¡Vuelve conmigo,mi cariño! romance Capítulo 485

Norberto miró a Luciana y dijo:

—No lo estará diciendo en serio, oficial Mauricio. Qué hace una universitaria aquí si no es por dinero o por tratar de pescar a un ricachón. ¿Quiere ser el oficial Mauricio ese ricachón? ¿O quiere gastarse dinero en ella? No pasa nada por jugar un poco, pero ir en serio ya es pasarse.

Mientras hablaba, miró a Alain.

—Usted y el señor Alain tienen una relación especial. Usted mismo es un hombre con identidad, ¿quiere buscar una prostituta como esposa? No solo se avergüenza a sí mismo.

—¿Quién es prostituta?

Luciana no pudo aguantarlo. Si no hubiera seguido a su compañera sin preguntar porque necesitaba dinero, no estaría aquí.

¡Llamarla prostituta era un insulto!

Mauricio la sujetó y le dirigió una mirada hosca. Como si dijera que la impulsividad no era buena para ella.

Si no hubiera sido por ellos hoy, Luciana nunca habría escapado de las garras de Norberto.

Luciana también sabía que fue demasiado impulsiva, solo que estaba muy disgustada porque la llamaran prostituta.

Estudió mucho y entró en la universidad de sus sueños. Se ganaba la vida con sus manos. Nunca pensó en vender su cuerpo por dinero ni en los momentos más miserables y difíciles.

Apretó las manos con fuerza y miró con desprecio la impiedad de Norberto.

—Señor Norberto.

Dijo Alain, su tono era escalofriante.

—¿Por qué no hablamos con claridad? Si quiere algo a cambio, sólo tiene que pedirlo. Mientras pueda dárselo, no me negaré. Es raro que le guste alguien a mi amigo y no puedo quedarme de brazos cruzados.

Estaba claramente descontento y Norberto lo sopesó en su mente. La mujer en realidad no era su empelada. Como había dicho Luciana, no la había pagado y ella no había hecho ningún trabajo para él. No tenían ninguna relación.

Si cedía esto a Alain, cuando le necesitase en el futuro, no le sería tan difícil abrir la boca.

Pensando en los pros y los contras, Norberto sonrió y dijo:

—Si lo ha pedido el señor Alain, sería demasiado tacaño si no lo aceptara. Es sólo una mujer.

Señaló a los tres que estaban en la puerta.

—Estas también son vírgenes, ¿les llamo a que jueguen con nosotros?

Las tres chicas eran muy jóvenes y era la primera vez que acudían a una ocasión como ésta. Al ver a hombres tan guapos y poderosos, y no haber sentido la frustración y crueldad de los oficios sexuales, tenían muchas ganas de intentarlo. En especial, Ariana, la compañera que empujó a Luciana. Su objetivo era Alain.

Quería que Alain se enamorara y se casara con ella. De esta forma se convertiría en la esposa de una familia adinerada. Y ya no tendría que estudiar o preocuparse por encontrar un trabajo tras graduarse.

Norberto desconocía la compleja enemistad entre Alain y Elio ya que no lo habían anunciado a viva voz. Nadie conocía los detalles y seguían pensando que eran tío y sobrino.

No era un secreto que Alain no se llevaba bien con Carmen.

Así que, sin pensarlo mucho, levantó su vaso y chocó con el que Alain había puesto sobre la mesa.

—¿Tomamos una copa?

Alain aceptó. Norberto se relamió después de bebérselo, cogió la botella y se sirvió de nuevo.

—Tampoco eres un extraño, no hay nada que ocultarte. Si lo cuentas, tenemos una relación muy cercana. Tu abuelo y mi padre eran muy cercanos en ese entonces.

Domingo era un poco más joven que Manuel, pero eran de la misma generación. La razón por la que Norberto era tan joven era porque era el hijo más pequeño de Domingo.

Se decía que tenía seis hermanas y que no se criaron en la familia por sus identidades de ilegítimas y las criaron los parientes. Sólo una hermana estaba en casa. Nominalmente era el segundo, pero en realidad era el séptimo de la casa. Eso no era un secreto, lo sabían casi todos.

—Con esta relación vino a pedirme ayuda, ¿cómo iba a negarme? ¿No crees?

El cuerpo de Alain se inclinó hacia atrás y todo su cuerpo se sumergió en la oscuridad, de modo que no se podía ver su expresión. Sólo se oía una voz gélida.

—Me interesaría saber qué pasó.

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