Cuando Alain salió, le abrazó el cuello, se puso de puntillas para acercarse poco a poco. El calor de la respiración caía deliberadamente en su rostro, en realidad, sentía un dolor en su interior que hasta le temblaban levemente los dedos, pero fingió ser una seductora enganchando su cuello.
—Nadie sabe lo que ocurrirá el día de mañana, si algún día te despiertas con la noticia de que he desaparecido o que he tenido un accidente, ¿te enamorarías de otra mujer?
El rostro de Alain era calmado, pero sus labios estaban apretados con fuerza. Su entusiasmo le pilló por desprevenido. Nunca se imaginó que algún día le mostraría su lado tan seductor, por eso se sorprendió por un tiempo. Antes de que reaccionara ella le dio un pico.
Él frunció el ceño.
—Qué...
—¡Shhh!
Tenía la cara ruborizada, cuando hablaba mostraba sus dientes blancos.
—¿Te he asustado? Como estás de mal humor, he pensado que...
Alain le apretó la barbilla y la obligó a mirarle, sus ojos se oscurecieron cada vez más. Ella apretó los puños con fuerza para mantener la tranquilidad que fingía y mirarlo fijamente.
—¿No te gusta que me comporte de esta manera...?
Antes de que terminara sus palabras, Alain le tapó la boca con su beso. Sus besos siempre habían sido dominantes e irresistibles, ella era incapaz de rechazarlo. Era tan salvaje que parecía querer tragarse su lengua. Frunció el ceño por dolor, pero no dijo nada.
Cuando sus labios se fueron, sacó un hilo de saliva, luego dijo palabra por palabra:
—Solo tú puedes seducirme.
Al parecer le estaba diciendo a Cynthia que no se enamoraría de otras mujeres.
Incontrolablemente sintió ganas de llorar, enseguida se le puso borrosa la vista, rápidamente se dio la vuelta.
—Esto... Sal, me voy a dar un baño.
Alain no se movió, pasó sus manos por sus hombros hasta su pecho, los dedos delgados desabotonaron los botones de su vestido y dijo en voz baja:
—Yo te sirvo.
El cuerpo de Cynthia estaba rígido. Solo pudo calmarse porque estaba dándole la espalda.
Ella miró sus dedos delgados y flexibles.
—¿Estás seguro? ¿No serás impulsivo cuando me veas desnuda? Solo tengo dos meses de embarazo. El médico me recordó que no está permitido tener relación sexual ahora.
Los dedos del hombre se detuvieron.
Cynthia aprovechó la oportunidad para empujarlo.
—Espérame afuera.
Con eso, entró al baño y cerró la puerta de vidrio. Pensó que estaba preparada para enfrentarlo, pero al parecer no era así. Tenía la conciencia culpable, no era capaz de mirarlo a los ojos.
Se secó las lágrimas para animarse, se quitó la ropa, se metió en la bañera llena y se limpió detenidamente. No era una broma que quería llevar la ropa más bonita del mundo para al amenos aparentar digna de él aparentemente.
Incluso si solo fuera por un día.
Su piel era blanca, tan delicada como el jade. En el momento en que salió de la bañera, era como una belleza divina. Tomó la bata del costado para envolver su grácil cuerpo, luego se secó su largo cabello negro. Cuando abrió la puerta del baño, no había nadie.
Alessia vino a buscar a Alain. Ahora los dos estaban en el piso de abajo. Cynthia estaba relajada sin su presencia. Abrió el armario para elegir ropa que poner. Debido a que era diseñadora de moda, tenía una visión única de la moda. También tenía claro el estilo de prendas que podría sacar sus ventajas.
Se puso un vestido de tirantes un poco sexy. Era de color blanco con textura suave, sin demasiada decoración elegante. La cintura delgada se resaltó inmediatamente. Le llegaba hasta por debajo de las rodillas, exponiendo las pantorrillas blancas. Aunque el escote tenía forma de uve, no enseñaba mucho pecho, solo dejaba ver la delicada clavícula y el cuello esbelto. En general daba una sensación de fina y elegante, pero también un poco sexy.
El cabello largo que se había secado se recogió en un moño, dejando que algunos mechones de cabello suelto cayeran al lado de sus orejas, agregando un poco de feminidad.
Aunque no se aplicó maquillaje, su piel era espectacular, lucía con naturalidad.
Cuando bajó las escaleras, Alain salió de la habitación de Alessia. Nada más levantar la vista, la vio.
Los ojos de Alain la examinaron de arriba abajo, sus ojos se oscurecieron un poco, luego se acercó y tomó su mano.
—¿A dónde vas tan hermosa?
Ella frunció las cejas y sonrió.
—¿Entonces crees que soy hermosa?
Él le apretó la mano con más fuerza y dijo:
—Sí, tanto que quiero esconderte para que nadie más pueda verte.
El chofer estaba esperando afuera de la villa. Alain le abrió la puerta del auto, ella se subió primero. El hombre se subió luego y le dijo al chofer:
—Vamos.
Alain arregló todo, Cynthia no tenía que preocuparse por nada, solo tenía que estar a su lado.
Habían hablado con la comisaría de antemano, así que podían hacer las modificaciones nada más llegar. Como los niños estaban a punto de ingresarse a la primaria, Alejandro había tramitado algunos papales antes, ahora solo les faltaba cambiar el nombre.
Sin necesidad de hacer la cola todo se tramitó con rapidez.
Podía empacar otro para el cliente que había hecho la reserva.
¿Por qué no ganar más si podía? Además, no podía negarse a un hombre tan guapo.
La dueña de la floristería dijo con una sonrisa cuando entregó el ramo a Cynthia:
—Era una reserva de 99 rosas que había hecho un caballero para propuesta de matrimonio. Teniendo en cuenta que tu novio es tan guapo, te lo dejo a ti.
Cynthia se sintió un poco avergonzada, después de todo, era una reserva que había hecho otra persona antes, encima era para una propuesta de matrimonio. Si dejara al caballero sin flores, se sentiría culpable.
La dueña vio la vacilación de Cynthia, le puso las flores en los brazos y dijo con una sonrisa:
—No te sientas mal, puedo empacarle otro ramo.
Cynthia no tuvo más remedio que aceptarlo. Cuando salió de la florería con el ramo en sus brazos, Cynthia realmente sintió que estaba de citas con su novio. Sin embargo, su novio no era demasiado romántico. Eso de regalar flores era un gesto súper romántico, pero él no le dio esa sensación.
Pero le gustaba igualmente.
Tomó la iniciativa de tomar a Alain del brazo y dijo:
—Me encanta.
El hombre inclinó la cabeza y miró su rostro sonriente.
—¿Eres tan fácil de satisfacer?
Cynthia sonrió. De hecho, las mujeres eran fáciles de satisfacer, siempre que se les diera suficiente seguridad y sorpresas ocasionales, se sentirían muy felices.
El chofer les abrió la puerta del auto, cuando estaban a punto de subir al auto, una voz llegó desde atrás.
—Cynthia.
Cynthia volvió la cabeza y vio un auto estacionado en el carril opuesto. Andrés salió del auto y cruzó la calle corriendo.
—Creía que había visto mal.
Iba a buscar a Cynthia, pero por otro asunto se pasó por esta calle. Vio a Cynthia y Alain a través de la ventana de vidrio de la floristería, no se atrevió a saludaros, porque no pensaba que fueran gente tan «infantil».
Ya que eso de comprar flores solo lo hacían las parejitas jóvenes.
Bajó la cabeza y vaciló.
—Esto... Cynthia, mi papá está enfermo y quiere verte.
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