¡Vuelve conmigo,mi cariño! romance Capítulo 477

Fernanda murió cuando Alain tenía unos siete u ocho años, Cynthia acababa de nacer en ese momento, por lo que era concebible que esa carta tuviera más edad que ella.

«Ha pasado mucho tiempo desde entonces, ¿esta persona sigue viva? ¿Sigue en esta ciudad?».

Era posible que muchas cosas salieran de los planes de Fernanda, por eso quería aclarar todo eso.

La recepcionista la miró de arriba abajo.

—¿Quién es usted?

«¿Quién es esta mujer? Ha venido a la empresa con dos niños. Encima llamó al presidente Elijah por su nombre».

—Solo dinos si está aquí esta persona. ¿Para qué preguntas tanto?

Dijo Álex con impaciencia. La recepcionista no se los decía deliberadamente. Encima preguntaba cosas irrelevantes.

Cynthia tiró de su hijo.

—No seas grosero.

—Papá dijo que no podemos intimidar a la gente, pero tampoco podemos dejarnos intimidar por ellos. Solo le hemos preguntado si ese tal Elijah está aquí, pero en vez de responderte te pregunta quién eres. ¿No ves su intención? Obviamente, tiene curiosidad de saber tu identidad y deliberadamente no te lo quiere decir. Vámonos, no se lo preguntes más. Mientras esta persona no esté muerta, podemos encontrarla de muchas formas.

Álex tomó la mano de Cynthia. Alessia estaba de acuerdo con su hermano. Los dos la tomaron de la mano para sacarla por la puerta.

—Mamá, vámonos.

La recepcionista estaba un poco confundida. Fue realmente inesperado que un niño de pocos años le soltara eso. Obviamente era alguien que había visto el mundo y no le tenía miedo a la gente.

—Esperen, ¿quieren que haga una llamada para preguntar?

La recepcionista los llamó.

Álex la miró, lo pensó un rato y dijo:

—Está bien, llama a ver.

Se detuvo en su lugar.

La recepcionista llamó a la línea interna de la oficina de secretaría del presidente.

—Aquí tenemos a alguien que busca al presidente Elijah.

—¿Tiene una cita?

—No.

—Si no tiene cita no está en la agenda del presidente, ¿no sabes eso?

—No es eso.

Cuando la recepcionista habló, sus ojos se posaron en Cynthia.

—Es una mujer muy hermosa con dos niños, llama al presidente Elijah por su nombre...

—¿Una mujer con niños?

La secretaria estaba con ganas de chismear, «¿Quién más puede venir a la empresa con niños?».

La secretaria dijo:

—Pregunta por su nombre.

La recepcionista miró a Cynthia y preguntó:

—¿Cómo se llama?

Cynthia estaba por decir su nombre, pero entonces recordó que, si este Elijah realmente existía, debería ser de la misma generación que Fernanda y no tenía por qué conocerla, así que dijo:

—Fernanda Bezos.

La recepcionista le dijo su nombre a la secretaria, esta asintió antes de colgar. La recepcionista le pidió a Cynthia que esperara un momento.

—¿Qué tal si toman asiento para la espera?

La recepcionista intentó decir.

—No hace falta.

Álex se negó con frialdad.

Cynthia frunció el ceño y miró a su hijo.

—A...

Estaba por llamarlo Álex, pero de pronto se dio cuenta de que había cambiado de nombre, al final no lo llamó.

La secretaria del presidente llamó a la puerta de la oficina del presidente Elijah.

Se escuchó una fuerte voz masculina que decía «adelante». Entonces la secretaria abrió la puerta. La oficina era amplia y luminosa. La mesa y la silla de oficina, incluida la zona de negociación que había delante, estaban hechas especialmente de caoba. Los muebles eran de tonos oscuros. Había algunas pinturas llamativas detrás del escritorio. Todas eran cuadros famosos. El papel estaba ligeramente amarillento y no parecían una falsificación. Pero como el presidente del Grupo JK, Elijah se podía permitir esos cuadros. Los muebles de caobo ya le salían a más de millones.

El hombre parecía tener unos cincuenta años, pero debería ser de los que se negaban a envejecer, vestía una camisa azul con estampado de flores, pantalones hasta los tobillos que estaban de moda entre los jóvenes, y un par de zapatos de cuero blanco con cordones. Tenía toda una pinta de no darse por vencido con la edad.

No tenía la tranquilidad que debería tener a esta edad con las piernas cruzadas sobre el escritorio, balanceándose constantemente.

Parecía que estaba a gusto. La secretaria estaba acostumbrada a verlo así, por lo que no se sorprendió para nada.

—Alguien le busca en la recepción.

Sosteniendo la carpeta azul en la mano, el hombre no apartó la mirada, pero preguntó:

—¿Algún socio?

Vestía de manera vistosa, no parecía un hombre madura que había pasado mucho en la vida.

Elijah pareció darse cuenta de que Cynthia no confiaba en él y no pudo evitar sentirse un poco decepcionado.

—¿No me parezco?

Cynthia asintió instintivamente.

Elijah:

—...

«Tú ganas», pensó.

—Bueno, aquí no es un lugar para hablar, ven conmigo.

Caminó por delante para guiar el camino. Cynthia no se movió. Esa persona no le daba ninguna sensación de seguridad. No se atrevió a seguirlo sin más.

Elijah sintió que nadie lo estaba siguiendo. Miró a Cynthia. Ella todavía estaba allí parada. Estaba por preguntarle por qué no le seguía, pero entonces notó su desconfianza. Frunció el ceño por un momento, luego señaló a la secretaria que lo seguía y a la recepcionista.

—Puedes preguntar a cualquier persona de la empresa para verificar que soy Elijah.

Después de hablar, se miró a sí mismo de nuevo.

«¿Por qué piensa que no soy Elijah?

¿Por qué no confía en mí?».

—¿Cuántos años tienes?

Álex preguntó.

Entonces Elijah prestó atención a que había dos niños a su lado, se acercó para mirar más de cerca y sus ojos se iluminaron de repente.

—Qué guapo eres.

—¿Quién es tu padre?

No pudo evitar preguntar con curiosidad.

Álex se mantuvo erguido con la cabeza inclinada.

—Yo te he preguntado antes, aún no me has respondido.

Elijah:

—...

«Vaya, solo es un niño, pero no se deja aprovechar».

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