Cynthia bajó la cabeza y besó el cabello de su hija. Ella también lo echaría de menos, pero no le quedaba más remedio que hacerlo.
Cuando Alain supiera que Elio era su tío y Fernanda su madre, ¿cómo afrontaría la muerte de Carmen?
¿Debería dejarlo pasar por ella?
¿O ignorar sus sentimientos y arruinar a Elio?
Aunque no sentía nada por la familia Bezos, la relación consanguínea era un hecho.
Cuando tuvieran que enfrentarse después de saber la verdad, era inevitable que sintieran alguna barrera entre ellos.
En lugar de situarlo en un dilema, preferiría alejarse de su mundo en este momento crítico, dejando que hiciera lo que tuviera que hacer. Porque con ella a su lado, tendría algunos escrúpulos.
No quería que detuviera sus planes por su culpa y que eso se convirtiera en un arrepentimiento que tendría para siempre.
En este momento, no supo cómo responder a su hija.
Lo único que podía hacer era abrazarla con fuerza.
—Mamá.
La cabeza de Alessia estaba enterrada en los brazos de Cynthia. Siendo afectada por las emociones de Cynthia, dijo en voz baja:
—No te lo pregunto más, mamá, no estés triste.
Besó la frente de su hija.
—No me pondrá triste con vosotros a mi lado.
El paisaje fuera de la ventanilla del coche no paraba de retroceder, la bulliciosa ciudad estaba llena de gente.
Ella miró por la ventana, su expresión se atenuó.
«Ya lo echo de menos».
Aprovechando que los dos niños estaban muy callados, sacó su móvil e hizo clic en el buzón de mensajes. Quería decirle muchas cosas, pero ahora que tenía que redactarle un mensaje, no sabía por dónde empezar.
Se quedó mirando la pantalla del teléfono durante mucho tiempo, presionó de nuevo cuando esta oscurecía, así repetidamente...
Por otro lado, Alain llegó al hospital e Isabel se quedó un poco aturdida al verlo. No se había pasado desde que la ingresaron ese día, solo Mauricio venía a veces.
—¿Cómo está Cynthia?
Isabel habló primero, estuvo preocupada por Cynthia desde entonces.
Alain entrecerró los ojos y pareció notar que algo andaba mal. Mauricio lo llamó y le dijo que Isabel tenía que decirle algo de Cynthia, por eso dejó que Andrés le esperara en la empresa para venirse al hospital, porque le parecía más importante el asunto relacionado con su esposa.
Sin embargo, Isabel no tenía pinta de tener algo que decirle.
«¿Qué intenta hacer Cynthia?
Oh, no...».
Pareció darse cuenta de lo que Cynthia quería hacer, así que se dio la vuelta para irse, pero Isabel lo detuvo.
—El otro día vino Cynthia, se ha enterado de mi situación. Ahora que está embarazada, solo puedo pedirte que la cuides más. Ese día le dije algo que no debería haber dicho. Dile de mi parte que, si no quiere saberlo, no lo volveré a mencionar.
Alain se volvió para mirarla con expresión fría.
—¿Qué le dijiste ese día?
Isabel se volvió y caminó hacia la ventana. Alain era el esposo de Cynthia, pensó que no era necesario guardarle el secreto.
Vaciló un rato antes de decir lentamente:
—Cynthia es tu esposa. Tienes derecho a saber sus asuntos. No te lo esconderé. No soy su madre biológica. Su madre biológica es Fernanda.
En aquel entonces se casó con Ismael, pero tenía problemas de quedarse embarazada, por lo que había estado tomando medicina china para tratarlo. Después de seis meses de tratamiento, finalmente se quedó embarazada.
Ismael la estuvo engañando todo el tiempo. En secreto, Ismael nunca había roto con esa mujer. Hasta que se había apoderado por completo de la propiedad que ella había traído, dejó de fingir tratarla bien. Empezó a obligarla a divorciarse. Además, para que no apareciera más en su vista, la envió al extranjero.
Ahora que lo pensaba, sentía que era una estúpida en aquel entonces, ¿cómo pudo creer en las palabras de un hombre infiel?
Al final, Ismael no solo le arrebató todas las pertenencias que había traído, sino que la hizo daño física y psicológicamente.
Las ganas que tenía de vengarse de Ismael iban más allá de por la muerte de su hijo, también eran por el odio que se había acumulado en su corazón a lo largo de los años.
Pensando en el pasado, no pudo evitar llorar.
—Cynthia ha sufrido mucho en esta vida. Solo espero que estéis bien en el futuro. Si consigo sobrevivir, espero que puedas perdonarme por mi pesimismo de antes. Tenéis razón, debería aspirar a la vida, al menos para ver nacer a su bebé. Aunque no es mi hija de verdad, es intachable que hemos dependido una de la otra durante todos estos años. La verdad es que no nos diferenciamos de una madre e hija consanguínea.
—¿Entonces conoce la verdad sobre su identidad?
La voz de Alain era baja y profunda, con imperceptible complejidad y aturdimiento.
—Antes de que terminara de hablar, ella se fue. No podía aceptarlo ni quería seguir escuchando. Ahora que lo sabes, espero que puedas cuidar de ella.
Isabel lo suplicó.
En este mundo, lo único que le importaba ahora era Cynthia.
Los labios de Alain estaban apretados con fuerza. Al segundo siguiente se volvió para abandonar la sala.
Cynthia fue a encontrarse con Elio, eso demostraba que lo sabía, de lo contrario no vería a Elio sola. Entonces toda su anormalidad parecía tener una explicación razonable.
El chofer estaba esperando fuera del hospital. Cuando lo vio salir, inmediatamente abrió la puerta. Alain no subió, solo le pidió la llave del auto para ir al asiento del conductor.
—Toma un taxi de regreso.
Después de hablar, pisó el acelerador.
No fue a la empresa, sino directamente a la villa.
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