¡Vuelve conmigo,mi cariño! romance Capítulo 323

Vega nunca se había casado en su vida, simplemente supo las cosas de pareja, pero jamás imaginaba que pudiera estar tan locos.

Todos miraron a Cynthia, incluye Alain.

—¿Estás bien? ¿Te duele algún sitio?

Vega dijo primero sin esperar a Cynthia:

—Se resbaló en el baño y tenía un moretón en la cintura. Justo lo vi cuando estaba comiendo. Si no lo digo yo, ella no dirá nada nunca.

—¿Te duele, quieres ir al hospital?

Preguntó Carmen preocupada.

—Estoy bien. Ya no me duele nada, no te preocupes.

Cynthia dijo manteniendo con un tono normal.

En este momento, se moría de vergüenza y no quería enfrentarse a nadie.

Alain quedó pensando por un rato, «¿se cayó anoche? ¿Por qué yo no lo sabía?»

—Vamos, ya es tarde.

Cynthia vistió a Álex, e intentó a eludir el tema deliberadamente.

La mirada de Alain cayó sobre su cintura, y pestañeó, parecía que ya había entendido de todo.

Carmen todavía estaba preocupada, se acercó a ella y le preguntó levemente:

—¿De verdad estás bien?

Cynthia respondió sin levantar la cabeza, le puso los zapatos a su hijo rápido:

—De verdad, estoy bien.

Carmen notó que Cynthia no quería mencionar más este tema.

Pero Vega no dio cuenta de que Cynthia estaba intentando evitar hablar este asunto, y volvió a preguntar:

—¿El baño de arriba no hemos puesto materiales antideslizantes en el suelo? Si no, hay que ponerlo, si no es muy peligroso.

—Sí, claro que el suelo es antideslizante, y encima está hecho con buenos materiales. No se debería caer, Cynthia se cayó, con lo cual puede ser un accidente.

Carmen no había pensado mucho.

Vega tenía la duda de que, si fuera antideslizante entonces cómo pudiera caerse.

—Ya está bien, vámonos.

Dijo Alejandro con voz alto.

Todos se pusieron los abrigos y salieron de casa juntos. Hacía mucho viento afuera, y cuando pisaban la nieve, se oían el rechinamiento.

Alessia ya no quería los abrazos de Cynthia, se acostó obedientemente en los brazos de Alain.

Ya hacía tarde, tal vez por la nieve, no se sentían que se oscurecía mucho.

Los coches salieron del chalet uno tras otro.

La carretera estaba cubierta con la nieve, se veía las marcas que dejaron por los coches.

Alejandro eligió el lugar, era un sitio que podía caber vente personas. Este año la familia celebró el Año Nuevo en otra manera, los sirvientes y conductores todos se sentaban juntos con los dueños de casa. Aunque ellos vinieron de diferentes sitios, finalmente se reunieron en la misma casa, vivían juntos y se cuidaban mutualmente todos los días. De hecho, toda la gente se trataba como si fuera de su propia familia.

Así que con tanta gente estaba muy animado.

Este año, Alejandro estaba bastante contento. Porque hacía mucho tiempo que Alain no celebró la víspera de Año Nuevo con ellos.

Ahora todos estaban sentando en sus sillas, entró un camarero y preguntó si quería que empezaran a servir la comida.

Alessia dijo primero sin esperar a Alejandro:

—Sí, claro. Ya tengo hambre.

Como era una niña, el camarero no lo tomó en serio. Sonrió y miró a Alejandro.

Alejandro agitó la mano:

—Decide mi nieta.

Al recibir el orden, salió de la sala privada. Después de un rato, vinieron los camareros con los platos, y de pronto la mesa ya estaba llena con comida deliciosa.

Al ver todos los platos, Alessia se le hizo agua la boca.

—Vaya, ¡qué bien huele todo! Quiero empezar ya.

—Antes de comer, os quiero decir algo.

Alejandro habló de repente, echó un vistazo a Carmen, y luego le pidió que sacara las cosas que había preparado.

—Seis años antes, no sabía que tenía nietos. Lo siento mucho que no les cuidé en aquel momento. Ahora quería dar las gracias a Cynthia a la que dio la luz a mis nietos, y a la quién los crio.

Alejandro hizo un gesto al camarero para que le sirviera el vino. El camarero era muy latino, se acercó a Cynthia con el frasco, y luego se le sirvió en seguida.

—Por ti.

Brindó Alejandro con la mirada cayó sobre Cynthia.

Cynthia se quedó asustada. Se puso de pie, y sostuvo la copa con las dos manos.

