Amante peligroso romance Capítulo 107

¡Denis nunca había conocido a nadie como Norberto!

-Oye, ¿por qué estás aturdida? Sube al auto.-

Debajo del árbol grande de higuera, el chico con la camisa blanca estaba parado allí como ayer, solo que hoy tenía una bicicleta más en la mano.

Ella no supo qué decir.

-Espabílate y sube al coche.-

-...¿Por qué estás aquí de nuevo?-

Norberto mostró una brillante sonrisa en su rostro, -¿Por qué no puedo venir?-

No era que no pudiera venir, pero no esperaba que después de lo de ayer, él todavía apareciera delante de ella.

Norberto era alto, tenía un pie apoyado en el suelo y el otro en el pedal, tan pronto como estiró sus largos brazos, arrastró a la mujer a su lado sin mucho esfuerzo, y luego la puso en el asiento de atrás de la bicicleta.

Denis estaba a punto de ponerse de pie.

-No te muevas, porque si te caes, no me hago responsable.- Cuando dijo eso, pisó el pedal que había debajo de su pie, y la bicicleta avanzó llevando a Denis.

Denis originalmente quería ponerse de pie, pero la bicicleta empezó a moverse repentinamente, y bajo inercia volvió a caerse en el asiento trasero de la bici, e inconscientemente estiró la mano y agarró con fuerza la delgada cintura de Norberto.

Su mente estaba muy confundida, ¿qué le pasaba… a esa persona?

-Está bien que vaya sola.- dijo Denis con su voz áspera.

De inmediato vino una vez por delante.

-No está bien.-

Ella se quedó sin habla.

Al poco tiempo.

-Señor Norberto, ¿no lo dejamos claro ayer?-

La persona de delante dijo levemente.

-¿Dijimos algo ayer? ¿Por qué no lo recuerdo?-

“Amigo... comportándote así, no podemos hablar más”. Denis estaba por estallare. ¿Por qué esa persona no hacía las cosas de acuerdo con el sentido común?

-...Entonces, ¿sabes lo que voy a hacer?- ¿Cómo la pudo meter en la bici sin haber preguntado a dónde quería ir?

Volvió a mirar la bicicleta, pero eso no la hizo entender la situación, porque Norberto tampoco parecía alguien que le gustase montar en bicicleta.

-Primero vamos a almorzar. Eché un vistazo y conozco un restaurante muy rico.-

Denis se estaba volviendo loca... Además de que no hacía las cosas de acuerdo con el sentido común, también respondía a las preguntas sin ningún sentido.

-No me gusta ir en bicicleta.-

-No me mientas. ¿Quién vio ayer a la parejita montando en bicicleta y sus ojos se enrojecieron?- Norberto dijo, -Denis, sé que debe ser otro de tus recuerdos con Joaquín, porque tus ojos no me pueden engañar.-

Denis se quedó sorprendida y no supo cómo responderle.

Norberto siguió hablando por su cuenta.

-Está bien si no me aceptas de momento. Porque hacer que una chica se enamore de ti siempre hay que dedicarle tiempo y energía. Pero Denis, tengo que decirte que esta es la primera vez que intento conseguir el amor de una chica con tanta seriedad.

Si no lo hago bien, no lo hago correctamente, o si no estás satisfecho con lo que hago, es posible que tengas que aguantar un poquito, porque no tengo mucha experiencia en esto.-

-Señor Norberto, somos solo cliente y...-

-Sé lo que vas a decir.- Norberto interrumpió a la mujer que estaba en la parte trasera. -Puedes tratarme como a un cliente. No me importa.-

“A mí sí...”. Denis parpadeó, la impotencia en sus ojos era indudablemente obvia.

Tal vez Norberto lo hizo apropósito o algo, porque su velocidad no era nada lenta. Aunque Denis quería saltar de la bici, estaba un poco asustada.

Aproximadamente un cuarto de hora después, Norberto giró a la izquierda, y con ella encima en la bici se metió en un pequeño callejón.

Después de echar un vistazo al callejón, Denis preguntó rápidamente, -¿A dónde me llevas?-

-Chss- dijo en voz baja, -Llegaremos pronto.-

Dicho eso, la bici giró de nuevo y se detuvo frente a una pared llena de rosas. Norberto se bajó de la bici en un movimiento, -Hemos llegado. Esta es la puerta trasera. Las veces que venía antes, siempre entré por la puerta delantera. Aunque la trasera es pequeño, estrecho y silencioso, la entrada principal es muy impresionante.-

Al escuchar eso, Denis ya no tuvo ganas de bajarse de la bicicleta.

