¡Vuelve conmigo,mi cariño! romance Capítulo 805

Luciana tenía dinero, la tarjeta que le dio Mauricio la última vez tenía los ahorros de Mauricio. Ella no lo gastó. Aunque ella tuvo dinero, tampoco los gastó como quisiera. Ella era una persona demasiada digna.

Aunque Mauricio y ella eran pareja, ella todavía estuvo sin trabajo, no tuvo mucho dinero extra. Pero tampoco prodigó el dinero de Mauricio. Ella quiso comprar las cosas caras por su esfuerzo.

Vio que Luciana estuvo callada, Alba la miró atónita, —¿No es verdad que tu marido no te da dinero para gastar? —ella siguió diciendo apresuradamente, —eres mucho más menor que él, ¿no debe mantenerte?

Luciana pareció que estas palabras fueron muy estridentes, ¿ella debió ser mantenida porque fue menor?

¿Qué lógica era esto?

Eran las palabras despectivas, pareció que ella se casó con Mauricio por su dinero y su posición social.

—Me caso con él porque le quiero, no por su dinero. —Luciana insistió.

Alba se rio y la apaciguó, —Lo sé, no digo nada, tranquila.

Luciana la echó un vistazo y no creyó lo que dijo ella.

Alba suspiró, —Vale, vale. Digo algo mal, no tengo otro sentido, no pienses demasiado.

Ella no lo dijo a propósito y no quiso decir que Luciana se casó pronto por el dinero.

Era sólo que habló de eso y ella lo dijo sin pensar, no esperó que Luciana fue tan sensible.

Ellas llegaron el sitio, Alba se fue a comprar las bebidas y las dos entraron a la tienda juntas. Había mucha gente en la tienda por el fin de semana.

—Las ropas de mujer está allí, vamos.—Alba tiró a Luciana, Luciana la acompañó. Ella no tuvo nada para comprar, por eso la dejó hacer como ella quisiera.

Después de marcharse Mauricio, Isabeldijo que el tiempo hacía frío poco a poco y las chaquetas de Calexi le quedaron pequeñas. Se creció mucho este año, se debió comprar de nuevo, lo mismo para Calessia. Aunque ella no era alta como Calexi, también se creció mucho este año.

El hijo menor fue acompañado por Isabel y Vega, Cynthia salió de compras para los dos niños.

Ella creyó que fue cada día más como una ama de casa, fue el tipo que vivía cómodamente. Tenía su propio chofer y Isabel y Vega la ayudaron a cuidar a los niños en casa.

Alain supo ganar dinero, parecía como ella no tenía que hacer algo. A ella no le gusta la vida así, ella esperó que pudiera hacer las cosas que le gustaron.

Pero Alain no la permitió ir a Ciudad C, sólo pudo ser ama de casa en casa.

Ella había venido por un rato, el chofer la siguió con unas bolsas de papel en las manos. Al principio, sólo compró las ropas para Calessia y Calexi, pero entró en la tienda para los. bebés cuando la vio. Vio unas pequeñas ropas chulas y las compró. Además compró unos productos para bebés.

Por otro lado, Alba tiró a Luciana entrando en una joyería, Luciana la miró pestañeando,—Alba, ¿qué quieres comprar?

Alba dijo en voz baja al lado de su oreja, —Nada.

Luciana no entendió, ¿por qué entró en la joyería si no quiso comprar nada? Además, no había nada barato dentro de allí, eran de valor más de cientos o miles euros, no había ninguna cosa de unos diez euros.

—Ya que no compras nada, no entramos. —Luciana pareció que fue malgastar tiempo si paseó sin propósito. Además le dio vergüenza de verlas sólo sin comprar.

—Luciana, venimos a pasear por la calle, sólo las miro, es gratis para aprobar.

—¿Cuánto cuesta?

—988,8 euros. —dijo la vendedora, —El platino es un material caro, más el diamante bueno, el precio no es barato.

Alba miró el espejo y tocó el diamante pequeño. Eran los pequeños diamantes, no tenían el valor alto.

—¿Hay descuento? —Alba pidió a la vendedora a sacar el collar por ella.

La vendedora lo sacó y dijo, —Es la nueva colección, no hay descuento.

—Vale.

—Tienes un buen gusto, te queda bien el collar. Te hace más de mujer madura y se puede mostrar tu gusto.

A Alba le gustó mucho, pero también supo que ella no tuvo suficiente dinero para pagarlo.

Sólo pudo esperar hasta que tuviera dinero.

—Tampoco me gusta tantos, vamos a ver en otras tiendas. —Alba caminó hacia fuera tirando a Luciana con una sonrisa.

La vendedora puso el collar dentro del estante de cristal y murmurando, —No digas que no te gusta si es porque no puedes pagarlo. No se conoce a sí mismo.

Alba no estuvo alegre de escuchar eso y volvió la cabeza mirándola, —¿Qué dices?

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