ÁMAME UNA VEZ MÁS romance Capítulo 55

Alaia

—Aquí están sus dibujos —Loli entrega las pinturas que mis hijos hicieron ayer para Nick, hoy es su cumpleaños y Sophie me hizo una petición especial, según me explicó, él siempre hace un viaje de ida y regreso a Seattle en el día de su cumpleaños y lo hace solo, pero a Sophie se le ocurrió la idea de que los niños lo acompañen esta vez, será una sorpresa para él, su viaje es algo que él se reserva y solo irán Sophie quien cuidara a los niños y Nick, hoy voy a confiar en que ellos los cuidaran bien, ya que no pude negarme después de que he visto que es un buen padre y que hoy es su cumpleaños.

—Recuerden cariñitos, deben decirle feliz cumpleaños al señor Garnett, apenas lo vean —les dice Loli.

—Okey —dicen mis chiquitos.

—Han traído el regalo —Tino entra con el artículo que le pedí comprar, después de que mi amigo haya insistido en que los niños deberían llevarle un obsequio, Nick se ha esforzado por ellos, los ha llenado de regalos y se ha comportado a la altura.

—Mira, cari, dice con amor para papá, de tus hijos, Noah y Alana —Tino me enseña la dedicatoria detrás del fino reloj y lo miro en silencio diciendo “¿es en serio?”

—Pero vamos mi ciela —mi amigo preina su flequillo hacia un lado —los cariñitos ya quieren a su padre, aunque se nieguen a llamarlo papá —mira al techo, pensativo—, ahora que lo pienso, creo que eso debe de ser parte del karma. Pero sabéis que en algún momento se lo dirán, lo llamaran por su nombre y el reloj será un bello recuerdo para el bombonazo.

Miro a Ash quien alza los hombros, Tino y sus pensamientos, que nunca deja en su cabeza.

—Vamos, amores, despídanse de Loli y de sus tíos —ellos abrazan a los niños y Alana recibe el regalo de Nick.

Después de que se despiden de toda la familia, pues será un día entero sin verlos, salimos para ir a la casa de su padre.

Bajamos del auto y camino de la mano de mis hijos, de pronto Sophie abre la puerta y nos pide que hagamos silencio poniendo su dedo índice en sus labios, mis hijos imitan su acción y no hacen ruido.

Nos pide entrar y lo hacemos, quiero recomendarles el cuidado de los niños.

Will asiente al verme y se acerca a saludar con ternura a los niños, Marshall me sonríe amable, después los niños lo abrazan demostrándome que se ha ganado su cariño, Los perros tienen gorros de fiesta y estaban sentados muy juiciosos al lado de Marshall, pero esta tranquilidad se perdió cuando vieron a los niños, pronto todo vuelve a estar en orden gracias a Sophie.

Me doy cuenta de que han adornado la sala con unos arreglos de globos muy elegantes y bonitos, en la mesa hay aperitivos para desayunar y un pastel.

—Deben gritar sorpresa, apenas lo vean —Sophie señala las escaleras y mis hijos asienten—, no tarda en bajar —susurra Sophie y no sé si sea correcto que yo esté aquí.

Escuchamos sus pasos en el segundo piso y de pronto nos mira.

—¡Sorpresa! —gritan todos

Nick se sorprende al principio y después muestra una enorme sonrisa al ver a los niños y su sonrisa no se borra cuando me mira.

—Wow —dice bajando las escaleras y llega a donde estamos.

—Feiz cumpeañosh —dicen mis hijos y Nick los abraza, se ve emocionado, ellos le entregan sus dibujos.

—Son increíbles —les dice encantado y mis hijos se ven alegres por sus palabras.

—Ete —Alana le entrega la caja.

—Gracias, mi ángel, campeón —vuelve a abrazarlos y ellos envuelven los brazos en el cuello de Nick, y sin entender el porqué de mi reacción, siento que mi corazón se derrite ante la escena.

Nick abraza a todos y ellos le desean feliz cumpleaños hasta que quedamos frente a frente.

—Feliz cumpleaños —digo y él asiente, nos miramos en silencio y parece que hay mucho que decir, pero es el silencio el que habla, de pronto él corta el contacto visual, haciendo que yo reaccione y vuelva de donde sea que me haya ido.

—Gracias —dice y asiento, alguien le habla y yo aclaro mi garganta.

—Ya es momento de irme, por favor cuídenlos bien —me inclino a abrazarlos y darles muchos besos.

—Sean buenos niños —peino sus cabellos.

—Ti mami.

—Los cuidaré con mi vida —Sophie sonríe con ternura.

—Confió en usted —salgo de la casa sintiendo la mirada de alguien en mi espalda y estoy segura de que es Nick.

Nick

Aplico perfume y arreglo el saco de mi traje, no uso corbata, hoy y como es costumbre el día de mi cumpleaños, viajo a Seattle y paso el día en esa ciudad.

Salgo de la habitación y veo una imagen en el primer piso, cuando llego al inicio de las escaleras, al principio creo que es mi imaginación, pensamiento que anulo al escuchar el grito de sorpresa y mi sonrisa se amplía al ver a mis hijos y a Alaia, aunque lo único que puedo pensar al verla es en su respuesta hace unos días, cuando me dijo que amaba a Cedric, vi mi mundo y mis esperanzas derrumbarse en ese instante.

Bajo y saludo a las pequeñas partes de mí que tienen las dos terceras partes de mi corazón, me entregan un par de dibujos abstractos, pero que tienen más valor que cualquier obra de arte del mundo, recibo una pequeña caja y siento que es el mejor cumpleaños en los últimos años.

Todos me felicitan y cuando llego a Alaia, su gesto es frío como de costumbre, pero esta vez lo siento más que nunca.

Alaia dice que se irá dejando a mis hijos y la noticia me deja sorprendido.

Durante el vuelo, los niños duermen durante el viaje y despiertan poco antes de que aterricemos.

Como es costumbre en esta ciudad, el día es gris y cae una leve llovizna.

Sophie me entrega los abrigos de los niños y se los pongo junto a unos gorros de Lana, sonrío mirándolos, no pueden verse más adorables.

Subimos a las camionetas y entrego las indicaciones al chofer, mi nana y Sophie hablan mientras mis hijos ven la ciudad en silencio.

Llegamos a la moderna casa que parece sacada de una película futurista, toda tiene ventanas del piso al techo y las paredes son blancas, está rodeada de árboles, como lo prefiere el dueño.

Es impresionante.

—Buen día, bienvenido señor —una mujer vestida de blanco abre la puerta.

—Buen día, gracias, adelante —pido a mis acompañantes que sigan.

—Soy Tanya —la mujer se presenta y yo hago lo mismo.

—Es un placer —les sonríe a Noah y a Alana.

—Tanya estará atenta a lo que necesiten —le digo a nana Jane y a Sophie, ellas asienten sin hacer preguntas, van a la sala y yo tomo las manos de los niños para subir las escaleras.

Abro la puerta de la alcoba principal.

La persona que está de pie mirando algo que sostiene en sus manos, nota mi presencia.

—Nick, te esperábamos —dice y se fija en las personitas que van de mi mano.

—Vaya, trajiste apoyo —dice acercándose y se presenta con los niños —, no podrías negarlos —dice con ánimo.

—Jamás lo haría —aseguro.

—Estoy seguro de ello, pasen, es tu casa —cierra la puerta detrás de nosotros.

—¿Cómo está mi padre? —Exhalo y miro su figura en la cama.

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