¡Vuelve conmigo,mi cariño! romance Capítulo 471

—No tengo tiempo.

Cynthia se negó resueltamente y subió al auto con a Alain. Andrés dio un paso adelante con los ojos ligeramente rojos.

—Cynthia... Quizás no debería llamarte así...

—¡¿Qué quieres?!

De repente, Cynthia lo interrumpió bruscamente.

Andrés no esperaba que reaccionara tanto, pero luego entendió su reacción.

También sabía por qué estuvo a punto de desmayarse en la entrada de la casa de los Bezos ese día.

Ese día, se quedó delante de su casa mirando cómo se alejaba el auto de Cynthia. En vez de regresar a buscar a Eloy, entró en la casa de los Bezos, su intención era preguntarle a Elio si le había hecho algo a Cynthia, porque esta había salido con mala cara. Cuando abrió la puerta vio a Irene parada en el salón con una expresión anormal en su rostro. Solo recuperó el conocimiento cuando vio a su hijo.

En ese momento, Irene le dijo a Cynthia de que se quedara en casa para cenar, pero Cynthia la ignoró, por eso estaba pasmada en el salón pensando que se enfadó por su culpa.

Pero después de ver a su hijo, dejó de lado sus pensamientos para acercarse apresuradamente.

—Qué sorpresa verte aquí. Acabo de preparar mucha comida. Quédate en casa a cenar conmigo.

Andrés no estaba de humor para comer, solo preguntó:

—¿Dónde está mi papá?

Irene frunció el ceño.

—¿Por qué buscas a tu papá nada más entrar?

Sabía que su hijo y su esposo no se llevaban bien, por lo que estaba muy preocupada, especialmente ahora que Andrés le preguntó dónde estaba Elio en ese tono. No se atrevía a que los dos se encontraran en este momento.

Irene tiró de su hijo por temor a que fuera a buscar a Elio.

—¿Para qué quieres ver a tu papá?

—¿Ha estado Cynthia aquí hace un momento? ¿Ha visto a mi papá?

Andrés miró a su madre y habló en voz baja, tenía quejas sobre Elio, pero aún respetaba a su madre.

Irene asintió.

Andrés se burló.

—No es de extrañar que casi se desmaye en la puerta antes, ¡¿qué hizo mi papá esta vez?!

Andrés apretó los dientes con enojo cuando mencionó a Elio.

Irene se quedó aturdida por un momento, preguntándose si Cynthia y Elio tuvieron un conflicto en el estudio. «¿Es por eso que me ignoró cuando le ofrecí quedarse a cenar?».

—¿Dónde está?

Preguntó Andrés.

Irene seguía sin atreverse a decirlo. Viendo lo enojado que estaba, seguramente tendrían una pelea al verse.

—Aparte de estar conspirando con Diego, lo que más le gusta es quedarse en el estudio, ¿no?

Andrés conocía a Elio. Apartó la mano de Irene y caminó hacia el estudio, no llamó a la puerta, pateó la puerta del estudio con mucha violencia, de modo que con un estruendo la puerta se estrelló contra la pared.

—Elio, ¿qué diablos quieres...?

Lo llamó directamente por su nombre. Antes de que pudiera terminar su pregunta, vio a Elio tirado en el suelo. Andrés se quedó atónito por un momento. «Si aún no le preguntado nada. ¿Por qué está tirado en el suelo?».

Irene, que tenía miedo de que su hijo y su esposo se pelearan, vino corriendo por detrás. Al ver a su esposo tirado en el suelo, gritó antes de acercarse a ver lo que le pasaba.

—Elio, ¿qué te pasa? No me asustes.

Elio no estaba sin consciencia, solo que el desprendimiento del trombo causado por las emociones sobreexcitadas y el shock excesivo en su corazón aumentaron la carga sobre el corazón, como resultado, tuvo un infarto.

Tenía buenas condiciones de salud, pero se desmayó una vez antes y estaba a punto de ser un hombre de 60 años. Aunque tenía buenas condiciones físicas, no era tan fuerte como cuando era joven, sin mencionar que recibió un golpe realmente fuerte.

—¿Qué es esto?

—Lo sabrás todo después de leerlo.

Irene le acercó más la carta.

Esta vez Andrés la tomó. Aunque Irene no estaba tan impactada como Elio, el impacto que se llevó por la carta no fue poco, se apoyó en la pared y se movió poco a poco para sentarse frente en la fila de sillas que había en el pasillo.

Ahora sabía por qué su marido... No pudo evitar suspirar.

Andrés miró a Irene y vaciló. Bajó la mirada para ver la carta. Lo primero que le llamó la atención fueron las palabras «querido hermano». Siguió mirando hacia abajo:

«Querido hermano,

Si llegas a leer esta carta, entonces definitivamente ya no estoy en este mundo. No estés triste por mí, porque todo ha sido de mi propia voluntad.

He cometido muchos errores en esta vida. Tengo que pedir disculpas a mucha gente. Sobretodo a Alejandro. Me casé con él, pero nunca cumplí con el deber de una esposa.

Egoístamente quise pasar mi vida con Miguel y absurdamente le busqué una mujer a Alejandro. Esta es otra persona a la que debo mucho. Después de conocerme, ella perdió a su amor y se convirtió en una amante desvergonzada.

Llegando hasta aquí, creo que deberías poder suponer algunas cosas. Sí, Alain no es mi hijo, es el hijo de Carmen y Alejandro. Sé que debo mucho a Alejandro, por eso, para darle al niño una identidad legítima y para que tú y papá no os preocupéis, dije que Alain es mi hijo. Conseguí mentir a todos.

Aunque era un matrimonio concertado entre las dos familias, sé que vuestra intención es separarme de Miguel porque es un hijo ilegítimo. Sí... Soy consciente de que a una familia como la nuestra le será imposible aceptar a una persona así, pero lo amo. Incluso si es un malvado imperdonable, estoy dispuesta a acompañarlo en el infierno después de la muerte.

Elio, cuando estoy escribiendo esta carta, lo que más lamento es haber accedido a casarme con Alejandro en ese momento. Esa decisión mía ha perjudicado a él y también a una mujer inocente. Conozco bien tu temperamento, seguramente pensarás que Carmen ha destrozado mi matrimonio, pero no es así. Yo he causado todo esto.

Yo soy la culpable.

Elio, tengo una cosa más que decirte: estoy embarazada. El bebé es de Miguel. El médico me ha dicho que es una niña. Le dije a Alejandro que espero que pueda casarse con Alain. Egoístamente quiero que mi hija pague mi deuda con la familia Paramés.

Llegando al final de la carta, me he dado cuente de que he sido un fracaso como persona. No soy digna de considerarme esposa o madre. Si tuviera la oportunidad de elegir de nuevo, de ninguna manera aceptaría el matrimonio concertado, no haría daño a los demás por mi egoísmo, porque eso solo me ha dejado vivir en el dolor y el lamento.

Fernanda Bezos».

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