Cristián dijo: —Lo sé, lo sé todo.
¿Cómo era posible que no entendía lo que sintió?
Era muy difícil para él en ese momento, y mucho más para ella.
—No puedo comer nada —El corazón de Chloe se atascó.
—Por qué no te llevo a casa de Cynthia, tiene mucha familia y alguien con quien hablar —El ambiente era deprimente ahora que se quedaban juntos, y ella se perdía en sus pensamientos cuando estaba sola, y él había perdido su atención, pensando que Cynthia podría iluminarla.
Chloe se abanicó las pestañas sin decir una palabra, realmente no quería irse, no quería ir a ningún sitio ahora mismo, sólo quería estar sola y sufrir este proceso de duelo en silencio.
—Escúchame esta vez y vete —Cristián se quedó sin atención, incapaz de consolarla ella misma, tuvo que recurrir a otros.
—¿Sería una mala idea que me viera así ahora? —Chloe no tenía miedo de que Cynthia se viera así, eran los demás.
Al fin y al cabo, había bastante gente en la villa y viéndola así seguro que preguntaba.
—Chloe, ¿qué te pasa? ¿Por qué no tienes buen aspecto?
—¿Chloe estás llorando?
No quería entrar a explicar esas cuestiones.
—Ya veo, haré que mi cuñada venga a hacerte compañía, ¿vale? —preguntó Cristián.
Chloe acabó asintiendo.
Cristián le acarició la mejilla:
—Voy a hacer una llamada.
Dicho esto, se levantó y se dirigió al salón para hacer una llamada telefónica.
Hoy Cynthia se había levantado temprano y había sido ella quien había llevado a los dos niños al colegio después de la cena. Normalmente lo hacía Alejandro, pero Cynthia sabía que estaba enfermo y no se encontraba bien, así que le ha dejado descansar en casa.
Alejandro dijo que Cynthia estaba armando un escándalo, que sólo tenía un pequeño resfriado y lo hizo parecer como si estuviera gravemente enfermo.
Cynthia seguía insistiendo en entregarlo ella misma, dejándolo descansar en casa, después de todo, a una edad avanzada.
También quería encontrar la oportunidad de que Alejandro fuera al hospital para una revisión, ya que se estaba haciendo mayor y si había alguna enfermedad que se pudiera detectar antes, se podría tratar antes.
Alejandro dijo de Cynthia:
—¿Qué diversión tengo si ni siquiera me dejas enviar a mis hijos?
Cynthia dijo:
—¿No estás enfermo? Cuando te pongas bien, el trabajo seguirá siendo tuyo y nadie te lo ganará.
Alejandro regresó a su habitación sin decir nada, diciendo que iba a entrecerrar los ojos un rato.
Cynthia le dijo a Vega que vigilara a Alejandro y Vega le dijo que sí. Estaba a punto de ir a su habitación para ver cómo estaba su pequeño cuando sonó su teléfono móvil en la mesita del salón y se acercó a cogerlo.
—Cynthia —la voz de Cristián no sonaba bien, era baja y un poco ronca.
A Cynthia se le apretó el corazón, temiendo que les pasara algo a él y a Chloe, y preguntó:
—¿Qué pasa?
No se preocupa por ello con Isabel en la casa.
Subió y se puso un abrigo y salió de la casa. El chofer la llevó y ella leyó la dirección que Cristián le había enviado y se lo dijo al chofer, que condujo hasta allí según la dirección.
El conductor no tardó en llevar el coche al barrio donde vivía Cristián. Cynthia sabía que Cristián y Chloe se habían mudado, Chloe le había hablado de ello antes, sólo que ésta era la primera vez que venía.
Empujó la puerta del coche y salió.
—Señora, ¿la espero allí abajo? —Preguntó el conductor.
—Está bien si vuelves primero, yo tomaré un taxi después.
—Entonces buscaré un lugar para aparcar y me llamaré cuando te vayas.
Cynthia asintió con la cabeza mientras se paraba en la puerta y le enviaba un mensaje a Cristián diciéndole que había llegado.
Pronto Cristián respondió que bajaba a recogerla.
Se quedó en la puerta y esperó.
En ese momento, un taxi se detuvo en la puerta y bajó una joven, seguida por la abuela de Cristián.
Sólo con la ayuda del conductor pudo Lourdes salir del coche y subir a la silla de ruedas.
—¿Cristián vive aquí después de irse de casa? —Lourdes se sonrojó muchísimo.
Juanita asintió:
—Está aquí.
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