Parecía que su culo se había pegado al asiento con cola. Norberto medio arqueó las cejas, mirando su comportamiento un poco infantil en ese momento... -Baja, es inútil que te quedes en la bici.-

-¡No!- Parpadeó, agarrando firmemente el asiento de la bici que estaba debajo de su trasero con ambas manos.

Norberto casi soltó unas carcajadas, pero sabía que, si se reía en ese momento, la mujer volvería a convertirse en ese erizo espinoso de inmediato, se acurrucaría en una bola para protegerse, y nunca más tendría la oportunidad de acercarse a ella.

-¿De verdad que no bajas?- Sus atractivas cejas temblaron un segundo sospechosamente, pero de verdad fue solo un segundo, porque un segundo después, volvió a la calma nuevamente, y nadie pudo ver la sospecha de ese momento.

-No tengo hambre.- De todos modos, simplemente no quería entrar.

-Yo sí.-

-Entonces entra tú, puedo volver yo sola.-

-Denis, tienes dos opciones; una, baja de la bici y entra a comer conmigo; la otra, te bajaré de la bici sosteniéndote y te llevaré a comer.-

Denis no supo qué decir, y no tenía una buena expresión. Realmente no quería entrar. Ahora todos los lugares relacionados con “impresionante” eran los lugares a los que menos quería ir, porque quién sabía si se iba a encontrar con uno o dos conocidos de antes allí.

Solo no quería enfrentarse a ello, ¿no podía hacer eso?

-¿Vamos a donde Enrique Navarra a comer tallarines con ternera?- Se mordió el labio con inseguridad y tenía miedo de que Norberto no estuviera de acuerdo, por eso agregó de mala gana, -Te invito.-

Norberto inmediatamente volvió la cara hacia un lado... Tenía mucho miedo de que le viera que estaba riéndose, así que se volvió hacia un lado, se rio y luego se volvió. Entonces deliberadamente le dijo lentamente a Denis.

-¿Ah sí? ¿Tú invitas?- La voz lenta hacía enfurecer a la gente, -¿Solo vamos a comer tallarines con ternera?-

Denis no estaba tan contenta... ¿Qué pasaba con los tallarines con ternera?

-Si no quieres comer, déjalo.- Denis se bajó de la bici, dio media vuelta y salió, pero alguien le agarró el brazo repentinamente por detrás, -Sí quiero comer, ¿quién dijo que no quería comer? Los tallarines con ternera están deliciosos, me encanta. Vamos, vamos a donde Enrique ahora.-

Norberto dejó de lado las preocupaciones, agarró a Denis y volvió a ponerla en el asiento trasero, -No intentes librártela, he escuchado perfectamente que has dicho que me vas a invitar a las tallarines con ternera.- En realidad tenía miedo de que se escapara.

La bici entró de nuevo en el pequeño callejón. Las paredes de ladrillo rojo a ambos lados del callejón estaban cubiertas con hileras de rosas silvestres de un blanco, rosa y amarillo claro. La bici pasaba entre las paredes de flores, el viento que soplaba levantó algunos cabellos de la frente de Denis, revelando la horrible cicatriz que tapaba. Estaba sentada en el asiento trasero de la bicicleta, pero tenía un caos mental.

Pasaron por delante las flores rosadas, blancas y amarillas, Denis de repente levantó la cabeza con asombro, miró a la figura alta que estaba delante y parpadeó... ¿No fue él quien la arrastró para ir a comer? ¿Por qué al final tenía que invitar ella?

Aún no lo tenía claro, ¿¿¿por qué al final tenía que invitar ella???

-Señor Nor...- Berto...

-Siéntate bien.- Solo acababa de abrir la boca, y el hombre de delante de repente ordenó solemnemente, -¡Agarra mi cintura!-

Ante una orden, la primera respuesta del cerebro era obedecer.

Denis no tuvo tiempo de pensar e inmediatamente extendió la mano para agarrar la fuerte cintura de Norberto. Al poco tiempo…

-¿Antes... ha pasado algo?-

-Ah, algún desgraciado ha tirado antes una botella de bebida en el camino, y temía que te cayeras.-

-Ah vale, gracias, señor Norberto.-

-Bueno, no pasa nada, no me ha costado mucho.- dijo la voz melodiosa de Norberto, aparentemente indiferente. Pero sus delgados labios se curvaron hacia arriba cuando Denis no podía verlo.

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