—No es para tanto, todas las cosas las hago por propia voluntad. Soy una joven, quiero brindar por usted primero.

Cynthia terminó la copa de un tirón. Era tan picante que se sentía como si la garganta estaba quemándose dentro.

Ella tapó la boca con la mano:

—No soy buena bebiendo.

Alain dejó un poco verduras en su plato.

—Toma un poco, y te encontrarás mejor.

Alejandro le hizo un gesto para que tome su asiento.

Cynthia tomó un poco cosas que le dio Alain.

Alejandro estaba de buen humor y estaba muy contento de que pudiera tener una nuera así. Fue ella quien le hizo Alain quisiera volver a casa, y fue ella quien dio a luz a sus adorables nietos.

Carmen se le dio dos carpetas.

—Esto es mi parte de acciones de la empresa. La he dividido en dos partes, una parte es para Álex y la otra es para Alessia.

Alain administró la empresa, y él también tenía acciones de la empresa, y ahora se las dio a sus dos hijos también.

Cynthia se puso de pie de nuevo.

—Todavía están muy pequeños y no pueden aceptar cosas tan valiosas.

Alejandro se insistió:

—Son para mis nietos, y ya he firmado. Ahora están pequeños, tú puedes ayudarles a guardarlos.

Alejandro se los dio dos carpetas a Cynthia, pero Cynthia no se atrevió a cogerlas.

—Esto...

—¿Te parece poco?

Alejandro se fingió estar enojado. Era la mitad acciones de Grupo Superior, pero a ella no le había llamado nada de atención.

Alejandro le dio un pulgar hacia arriba en silencio, y se quedó satisfecho de que su hijo tuviera una mujer quien pudiera resistir la tentación y mantenerse firme cuando afrontara el poder y la riqueza. Ahora él se sintió completamente aliviado.

—No, no me refiero eso. Es que los dos niños están pequeños ahora, y no necesitan estas cosas. Entiendo y aprecio mucho por las cosas que les diera. Pero esto es demasiado para ellos. Lo siento mucho que no pueda ayudarles a tomar esa decisión.

Cynthia insistió. Era medio Grupo Superior, de toda manera ella no podía aceptarlo.

Si ella lo aceptara, significaba la mitad de Grupo Superior pertenecería a sus dos hijos. Diciendo que pertenecerían a los dos niños. Pero ellos solo tenían seis años. Ni siquiera sabían que era. Siendo la tutora, ella pudiera ayudar sus hijos a guardarlos, pero justo debido a esto, ella no pudo aceptarlo.

Si él se los diera Cuando los niños fueron mayores, ella no los detuviera, porque son hijos de la familia Paramés. En sus venas corría la sangre de la familia Paramés.

Al final, Alain cogió las dos carpetas. La familia Paramés no tenía muchos niños. La generación de Alejandro solo tenía dos hermanos. Alejandro tenía un hermano mayor, pero se falleció cuando tenía más o menos diez años. Rastreó hasta la generación del padre de Alejandro, había dos hermanos también. El padre de Alejandro era el mayor y el otro era el tío de Alejandro. Él no era bueno haciendo negocios, abrió dos empresas, al final cerraron.

Sabiendo que a él no le daba bien hacer negocios, entonces sostuvo las acciones de Grupo Superior, solo recibió bonificaciones cada año, y no trabajó en ningún puesto.

Más tarde, él tuvo un hijo, que era de la generación de Alejandro. Según la norma de la familia Paramés, él podía dividir la mitad de las acciones de Grupo Superior.

Pero justo que él no podía tener hijos. Gastó mucho dinero y visitaba a muchos sitios para curar la enfermedad. Pero al final no lo logró la meta. Él tenía unos años menos que Alejandro. Todavía estaba vivo. Debido a su enfermedad, era una persona solitaria. Nunca se relacionó con Alejandro.

En su mano tenía 20% de las acciones de la empresa.

El resto de empresa, había 50% permaneció a Alejandro y otro 30% permaneció a Alain.

El 20% era casi inútil, el único uso era para recibir bonificaciones. Él recibía 20% del beneficio anual de la empresa en su cuenta.

Aunque no tenía hijos, había disfrutado suficiente. Cuando era joven, era gallardo. Ahora estaba mayor, pero tenía suficiente dinero para poder hacer lo que quisiera.

Alain dejó mucha comida en el plato de Cynthia.

—No te preocupes, guárdalo.

Cynthia murmuró:

—¿No tienes miedo de que te robara tu puesto?

Dijo con la voz muy baja, pero aun así Alain la oía, se acercó y dijo a la ligera que solo ella pudiera oírlo:

—Todo para ti, te lo daré todo a ti.

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