Escapó de uno para caer en las garras de otro, el hombre, desagradablemente sexy y arrogante, no deja de denigrarla por ser una humana. No ha tenido tiempo de digerir que en el mundo hay criaturas enormes que pasan por humanos hasta que deciden lo contrario.
¿Cómo es posible que aquel hombre al que se le entregó sea un lobo? Y lo peor, ¡Es el enemigo del desgraciad0 que la tiene cautiva y por su culpa no la dejan ir!
―Entonces humanada. ―El rubio de físico atractivo y ojos dorados la miró con fascinación. ―¿Por qué huiste de tu pareja? No muchas humanas pueden anteponerse a una conexión como esa. ―Enola no le hizo caso, se mantuvo callada, él parece disfrutar con sus arrebatos. ―¿Ya perdiste toda voluntad? ―Enarcó una ceja burlón. ―Solo has estado aquí por una semana. ―Se acercó un poco más. ―Pensé que pelearías más, se supone que los humanos son irracionales y se dejan llevar por sus emociones. ―Enola se sintió demasiado débil, había amanecido sin fuerza y con un cansancio extremo.
―Déjame en pez. ―Atinó a decirle, ya no quiere gritar y pelear por su libertad.
―No me digas humana, ¿Estás muriendo? ―Ladeó la cabeza y la miró como la cosita más débil del universo. ―Eres tan frágil que me resulta tierno. ―Enola, cerró los ojos, siente que tiene fiebre, ¿Por qué está tan mal? ¿Por qué siente que su alma se debilita al igual que su corazón? No entiende nada de lo que está pasando.
En la manada BloodMoon, todos estaban preocupados por el alfa, su debilidad se hace cada vez más notable y su cambio de humor mucho más explosivo. Estaba perdiendo la compostura y era un peligro para los demás lobos.
Tanok maldijo el haberle obedecido a su padre, se lamentó el no seguir a su luna y se culpó por haberla perdido, ¿Cómo fue capaz de no protegerla como él se lo prometió? ¡Es un imbécil! Gruñó por la punzada de dolor en su pecho, su lobo está débil al igual que él y el brebaje ya está haciendo efecto.
―El alfa está dormido. ―La cuidadora miró a la recién llegada. ―No está aceptando visitas. ―Katriona sonrió.
―Es mi suegro, creo que puedo ayudar a cuidarlo. ―Tomó el paño con agua tibia. ―Vamos, tomate un descanso, estoy segura de que no escuchar sus insultos te hará bien. ―La mujer dudó por unos segundos, pero finalmente accedió a dejarla al cuidado del alfa.
―Bien, vendré a relevarte en una hora. ―Katriona agrandó la sonrisa y tomó el puesto de la mujer, feliz porque había logrado estar a solas con el alfa, con la figura de autoridad y el hombre que le puede brindar importancia.
Katriona no dudó ni por un segundo lo que haría, soltó el paño e inició a desnudarse, el alfa está débil y ella podrá consolarlo, él no se resistirá, su lobo está demasiado débil como para evitarlo.
Tanok frunció el ceño al sentir el peso sobre su cuerpo y abrió los ojos, Katriona se congeló al ver esos ojos rojos fijos en ella, pero siguiendo con su plan, acarició el cabello del hombre.
―Alfa. ―Susurró seductora. ―Yo puedo ayudarlo con su dolor. ―Lentamente, se acercó a sus labios, pero antes de que pudiera tocarlos un tirón la alejó del hombre.
―¿Qué crees que estás haciendo? ―Ikal miró a su esposa con los ojos inyectados en ira. ―¿Acaso pretendes acostarte con el alfa? ―Katriona reaccionó tan rápido como pudo y le tapó la boca para que no dijera nada.
―Te lo explicaré, pero no hagas ruido. ―Miró a sus espaldas y el hombre ya se había dormido nuevamente. ―Le dieron el brebaje para que descansara, pero sabes que es demasiado fuerte y el efecto se le pasa rápido…
―¿Crees que puedes jugar conmigo? ―Apretó más fuerte su agarre. ―¿Crees que puedes traicionarme con mi propio padre sin sufrir las consecuencias?
