30 Días de Prueba Amorosa romance Capítulo 88

—Por supuesto, solo son buenas para la salud.

Era mediodía y estos comestibles aún no tenían el efecto afrodisíaco.

Así Rosaura se sintió más tranquila.

La sonrisa en la cara de la abuela se intensó, al ver las conductas íntimas entre los dos.

Algunos jóvenes eran así, después de tener la relación sexual, inconscientemente se aceptaban aunque antes no tenían ganas de estar juntos.

Flavia sonrió con satisfacción y habló lentamente:

—Rosaura,Camilo, hace más de un mes desde que estuvisteis comprometidos, ¿no?

—Hoy es exactamente un mes y medio.

Camilo respondió en voz baja y con exactitud sobre el número.

Las comisuras de la boca de Rosaura se crisparon ligeramente. Originalmente habían planeado romper el compromiso en un mes, ahora había un retraso de media mes.

Algo iría a suceder antes de que se rompiera este compromiso ...

Estaba un poco preocupada.

Flavia se dio cuenta de la expresión de Rosaura y pensó que sólo era por vergüenza, y la miró con más amabilidad.

—Vosotros también os lleváis bien, es hora de fijar la fecha de la boda y preparar para casaros.

—¿Qué?

Rosaura quedó sorprendida y su corazón entró en pánico.

«Esto no sería posible.»

Se apresuró a mirar a Camilo y le tiró de la camisa por debajo de la mesa, indicándole que se diera prisa en negarse.

Sería mejor hablar del asunto de romper el compromiso ...

Observando los pequeños movimientos de Rosaura, Camilo no estaba contento.

Y dijo de manera muy natural:

—Como su disposición.

Rosaura se quedó sin palabras.

Estaba aturdida, ¿por qué Camilo no resistía?

Esto no era lo mismo que el compromiso, era la boda.

Flavia asintió con satisfacción y dijo alegremente:

—Estos dos días encontré qué fecha fuera apropiada para la boda...

—Abuela.

En ese momento, sonó una voz clara.

Serena, con un vestido blanco de encaje, llevaba zapatos de un tacón medio alto, llevando en la mano varios regalos. Se acercó con una postura elegante.

En su cara tan guapa llevaba sonrisa graciosa y agradable.

—Abuela, acabo de enterarme de que usted está enferma, así que he venido a verte. ¿Te sientes mejor? ¿Estás bien?

Según su expresión y su tono. Su preocupación era de corazón.

Mirando a Serena, Flavia sonrió amablemente y la saludó:

—Estoy bien, ¿por qué has venido, niña? Ve y siéntate.

—Es bueno que esté bien, te he traído unos suplementos dietéticos, son lo mejor para tu salud.

Serena entregó la caja de regalo a Rafeal, antes de dirigirse hacia Flavia.

Un criado le dio un asiento junto a Flavia.

Después de que Serena se sentara, tomó naturalmente la mano de la señora, su bonito rostro lleno de preocupación y entusiasmo.

—Abuela, hace tiempo desde te visitó la última vez. No me culpas, ¿verdad?

—Estoy muy contenta de que puedas venir a verme.

Flavia miró cariñosamente a Serena, se sintió contenta por el conducta de Serena.

—Te estás volviendo más y más bonita ahora, debe hay muchos jóvenes te cortejan.

—Abuela, de qué estás hablando.

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