Ante la provocación de Cynthia, sí que era muy cooperativo Alain. Inclinando ligeramente la cabeza, y con los ojos medio cerrados dijo a media voz, —Si te digo que te quiero, ¿me vas a permitir algo sexual aquí en la oficina?
Cynthia perdió en seguida. En cuanto al nivel de desvergüenza, estaba todavía lejos de alcanzarlo.
Quería soltarle la mano, pero Alain no la dejó agarrando la suya.
—¿Ya quieres irte después de provocarme?
—No sé, ¿quién lo ha heho? —mimosamente se quejó Cynthia—, Y además, ¿quién ha sido el testigo?
A Alain le hizo mucha gracia y no podía enfadarse,
—De tal modo, en el futuro tendré que grabar videos de lo que me hagas y guardarlo como una evidencia.
Cynthia no siguió metiéndose con él y se levantó de sus rodillas, —Tú arregla los trabajos. Yo te espero a tu lado.
Él aún no le dejó la mano,
—Tenerte entre los brazos no me afecta a leer los documentos.
—Pero no está bien que nos vean así —ella lo dudaba.
—Somos un matrimonio. ¿Qué pueden decir? —justificó Alain con mucha confianza.
Cynthia seguía negándose, pero ignorándolo, Alain la volvió a coger entre los brazos. Le rodeó la cintura con una mano y con la otra abrió los papeles.
Conociendo muy bien su personalidad, Cynthia dejó de esforzarse y acomodó la posición. Muchos de su edad ya se han puesto muy gordos, pero él se conservaba en plana forma. No tenía ni tripa, y al contrario, se le notó musculoso al sentarse sobre él. Un buen cuerpo del que estarían celosas hasta las mujeres.
Cynthia se aburrió.
—¿No te parece incómodo abrazarme así? —preguntó.
—No. Me agrada así.
Cynthia sonrió, y se arrellanó entre sus brazos.
—A ver, ¿qué clase de chica crees que será la novia de Mauricio? No puede ser sencilla si ha conseguido conmover a una persona tan apático como él.
Es todo maravilloso, salvo la torpeza en las relaciones amorosas.
Y este, sin que nadie supiese nada, ha tenido una novia. Era realmente sorprendente. El otro día cuando Cristián lo reveló, él no lo reconoció.
—¿Has visto a la que se llama Luciana? —preguntó ella.
Alain dijo que no.
En realidad sí, pero se había olvidado.
La última vez que ocurrió eso, Cristián la llevó aquí.
Cynthia no tenía ni idea de los papeles que estaba arreglando. Como consecuencia, el sueño le fue conquistando.
—¿Cuándo vas a terminar? —preguntó con un bostezo.
Alain le dio una palmadita,
—Duerme un poco si quieres. Cuando acabe te llamo.
Entonces apoyada en su pecho, Cynthia cerró los ojos.
Y cuando los abrió ya fue dos horas después. A Alain se le durmieron las piernas, pero al verla durmiendo tan dulcemente, no la llamó, ni se atrevía a moverse por miedo a despertarla.
—Deberías despertarme —se levantó frotándose los ojos. Cogió el agua en la mesa y tomó un sorbo para aliviar la sequedad en la garganta.
Alain se frotó las piernas entumecidas,
—Has estado durmiendo profundamente. No quise despertarte.
Ella dejó el vaso, le rodeó con sus brazos y le dio un beso.
—Cariño, ¿dónde vamos a almorzar?
Alain se quedó atontado por este “cariño”. Pasó un buen rato fijándose en ella.
—¿Cómo me has llamado?
Cynthia se puso de pie y lo negó,
—¿Te he llamado?
Hoy todo el mundo se enteró de que ya es su mujer.
—Vengan y siéntanse aquí. Hay sitio —fue la secretaria fuera de la oficina de Alain. Había muchos asientos disponibles a su alrededor porque comía sola.
En el pasado, Alain comía con frecuencia aquí con gente cuando iba ajetreado. A eso ya se habían acostumbrado todos, pero a que la mujer del presidente visitase aquí, no. Fue la primera vez.
—También pueden sentarse con nosotros. Tenemos mesa libre —alguien cedió el asiento diciendo.
—Sin cumplidos, por favor. Nos sentamos aquí y está bien. Muchas gracias —sonrió Cynthia y se sentó donde la secretaria con Alain.
Era mejor porque fue la primera en proponerlo.
Ya en un principio siempre se tenía una buena impresión de Cynthia, porque era muy accesible y nunca se presumía. Ahora viéndola aparecer junto con Alain en el comedor, le mostraron mucho cariño y respeto.
Entonces ella no podía comer tranquilamente. Todos pasaban para saludarla cuando se fueron.
—Acostúmbrate a esto. Por fin hemos tenido una jefa y estamos muy contentos —pasó Henry después de dos personas que venían especialmente para hablarla a Cynthia, y se armó de valor para hacer la broma.
Mientras reflexionaba en la mente. Esta mujer que antes él miraba con malos ojos ahora es la más bienvenida. Pues evidentemente, tiene poca vista.
Es por qué no es capaz de ser el empleador sino el empleado.
—¿No estás ocupado? —Alain alzó la mirada.
Algo vergonzoso esbozó una sonrisa,
—Es que he pasado para saludaros, ¿no?
—¿Ves? Así me reprime —le dijo a Cynthia antes de irse.
Ella se rio. Cuando se alejó él tocó a Alain.
—Sé más amable con tus subordinados en el futuro.
—Tonterías suyas. No le escuches —contestó dando un resoplido fríamente.
Tras pasar todo el día en la compañía, Cynthia recibió la llamada de Calessia, quien decía que quería cenar fuera con ellos. Por eso, cuando salieron del trabajo, los dos fueron a recoger a la hija antes de ir al restaurante.
Cuando llegaron ya estaba allí Cristián.
Comentarios
Los comentarios de los lectores sobre la novela: ¡Vuelve conmigo,mi cariño!