Cuando Cristián no volvía a casa durante un tiempo, Lourdes encuentró a alguien que le seguía y así era como averiquió dónde él vivía, llegando esta vez a su puerta sabiendo que Chloe había vuelto a fallar en su segunda prueba in vitro.
Cynthia se quedó inmóvil en la puerta, su mente sabía exactamente por qué había venido Lourdes, y parecía seria.
Cristián salió de la celda y vio a Cynthia de pie en la puerta y gritó:
—Cuñada.
Cynthia se dio la vuelta y Lourdes y Juanita miraron hacia el sonido.
—¡Cristián! —Lourdes dijo en forma de una desagradable carcajada.
Sólo entonces Cristián se dio cuenta de que había alguien más a un lado del camino y su expresión vaciló, volviendo los ojos para mirar a Cynthia pensando que Lourdes la había seguido hasta aquí.
—Yo también los vi en la puerta —Cynthia dijo.
—Edificio tres, la puerta 603, entra primero, aquí yo me encargo —Cristián dijo.
Cynthia asintió comprensivamente:
—Ocúpate de ello.
Cristián salió con un movimiento de cabeza y dijo:
—Abuela...
—¿Cómo es que no me dejas entrar en la casa? —Antes de que Cristián pudiera terminar su frase fue interrumpido por Lourdes y le dijo enérgicamente—. Si no me dejas entrar hoy, llamaré a la policía y diré que no me mantienes.
Cristián apretó las manos, reprimiendo un gruñido bajo:
—¿Qué quieres?
—Me has abandonado, y ni siquiera me dejas entrar en casa cuando vengo a verte, ¿qué quieres? —Lourdes apuntó al portero, que de vez en cuando pasaba por allí, y de repente rompió a llorar— He trabajado tanto para criarte, y ahora soy vieja y me has abandonado.
Era de naturaleza humana que nos gustara ver lo que ocurrió en las casas de los demás, y pronto el portero asomó la cabeza y la gente que iba y venía empezó a detenerse.
Cynthia, que se había alejado un poco, se volvió y le dijo a Cristián:
—Déjala entrar.
Cristián no se movió.
Cynthia lo miró y conituó, —Esto tiene que resolverse, ¿vas a vivir tu vida escondido con Chloe así de ahora en adelante?
Cristián sabía que esta no era una solución permanente, pero ahora no había solución infalible, y ambas partes eran personas a las que no quería hacer daño.
—Está bien que entres, pero desquítate conmigo si estás molesta, y fue mi propia idea salir de la casa, así que no te desquites con nadie —miró a Lourdes y dijo.
Entonces Lourdes se quedó mirando a Cristián durante un largo rato antes de decir.
—... es bueno.
Cristián apartó la mirada de Lourdes y dijo:
—Vamos, entra.
—¿Estás aquí para ver a Chloe? —preguntó Lourdes, mirando a Cynthia.
—No digo que sea una bendita, he escuchado muchos comentarios a mis espaldas sobre estar soltera y embarazada y tener una mala vida en los primeros años cuando estaba sola con dos hijos.
—Eso es cosa del pasado —dijo Lourdes.
—Sí, los viejos tiempos han quedado atrás, pero no serán olvidados.
—Chloe —dijo Lourdes mientras sus ojos se dirigían a Chloe, que se sintió nerviosa al instante.
—¿Por qué no me dijiste que ibas al hospital otra vez? —Lourdes regañó preocupada— Creo que has vuelto a perder peso.
Chloe baja los ojos suavemente.
Cristián sacó un abrigo y lo cubrió con Chloe, miró a Lourdes y dijo:
—Chloe ha sufrido mucho por mi culpa y está demasiado débil para que el bebé esté en mi mente más tarde.
—¿No lo estás considerando, o el óvulo de Chloe es inútiles? —Lourdes se había enterado de la situación de Chloe y era incapaz de aceptarlo, y cuando se enteró de que Cristián también había abandonado tener hijo, estalló— No lo estás pensando, ¿es un asunto sólo tuyo?
La conversación giró:
—Nunca te escucharé.
—¿Qué quieres hacer al respecto, abuela? —Cynthia cogió la mano de Chloe, esperando en ese momento darle algo en lo que apoyarse, para que se sintiera un poco más segura.
Lourdes dijo después de un momento:
—Si sus óvulos son inútiles, encontrará a alguien que se los done, o en su defecto, un vientre de alquiler. Hoy en día hay muchas mujeres dispuestas a vender sus vientres para ganar dinero.
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