¡Vuelve conmigo,mi cariño! romance Capítulo 881

—Señorita Cynthia, toma un rato de descancio. Luego hablaremos sobre las cosas laborales. —Lautaro le dijo y entregó la maleta suya.

—Gracias. —Calessia Paramés la tomó.

Lautarole echó un vistazo y se fue. Calessia se levantó en la puerta pero no la cerró inmediatamente. Viendo que se cerró la puerta del ascensor de ida, Edmundo se presentó del rincón.

—Se ha ido, ¿no? —preguntó el hombre.

—Entra de prisa. —Calessia lo trajo adentro.

Cambió de los zapatos de tacón a las zapatillas. Dejó su maleta al lado. Se sentó en el sofá y preguntó, —¿Qué pasa con las cosas?—

Este año Edmundo se convirtió en un buen amigo de Calessia. Cuando él estaba en el país, buscaba algunas cosas para ella.

—Cuando tú moriste, Gael fusionó el Grupo JD y el Grupo Superior, que es la ahora Henking. En cuanto a la carta póstuma, todavía no he encontrado quién la puso.— dijo Edmundo.

Calessia bizqueó los ojos, pensando que posiblemente era el asesino quien puso la carta, por la cual su muerte se declaró un suicidio. Y el asesino, claro, era Gael. Pero ella no tuvo pruebas.

Tenía que hallarlas.

—Acabas de regresar a casa. Relájate un poco. Vamos a disfrutar de una buena cena para aliviar tu cansancio. — dijo Edmundo sonriendo.

—Ya. No quiero salir. Aprovechando de los alimentos, cenamos en casa. —respondió Calessia girando el cuello.

—No, no. Vamos a cenar afuera. —Edmundo aconsejó, cogiendo la mano de Calessia, —Vamos. Ponte los zapatos.—

Ella no tenía otras maneras de rechazarlo considerando su buena fe. Por lo tanto, lo aceptó.

Calzados los zapatos, salió a casa con Edmundo.

—¿Adónde vamos?—preguntó Calessia depúes de sentarse en el coche.

—Siéntate bien. No te preocupes. Voy a arreglar lo todo.— Edmundo le dijo.

Entre las palabras, él activó el coche y se puso en movimiento.

Pronto, paró delante de un restaurante de alta calidad, que se ubica en el centro de la ciudad. Calessia frencuntaba este lugar también. Por eso no se sorprendió. Solo dijo a Edmundo sonriendo, —Gracias por tu trato.—

—Es que no has regresado muchas veces. Seguro que me habrá costado un ojo. De otro modo, ¿cómo expreso mi bondad?—salió Edmundo del vehículo y dejó las llaves al camarero.

Los dos caminaron al restaurante y buscaron un sitio al lado de rincón donde era tranquilo.

El camarero no tardó en llegar. Calessia no se sintía bien y le dejó a Edmundo a escoger los platos.

Edmundose sonrió, dijo— Entonces pido todo lo que me gusta.—

Calessia lanzó una sonrisa. Le contestó, —Claro que sí. Es tú quien lo paga.—

Mientras hablaba, por una mirada casual, ella notó a dos personas que entraban. Eran Gael y Ada, quien lo acompañaba.

Ella levantó las cejas, pensando que se encontraron la segunda vez tan pronto desdel regreso, como los dos tigres en un mismo puente estrecho.

Ellos se sentaron cerca de la ventana.

Ada pido los platos.

Despúes de irse el camarero, Gael preguntó, —¿De qué tienes que hablar conmigo?—

Ada se sonrió y le dijo—Cenamos primero.—

Gael mostraba algo inesperado, dijo—Si no quieres decir, dimelo la segunda vez.—

Él se levantó.

Ada le cogió la mano y le dijo en voz baja y en un tono rogativo, —Gael, ¿conmigo no puedes tener una cena?—

—Tengo otros cosas... ...—siguió rechazando Gael.

—Gael, me gustas tú. Hace mucho tiempo que te quiero. Ha pasado un año desde tu divorcio. ¿Nos hacemos novios, okay?—Ada le suplicó.

Gael frunció las cejas sorprendidamente, le dijo—¿Ada, qué estás diciendo?

—Digo que te quiero, desde hace mucho tiempo... ...—le contestó Ada.

—¡Ada! —Gael la interrumpió, —Te has perdido la cabeza.—

Despúes de decirselo, se soltó de la mano de Ada y volvió a marcharse.

—Gael. —le dijo. Ella lo siguió.

—Joder. Nos encontramos en una cena. No hemos visto el almanaque. —Edmundo le dijo.

¿o por Gael?

Ejem ejem

A su lado, no había quien la trataba con buena corazón. Gael, Ada, su novio, su amiga, ¿todos la acercaban con propósitos?

Los que trataba honestamente, ¿son los que la engañaban, la tramaban y la quitaban la fortuna familiar?

¿Cómo puede ser que el corazón humana es tan mala?

— ¿Estás bien? — vino Edmundo diciendo.

Calessia secó las lágrimas y le contestó, —Estoy bien. —

—Vamos a comer un poco. —le aconsejó Edmundo.

Calessia dijo que sí.

En la mesa, Edmundo le preguntó a Calessia, —¿Qué has oído? Se ve que tu cara es un poco pálida. —

Al decirlo, él se arrepentió. Considerando que ya estaba mal humor ella, ¿cómo iba a cenar?

—Ejem, ejem, cena, cena primero. —Edmundo le dijo mientras le ponía los platos.

—Tú también comes algo. —Calessia le respondió despúes de arreglarse.

Luego de la cena, Edmundo le despidó hasta llevarla al hotel para que descansara bien.

Pero ella no pudo entrar en el sueño a pesar de las vueltas. Todo lo que pensaba era aquel hombre, el que le dijo que le amó, el frío.

¡El que le obligaba a divorciarse, el que le asesinó!

¡Gael!

Ella aferraba a la almohada.

El día siguiente,

Calessia se presentó en el Grupo Henking vestida en un buen traje.

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