—¿Por qué? ¿Cristián?
Chloe miró la pantalla de su móvil por un momento y dijo, —No.
Era infeliz no por Cristián, sino por el entorno en el que vivía. Aunque estaba lejos de Lourdes, esta anciana siempre estaba entre ella y Cristián.
Además, el bebé era una barrera entre ellos.
Elijah envió un emoji de impotencia.
Chloe pensó que Elijah iba a decirle algo, pero en su lugar escuchó una música muy alegre.
A Chloe le hizo gracia.
Elías dijo, —Deberías estar contenta de tener un marido tan guapo.
—Me reconforta de una manera diferente a los demás.
—Eso es seguro. Soy único.
Chloe sonrió y contestó rápidamente, —No te pongas demasiado chula.
—Jaja, estoy tratando de hacerte reír.
Chloe respondió, —Lo sé.
—Entonces cuida de ti mismo, la ira envejece. Sonríe más o dejarás de querer mirarte al espejo cuando te salgan arrugas como a mí.
—No tienes arrugas, son sólo signos de la edad.
—Eres una buena habladora.
—Estoy diciendo la verdad.
—Te has vuelto muy dulce después de sólo unos días.
—Lo aprendí de ti.
—¿Y soy tan buen profesor?
—¿Con quién estás teniendo una conversación tan agradable? —Cristián se apoyó en la puerta y la miró.
Llevaba ya un rato y vio que Chloe sonreía y miraba la pantalla de su móvil, así que no interrumpió por curiosidad. Estaba tan absorta que no se dio cuenta de que había vuelto.
—Pensé que estabas en casa —Chloe giró la cabeza y le miró sorprendida.
—No quiero que te aburras —dijo Cristián mientras se acercaba, luego miró la pantalla del móvil de Chloe.
Chloe notó su mirada y guardó el móvil, se levantó de la silla y dijo, —Vamos al cine entonces.
Cristián la miró sin decir nada.
—¿Qué me estás mirando? —Chloe frunció el ceño.
—Nada —dijo Cristián, bajando la cabeza.
Cristián se sintió repentinamente frustrado.
«¿No estás contento conmigo? Nunca te he visto sonreír tan felizmente.»
Quiso decir algo, pero se dio cuenta de que la infelicidad de Chloe se debía a la presión que ejercía su familia, y se calló.
Después de todo, si fuera Chloe, tampoco estaría contento.
Sabía que Chloe estaba bajo mucha presión para estar con él y que no podía hacer nada por ella.
—Chloe, si te sientes muy cansada... —Cristián quiso decir que dejaría libre a Chloe pero no pudo decir nada.
—No quiero que me dejes —levantó la vista y dijo.
Chloe pareció percibir su vacilación, le miró a los ojos y le dijo, —Lo sé.
—Haré más obras buenas y espero que Dios se apiade de nosotros y nos dé un hijo. Así no tendremos que preocuparnos todos los días —Cristián la abrazó.
Chloe se apoyó en su pecho, —Vamos al cine.
Chloe le miró y dijo con una mueca, —¡Algo así!
Con eso salió corriendo rápidamente, Cristián persiguiéndola, —Para.
—No —Chloe le devolvió la mirada mientras corría.
Cristián no tardó en alcanzarla.
Cristián la abrazó por detrás, —Te tengo, mujer.
Intentó besarla en la mejilla, pero Chloe lo apartó y dijo, —No aquí.
—Pero no estamos haciendo nada.
—Vamos a casa —Cristián le pasó el brazo por la cintura.
—Entonces volvamos caminando, que quiero caminar —dijo Chloe.
Cristián dijo que sí, que de todas formas no estaban lejos de casa.
Unos treinta minutos después estaban casi en la cuadra y Chloe pudo ver a dos personas conocidas caminando por la entrada.
Chloe tocó a Cristián, señaló la entrada y preguntó, —Mira.
Cristián miró en esa dirección. Eran sus clientes quien se paseaban por la entrada. La madre y el hermano de la mujer fallecida eran sus clientes cuando aceptó el caso.
—¿Quieren verte para algo? —Chloe le miró.
—Tal vez —Cristián agarró la mano de Chloe y cruzó la calle.
—Abogado Cristián —Cuando la mujer vio a Cristián se acercó con su hijo.
—¿Qué pasa? —preguntó Cristián.
La mujer y su hijo parecían preocupados, como si tuvieran algo que decir.
—Abogado Cristián, que...
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