¡Vuelve conmigo,mi cariño! romance Capítulo 545

Alain no se lo impidió, se limitó a quedarse dentro, mirando cómo Cynthia salía con Alejandro. Sabía más o menos lo que Alejandro le iba a decir a Cynthia.

Calessia le movió la cabeza para que le mirara.

—Papá, ¿me dices que sí? Quiero criar a este perro.

—Te compraré uno más pequeño.

Como este era demasiado grande, temía que pudiera lastimarla. Aunque los perros entendían a los humanos, no estaba seguro del todo.

—No, solo me gusta este.

Calessia actuó como un bebé, frotando su cabeza contra su cuello.

—Yo he estado criando a este perro, lo tengo adiestrado, no morderá a la gente. Si a Alessia le gusta, déjela que se lo lleve a jugar.

Asher volvió a decir que el perro estaba adiestrado, porque sabía que Alain debía tener miedo de que el perro hiciera daño a la niña.

Esta raza de perro era dócil, aunque era grande, no era gruñón. Una vez adiestrado era consciente de la higiene y no hacía sus necesidades en cualquier sitio. Solo necesitaban comprar una casita más pienso para perros, no era mucho que hacer. Aparte, teniendo a sirvientes en casa, no tenían que preocuparse de ello.

—¿Me das permiso? Mira, el tío abuelo ya está de acuerdo en darme el perro.

Calessia hizo un puchero con la boca, no paraba de rogárselo, solo le faltaba llorarle a su padre.

Al final Alain dijo que sí porque siempre era misericordioso con su hija.

Calessia sonrió de inmediato y lo besó en la mejilla.

—Gracias, papá.

Ella estaba tan emocionada que saltó de su abrazo para correr hacia el samoyedo y tocarle la cabeza, el perro le frotó suavemente la palma con su cabeza, haciendo que Calessia sonriera.

Ella miró a Asher.

—Tío abuelo, si me lo diste es mío, quiero darle un nombre nuevo.

Asher le puso el nombre de Gigante cuando lo estaba criando, aunque era blanco y lindo, era grande, con cabello largo y fuerte, por eso le dio ese nombre.

Asher se puso en cuclillas junto a la niña, tocó la cabeza de Gigante y le dijo a Calessia:

—Claro, ahora es todo de Alessia.

Aunque los niños han cambiado sus nombres, a todos les gustaban llamarlos por sus nombres originales, sentían que eran más cariñosos. Por eso usaban el nombre de antes como apodo.

Calessia sostuvo felizmente la cabeza de Gigante y alisó el pelo de su cuerpo.

—Lo voy a llamar Nevado porque es grande y blanco.

Asher sonrió y dijo con mimo:

—Qué lista es mi niña, le has puesto un nombre más bonito que antes.

Calessia frotó la cabeza del perro y no paró de llamarlo Nevado, orgullosa del nombre que le dio.

Calex estaba en silencio a un lado, estudiando la partida que acababa de perder.

Cristián entró con una bolsa de cosas, no solo compró frutas y helados, sino que también compró algunos snacks para los niños.

Puso las cosas sobre la mesa y llamó a los niños.

—Venid aquí, que el helado se derrite.

Calessia corrió hacia Cristián en nada.

—¿Dónde está mi helado? Quiero helado.

Cristián le dio uno y le entregó el otro a Calex que estaba callado a un lado.

—Oye, ¿por qué tienes cara de descontento? ¿Vas a querer tu helado?

Calex no miró hacia arriba y dijo:

—No.

Tenía toda una pinta de que no se iba a mover de allí hasta que no sacara una conclusión de por qué perdió.

Cristián se rio.

—Qué concentrado está, parece que ha vuelto a perder.

Alain se sentó frente a su hijo.

—Juguemos una partida.

Cristián miró alrededor, pero no vio a Cynthia:

—¿Y Cynthia? Compré la tarta que le apetecía.

Alain puso la tarta a un lado de la mesa. Ignorando las palabras de Cristián, comenzó a poner las piezas de ajedrez en el tablero, luego le dijo a su hijo:

—Empieza.

Calex lo miró.

—No, empieza tú.

Alejandro se dio la vuelta y miró a Cynthia.

—Las personas solo apreciaremos las cosas después de perderlas, pero no todos saben que una vez que se pierden, todo es irreversible. Prométeme que vas a regresar con él esta vez.

Cynthia bajó los ojos.

—Te lo prometo, entiendo lo que quieres decir.

Alejandro asintió con satisfacción.

—Pasaré unos meses aquí y, de vez en cuando, volveré a ver a los niños.

Dijo esto como si estuviera diciendo que volverá de vez en cuando para ver si estaban llevando a cabo una vida feliz.

Cynthia entendió sus intenciones y se emocionó mucho.

—Gracias, papá.

Después de todo, la muerte de Carmen tuvo algo que ver con ella, pero él fue tan tolerante.

Alejandro suspiró.

—Tonta, me llamas papá y a ella mamá. Somos una familia. No tienes que darme las gracias.

Hizo un gesto con la mano.

—Entremos, que hace calor afuera.

Cynthia no dijo nada, pero su corazón no estaba tan tranquilo como aparentaba. Al escuchar las palabras de Alejandro, las emociones empezaron a inquietarse en su interior. Cuando dijo eso de que la gente solo sabía apreciar las cosas una vez haberlas perdido, sintió que estaba hablando de sí mismo.

Ella pensó que Alejandro debería estar hablando de él y Carmen. Tenía arrepentimientos con Carmen.

Cynthia comprendía lo que quería decir, iba a apreciar lo que tenía ahora, ya fuera su amor o su familia.

Después de experimentar este incidente, claramente conoció sus sentimientos por Alain.

¡Resultó ser un amor tan profundo!

Cuando pisó el umbral, alguien la agarró por la muñeca. Al ver que era Alain, no dijo nada y lo siguió hasta el interior de la casa.

Estaban en la habitación que se situaba al este, donde durmió anoche, era muy limpia y espaciosa, aunque era una casa de madera, estaba decorada con una decoración moderna y era conveniente para la vida.

Alain tiró de ella hacia la cama, ​​sin preguntarle nada, la tomó en sus brazos y la besó. Sus besos siempre fueron dominantes y arrogantes, pero esta vez no fueron así, todo lo contrario, solo fueron continuos picos que le daba.

Cynthia miró sus ojos oscuros, sabía que estaba probando...

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