los ojos de Vega se abrieron increíblemente. Si no fuera Alain, ¿por qué tendría moratones?

—No, me lo hice sin querer.

Cynthia mintió.

Vega no la creía del todo.

—¿Cómo has podido golpearte la cintura?

Cynthia agachó la cabeza, su largo cabello tapaba sus mejillas ruborizadas.

—Me resbalé en la bañera. Esto, voy a subir.

Se levantó y salió del comedor como si huyera, por temor a que Vega preguntara más cosas.

Vega vio que la sopa del cuenco no se había terminado y gritó:

—¿Estás llena? Aún no la has terminado.

—Estoy llena.

Sin mirar atrás, Cynthia corrió hasta la habitación y cerró la puerta. Respiró hondo, entró al baño, levantó el jersey y se miró la cintura en el espejo. Sólo entonces vio las marcas en la cintura. Anoche Alain la puso contra la bañera, ya no era de extrañar que se sintiera tan dolorida.

Bajó la cremallera de la falda y metió el suéter dentro, temiendo que accidentalmente se levantara de nuevo.

Se sentía cansada, pero no podía dormir cuando estaba acostada en la cama.

Bajó las escaleras. Vega estaba limpiando la mesa. Reservaron mesa en un restaurante para la cena de Nochevieja, por eso todos estaban sin nada que hacer.

—Vega, vayamos de compras juntas.

Le pareció que necesitaba comprar cosas a la familia en estas fechas.

Vega asintió y dijo con una sonrisa:

—Claro. Pero tienes que ponerte más ropa, afuera está nevando.

Cynthia asintió. Luego de subir a por el bolso y el abrigo, salió con Vega. El chofer no estaba en casa. Cynthia se puso en el asiento de conductor mientras Vega se sentó detrás. Cynthia le pidió que se sentara en el copiloto.

Aunque Alain le daba mucho respeto, Vega era consciente de que solo era una criada.

Cynthia sonrió.

—Somos una familia, no te excluyas.

Vega se sentó a su lado, sintiendo calidez en su interior. A pesar de que fuera estaba nevando, su corazón estaba envuelto de calidez.

—Es una suerte que el señor se ha casado contigo.

No lo decía porque Cynthia era guapa, sino porque era amable, accesible y nunca actuaba como la señora de la casa delante de ella.

Muchas criadas de las familias ricas eran tratadas como una esclava, a veces era consideradas ladrona, otras veces eran regañadas por hacer algo mal.

Se sintió afortunada de encontrarse a gente tan buena como la familia Bezos y la familia Paramés. Menos esperaba que Cynthia también fuera tan simpática.

Cynthia no pensaba que hubiera hecho algo amable, simplemente sintió el deber de respetar a Vega porque había cuidado de Alain desde que era un niño.

En realidad, Vega había cuidado más tiempo de Alain que Carmen y Cynthia.

Era una persona bondadosa.

Pronto el coche se detuvo en el centro comercial.

Cynthia y Vega entraron juntas.

Iban a dar bienvenida al Año de la rata, por eso las pegatinas de ratas doradas con bendiciones se veían en todas partes. Hoy había mucha gente en el centro comercial, al parecer todos estaban allí para comprar los productos de Año Nuevo.

Comenzaron a ver las tiendas del primer piso, donde era un paraíso para los niños. Había restaurantes, lugares de diversión y tiendas de ropa. Como los dos niños no estaban a su lado, quería comprarles algo.

Sabía lo que les gustaba a los dos niños.

No mucho después, compró mucha comida y ropa.

Subieron al segundo piso y pasaron por una tienda de ropa para hombres. Al ver un traje que le quedaría genial a Alain en el escaparate, Cynthia entró en la tienda.

Vega lo siguió con alegría. Le daba la sensación de que Cynthia era una esposa que compraba ropa nueva para sus hijos y su esposo.

Era tierna ver tal escena que ocurriría en las familias corrientes.

Los trajes de Alain eran todos de colores oscuros: negros, grises y azul oscuro. En este momento, el traje que estaba mirando era de cuadros en tono oscuro, pero bajo la luz, era apreciable un tono de azul claro. Pensó que le quedaría bien a Alain porque era esbelto.

La dependienta elogió el gusto de Cynthia:

—Nuestra tienda se especializa en ropa de hombre de negocios de alta gama. Este conjunto es una edición limitada, adecuado para todas las ocasiones formales. Los tonos oscuros dan una sensación seria y tranquila.

Cynthia miró la etiqueta y se sorprendió porque costaba 10.800€.

Nunca se había comprado ropa tan cara.

Pero el traje realmente le llamó la atención, miró a la dependienta.

—¿Tenéis algún descuento?

La dependienta negó con la cabeza.

—Lo siento, no tenemos descuentos. Si le parece caro este conjunto, aquí tiene trajes de 3.000 a 6.000, puede echarle un vistazo.

De hecho, esta era una tienda de ropa masculina de alta gama, lo más barato costaba unos miles. Pero en comparación con estas, la ropa que Alain solía llevar parecía de mejor calidad y más cara.

Claro, él era rico, pero ella no.

Pensando que tampoco se pondría ropa de mala calidad, Cynthia apretó los dientes y le pidió a la dependienta que se lo pusiera.

Cynthia sintió un poco de lástima por su dinero cuando pagó con la tarjeta.

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