¡Vuelve conmigo,mi cariño! romance Capítulo 544

Cynthia estaba perpleja, no entendía por qué de repente se puso serio.

—¿Qué pasa? ¿Olvidaste que cambiaron su nombre?

Ella preguntó.

Alain dijo que no se le olvidó.

—Me he acostumbrado a llamarlo así, no quiero cambiarlo.

Sus ojos se posaron en su abdomen mientras hablaba.

—Cuando nazca el bebé, ya sea niño o niña, que tome tu apellido.

Levantó los ojos para mirar a Cynthia cálidamente.

—Tu papá solo te tiene a ti como hija, hagámoslo así para que tenga descendencia.

Hablaba en serio. Como Cynthia pensaba mucho por él, también quería pensar más por ella.

Era una mentira decir que no se había conmovido, Cynthia lo fulminó con la mirada.

—Ains, ¿por qué te dices eso de repente? ¿Quieres que llore?

Alain se rio, la abrazó y la besó en la frente.

—Sentiré lástimas si lloras.

—Madre mía, ¿a quién he provocado hoy? ¿Por qué tengo que ver vuestro afecto nada más salir? ¡Qué triste vida!

Cristián se apoyó contra la puerta con las manos cruzadas, mirando con interés la escena que acababa de suceder.

El hombre que tenía la mirada gentil, ahora solo le quedaba frialdad.

Alain alzó los ojos lentamente y dijo sin prisa:

—La envidia te hace aparentar horroroso.

Luego entró rodeando a Cynthia con los brazos, tratando a Cristián como si no existiera.

Cristián:

—...

«¿He sentido envidia? Bueno, un poco. Espera, ¿acaso no soy lo suficiente desgraciado? ¿Por qué me provocan? ¿Se creen que soy fácil de intimidar?».

Gritaba en su corazón, «¡Desagradecido! Dejas de lado a tu amigo ahora que tienes a tu chica». Se sentía como un lastimero abandonado por los demás. Chloe no lo perdonaba, ahora incuso su amigo lo marginaba.

Soltó un «¡Desagradecido!» en alto, y Alain, que no había ido muy lejos, escuchó su voz y le preguntó:

—¿Qué acabas de decir?

—...

Cristián se puso cobarde enseguida, luego rápidamente encontró una excusa:

—Esto... Los niños quieren comer helado. He salido para eso. Estaba preguntando si queréis que os traiga algo. Lo puedo traer de paso.

Alain le preguntó a Cynthia:

—¿Te apetece comer algo?

—Tarta con nata.

No había comido nada desde la mañana, ahora de repente tenía antojo de nata.

—¿Con qué sabor?

Alain preguntó de nuevo.

Cynthia pensó por un momento y dijo:

—Mango.

Cristián dijo «ok».

—De paso compraré algo de fruta.

Alain asintió. Hoy no se irían de aquí. Tenían que esperar hasta mañana. Hacer las compras en este lugar no era tan conveniente, había que conducir hasta un poco lejos para comprar. Lo mejor del lugar era la tranquilidad.

A esta hora caía el sol en el patio. Ellos entraron al recibidor. Esa casa de madera era súper fresquita en verano, era como entrar en una habitación con aire acondicionado. Había una mesa cuadrada en el medio del recibidor. Alejandro estaba sentado enfrente de Calex, tenían un tablero de ajedrez sobre la mesa. Los dos estaban jugando al ajedrez. Calex estaba en un problema, mirando el tablero de ajedrez estaba pensando en cómo dar el siguiente paso para convertir la derrota en victoria. Estaba tan concentrado que no se dio cuenta de que había entrado gente.

—Papá, ¿vale?

Agarró el cuello de Alain y actuó como un bebé.

—Este perro es muy dócil, no lastima a las personas porque está adiestrado.

Asher entró. Al ver a Cynthia saludó:

—Hola, Cynthia.

Pero en mente supo por qué Alain regresó de nuevo, pensó que debería ser por ella.

Se enteró de la partida de Cynthia por Alejandro, supuso que apareció en la Ciudad Blanca para asistir a la boda de Arturo.

Cynthia también lo saludó.

Calex volvió a perder, pero quería ganar.

—Juguemos otra partida.

Alejandro tocó la cabeza de su nieto.

—Es bueno tener espíritu de lucha, pero jugaremos de nuevo por la noche.

Se puso de pie y volvió la mirada hacia ese lado. Calex estaba desanimado porque no había ganado ni una vez, era la primera vez que se sentía frustrado.

Alejandro deliberadamente no lo dejó ganar. El niño era inteligente y no sufrió nada en sus cinco años de vida, lo cuán no era algo bueno.

Como decía el viejo refrán: «Las flores de ciruelo no llegan a su floración sin antes pasar por el viento frío».

Tenía expectativas por su nieto, más que las que tenía con Alain en aquel entonces. Por eso tenía la intención de hacer que experimentara más cosas. Aunque el niño tenía una mentalidad madura a poca edad, era un poco orgulloso. No era malo hacer que sintiera frustración de vez en cuando.

Al ver a Cynthia, supo por qué Alain no se había ido.

—Sal conmigo.

Le dijo a Cynthia.

Cynthia asintió, sabiendo que debía tener algo que decirle, lo siguió hasta salir del recibidor.

Historial de lectura

No history.

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: ¡Vuelve conmigo,mi cariño!