—Elio y tu madrastra son incompatibles, deberías saber mejor que yo lo mucho que odia a esa mujer. Acudió a mí porque sabía que conocía a mucha gente y me pidió que le hiciera un favor y cogiera a esa mujer. Solo que las personas que fueron a hacerlo eran patéticas y hubo un accidente. Pero de todas formas no era para tanto, no os gusta ni a ti ni a Elio esa mujer. Ahora que no está, os ahorráis el disgusto.
Norberto no se fijó en la cara de Alain, pero sintió que el ambiente del compartimento, inexplicablemente, parecía un poco frío. Se irritó y como si las tres mujeres que estaban junto a la puerta fueran un adefesio, llamó enojado al manager:
—Sáquenlas, me irritan la vista.
El manager sacó a todas con unos cuantos subordinados.
Alain se levantó la vista y dijo:
—El señor Norberto es realmente extraordinario. Ahora mismo, están tomándose muy en serio esto de la prostitución y los delitos. Aun así se atreve a secuestrar a alguien.
—Era para hacerle un favor a Elio. No está en condiciones de hacerlo él mismo y ha utilizado mi mano.
Norberto se recostó en el sofá y levantó la cabeza.
—El señor Alain está aquí hoy para buscar diversión o…
Si no supiera la relación de Elio y Alain, no habría sido tan franco al respecto. Tenía más o menos implicaciones, y las había sopesado en su mente cuando lo dijo.
Si escondía algo y Alain se enteraba por Elio, quedaría mal en los dos lados.
—¿Para qué cree el señor Norberto que estoy aquí?
Las miradas se cruzaron. Norberto se congeló por un momento y se rio.
—Los que vienen aquí buscan placer.
—El señor Norberto me ha decepcionado hoy. Ahora ya no es lo que era, señor Norberto. Tenga cuidado de no darse cuenta cuando le han utilizado.
Norberto frunció el ceño,
—¿Qué quieres decir?
¿Por qué le parecía que tenía otro sentido sus palabras?
Alain se levantó y Cristián Mauricio le siguió.
Le miró con frialdad.
—Señor Norberto, acudió a ti para una cosa tan fácil como coger a una persona. ¿Es porque no puede o porque no se atreve?
Los ojos de Norberto se entrecerraron. ¿Qué quería decir?
¿Elio lo estaba utilizando?
—¿Está bromeando el señor Alain? Elio es tu tío, y en vez estar de su lado, te pones al lado mío. ¿Cree que me lo voy a creer?
Elio era su tío y vino a revelar sus trapos sucios. ¿Le estaba poniendo a prueba?
Norberto no se atrevía a confiar en las palabras de Alain. Después de todo, él y Elio estaban en el mismo barco.
—Lo creas o no, depende ti, señor Norberto. Sólo que no soporto que utilice a alguien más sin saberlo.
Dijo sutilmente.
—Aun así, agradezco al señor Norberto por su hospitalidad de hoy.
—No puedo decir que haya sido muy hospitalario, ni siquiera he dejado que el señor Alain se divierta. La próxima vez que venga, avíseme con antelación y me aseguraré de que preparen lo necesario para que se divierta.
Norberto estaba un poco distraído. Si el comentario de Alain de antes había sido muy sutil, éste era un claro aviso.
Y la palabra «más» se utilizó de forma muy ingeniosa. ¿Qué significaba? ¿Que Elio ya utilizó a alguien antes y no se dio cuenta?
—Señor Alain, ¿puede aclararme una confusión?
De repente Norberto paró a Alain que ya se dirigía a la puerta.
Se levantó y se acercó.
—¿Sabe algo de dentro?
Alain dijo significativo:
—¿Ha escuchado el señor Norberto del asunto de Diego?
—Aunque está bien tapado, todos los del círculo lo saben. A esta edad y perderlo todo. Pobrecillo…
Norberto tenía hecha sus decisiones y esperó a que Alain se fuera para llamar al manager.
No era un niño de tres años que se creía todo lo que le decía. Tenía que investigarlo personalmente para quedarse tranquilo.
—Averigua si Elio obligó alguna vez a Alain a casarse con alguna mujer, y también, pregunta por ahí si el accidente de Diego tuvo algo que ver con Elio.
El gerente asintió.
—Lo averiguaré lo más rápido que pueda.
Norberto hizo impaciente un gesto con la mano.
—Ve.
Le gustaría esperar que no fuera cierto, pero si lo era......
Masticó la palabra Elio, utilizarle. ¿Realmente pensaba que era un peluche?
Saliendo del pub, Alain miró a Mauricio.
—Te espero en la empresa.
Cristián, que era un poco más chismoso, chocó con el hombro de Mauricio y miró a Luciana.
—¿Cuándo la conociste? ¿Cómo es que no nos lo dijiste? ¿Tienes miedo de que te la robemos?
—No seas ridículo, sólo le hice un favor a alguien.
Mauricio miró a Cristián.
—¿Todavía no te vas?
Cristián sonrió, y mientras caminaba hacia el coche, miró de arriba abajo a Luciana. Pensó que la chica era demasiado joven. El viejo quería estar con la joven.
—Aunque Mauricio tiene cara de viejo, es muy inocente. Sé amable con él.
Cristián le lanzó una mirada a Luciana.
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