―¿No lo entiendes? ―Se soltó de él para iniciar a vestirse. ―Si tengo un hijo de él, o el consejo se entera de que me sedujo, sufrirá la condena de muerte por una traición de ese nivel. ―Lo miró a los ojos.
―¿Y crees que tú saldrás bien librada? ―Se burló de ella sin querer creer en sus palabras.
―Por supuesto. ―Aseguró. ―El alfa está inestable, ha lastimado a más de cinco guerreros, ¿Por qué dudarían de mí cuando les diga que me tomó a la fuerza? ―Sonrió. ―Piénsalo bien, si logro seducirlo en su estado podremos acabar con él y tú conseguirás ser el alfa de la manda más importante. ―Ikal miró a su padre y después a su mujer.
―Bien, que se reúnan todos en la sala de estrategias. ―El beta hizo una reverencia y se marchó para acatar las órdenes. ―Doctor, puede iniciar. ―Salió de la habitación dándole espacio al hombre para que continuara. ―Bien, ¿Qué tienen para mí? ―Se sentó a la cabeza.
―La manada del sur está mejor equipada de lo que pensábamos. ―Contestó el responsable de la guardia. ―Nuestras tropas no serán suficientes, ellos tienen aliados muy fuertes, lo mejor es que nosotros también consigamos aliados. ―El alfa apretó el puño, la única manada más poderosa que ellos es la BloodMoon y Tanok lo odia a muerte.
―¿No hay otra posibilidad? ―Al verlo negar, asintió. ―Bien, buscaré la manera de encontrar ese refuerzo. ―Se puso en pie con una sonrisa en los labios. ―No dejen de patrullar el lugar, sé que Tanok se aparecerá tarde o temprano. ―Salió del lugar directo a la habitación donde tiene cautiva a Enola. ―Por supuesto, ella será mía antes de que eso suceda. ―Ladeó la sonrisa al verla. ―Déjeme a solas con ella. ―El doctor que estaba analizando algunas muestras, asintió y salió de la habitación para poder trabajar.
―Mmmm. ―Enola jadeó, se muere de frío.
―No puedo dejar de mirarte. ―El hombre dejó escapar el aire por la boca. ―Ni siquiera el nauseabundo olor de Tanok impregnado en ti puede evitar el descontrol que provocas en mí. ―Lo sabía, está obsesionado con esa humana, después de todo no había visto a una tan hermosa y fuerte como esa. ―Pero puedo cambiar eso. ―Tirando de su pierna, la colocó boca arriba y aferrando las manos a su vestido, lo estropeó hasta retirarlo por completo de su cuerpo. ―Aun cuando has vestido las mismas ropas por una semana no puedo sentir repulsión por ti. ―Acarició su débil cuerpo. ―Te follaré hasta sentirme hastiado de ti, te daré tan duro que Tanok escuchará tus gritos y vendrá aquí enloquecido porque lo que le pertenece a él, fue disfrutado por mí. ―Enola ni siquiera podía reaccionar, cada sensación era experimentada, pero simplemente no podía actuar.
La caricia a su sexo la incomodó, aquella mirada intensa y depravada la asustó, pero nada como esa sonrisa tenebrosa en los labios del hombre que la hizo su esclava solo para humillarla y resaltar que es una patética humana.
¿Acaso es así como terminará ella, convirtiéndose ahora en esclava sexual? Las caricias del hombre se le hicieron lo más repugnantes del mundo, pero él parecía no darse cuenta, está demasiado concentrado en su lujuria que no se percata en el gesto de ella.
―No. ―Susurró Enola en un intento de salvarse, pero no funcionó, al contrario, el hombre lució más hambriento por ella.
―Espero que soportes esto. ―La abrió de piernas y con desesperación liberó su erección. Ya no soporta más la excitación.
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