—Acabo de enterarme de que el Grupo Blanca Bienes Raíces y el presidente Valentino se han enemistado.
Alain no terminó la frase deliberadamente, dejando que le echara imaginación a lo que no dijo.
Mateo puso cara seria.
—Te refieres a que...
¡Toc, toc!
En este momento la secretaria llamó a la puerta, Alain se reclinó y dijo a la ligera:
—Adelante.
La secretaria entró con el café, puso una taza frente a Alain y la otra frente a Mateo, luego se fue cerrando la puerta.
Mateo se rio.
—Qué interesante.
Tomó un sorbo de café y reflexionó:
—Si el presidente Valentino es lo suficiente despiadado, ese cojo debería estar en un problemón. Si me ofrezco para dejarlo peor, definitivamente saldrá perdiendo mucho.
Alain tomó el café, bajó los ojos sin decir una palabra, su intención era que pensara por sí mismo.
El otro tomó un sorbo de café.
—Mi cuñado es el presidente del Banco Sanjo, si quiere tener una guerra de precios, ja...
En primer lugar, no le faltaba dinero.
Si podía aprovechar la oportunidad para echar al Grupo Blanca del mercado, habría conseguido quedarse con los dos tercios del mercado nacional.
Originalmente, los dos tenían las mismas partes del mercado, el resto eran inversores minoristas de pequeñas empresas, no les daba importancia.
De repente, Mateo dio un golpe en la mesa.
—Está decidido.
No era estúpido. Solo luego de sopesar los pros y los contras concluyó que echar al Grupo Blanca del mercado era algo que solo podía sacar beneficios.
Además, cuando estaba viniendo su cuñado le dijo que solo escuchara las instrucciones de Alain.
Como cuñado de Izan, sabía lo mucho que tenía Alain en su posesión.
En cuanto al Banco Baixa, Izan solo anunció al público que era una inversión conjunta; no obstante, no había puesto ni un centavo. No porque no quisiera, sino porque Alain no le dio esta oportunidad.
Los dos tenía una buena relación. Izan era alguien que de verdad no obstaculizó el camino de Alain cuando asumió el puesto de presidente del Grupo Superior.
Izan era muy inteligente y conocía las capacidades de Alain, así que cuando Alain dijo que no iba a establecer el sistema accionario, supo que Alain no quería que la gente se involucrara.
Por eso, no necesitaba accionarios. Como el presidente del Banco Sanjo tenía sus contactos, propuso decir que era una empresa conjunta, lo que evitaría muchas suposiciones de la gente. Al principio Alain estuvo de acuerdo. En primer lugar, porque tenía algo de amistad con Izan. En segundo lugar, tendría menos problemas.
Alain también tomó esa decisión después de sopesar los pros y los contras.
Luego, como todos sabían, se estableció el Banco Baixa. La gente tenía entendido que era una inversión conjunta del presidente Izan y Alain, pero en realidad era solo de Alain.
Alain era discreto en este sentido.
Sin embargo, Alain tampoco trató mal a Izan, le daba dividendos todos los años.
También estaba contento de que le entrara mucho dinero en la cuenta sin tener que hacer nada.
En los últimos años, el Banco Baixa se había desarrollado cada vez más rápido. Había un equipo de élite dentro del Grupo Superior que controlaba con precisión la tendencia económica. El Grupo Superior había abierto muchas sucursales en el extranjero. Era capaz de invertir el menor capital en el tiempo oportuno para obtener el mayor beneficio.
Tenía muchas fuentes de ingreso.
Pero no mucha gente lo sabía, la mayoría solo era consciente de que era un inversor en la Nación Z.
Mateo se acostó en la mesa y miró a Alain con una sonrisa.
—Crees que puedo...
Antes de que terminara de hablar, Alain levantó los párpados y lo miró a la ligera.
Cof, cof...
—¿Robarles personal no es inapropiado...?
—Entonces, dime, ¿cuánto necesito invertir? ¿Cuánto tiempo te llevará encontrar un desarrollador y desarrollar un núcleo de bloqueo antirrobo y materiales de protección ambiental más avanzados que otros? Sin estas cosas, ¿con qué puedes competir?
El presidente Carlos se quedó sin habla, porque realmente era un problema.
—Pero ¿robarle personal no es demasiado inmoral...?
—Las batallas comerciales son guerras donde solo gana el mejor, piénsalo bien.
Levantó la muñeca y miró la hora.
—Te doy dos minutos.
Originalmente Carlos solo quería encontrar un inversionista para hacer su propio negocio, ahora parecía que sin respaldos era realmente difícil iniciar un negocio en esta ciudad.
Aunque no estaba dispuesto, estuvo de acuerdo.
Alain se puso de pie.
—Pues empieza a llevarlo a cabo, le pediré a mi asistente que haga un contrato. Sigues siendo el jefe, yo solo soy un accionista.
Carlos sabía que solo era un jefe nominal, en realidad no era más que un empleado.
Alain salió de la oficina y llamó a Henry. Este estaba contestando el teléfono, al escuchar su voz, le dijo algunas palabras a la persona de su llamada antes de colgar el teléfono y acercarse.
—Presidente Alain.
—Ordena a alguien que prepare un contrato, luego que vaya a la Dirección de Finanzas a sacar una suma de dinero. Si te llama el presidente Valentino, no accedas a verle. Para cualquier cosa me llamas.
Después de dar indicaciones, subió al ascensor.
Henry pensó en el significado de sus órdenes.
No quería encontrarse con el presidente Valentino porque tenía que ver el fruto de su trabajo, solo si se lograra un resultado satisfactorio podía continuar con el siguiente paso.
Cuando Alain se bajó del ascensor, se dirigió hacia el coche...
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