Amante peligroso romance Capítulo 131

En el edificio del Grupo García.

Un Bentley negro se detuvo lentamente, Joaquín García primero extendió su pierna larga para salir, luego se bajó del coche con elegancia, caminó hasta el asiento del copiloto y abrió la puerta.

Joaquín entrecerró los ojos para mirar la mujer que se quedaba en silencio en el auto, no urgió, solo esperó a que la mujer en el auto tomara una decisión por su voluntad.

Hasta ahora, Denis todavía no sabía por qué en ese momento accedió al final para ponerse el traje que le había preparado obedeciendo sus órdenes.

Una sensación de auto-disgusto invadió su interior. Se odiaba por ser tan incompetente, ¡se odiaba por ser alguien que ni siquiera se atrevía a resistirse!

Cuando llegó el momento de ir a trabajar, había más personal del Grupo García que andaba por los alrededores. Denis no pudo soportar las miradas ansiosas y curiosas, por lo que apretó los dientes y se bajó del auto.

Cuando salió del auto, las miradas de la gente que entraban y salían del edificio del Grupo García se volvieron más curiosas y ansiosas. Casi de inmediato agachó la cabeza nerviosamente escondiéndola en el pecho. Lo mejor era que no la vieran ni lo más mínimo... Le daba miedo tanta gente, le daba miedo tantas miradas, como si una persona que había estado encerrada en la oscuridad durante mucho tiempo de repente saliera a la calle, en el momento que se ponía en contacto con el sol, lo que sentía no era calidez, solo que la luz solar era muy deslumbrante, y por esa misma razón tenía miedo de la gente.

Joaquín caminaba por delante, Denis lo seguía. Cuando entró por la entrada del edificio del Grupo García, Joaquín se detuvo repentinamente, se giró un poco y miró a Denis detrás de él.

La mujer vaciló fuera de la puerta, se había quedado allí sin dar el paso para atravesar esa puerta y esa barrera imaginaria que ella había originado para protegerse.

Joaquín entrecerró los ojos... En ese entonces, esa mujer entraba en su empresa, incluso entraba en su oficina con todo su orgullo y seguridad.

La tímida siempre había sido Jimena Serrano, pero nunca había sido Denis.

En ese momento, el pasado ya solo formaba parte de los recuerdos, y la realidad ya no era como en ese entonces.

De nuevo se acordó de su actitud humilde frente a todos después de salir de la cárcel, de la escena de anoche cuando exclamó por miedo “No me pegues” con una postura defensiva muy experta…

Si en esos tres años había perdido algo importante, pensó que debía ayudarla a recuperarlo... Si la forma en que Norberto Martínez la amaba era hacer que la sonrisa reapareciera en su rostro, entonces, su forma de amarla era ayudarla a recuperar su dignidad y orgullo perdidos.

-Puedes entrar e ir a la reunión conmigo; o darte la vuelta ahora y volver a tu residencia.- Joaquín miró a Denis con ligereza, -No bromeo y tampoco te detendré.-

Denis se mordió el labio y miró al hombre de enfrente, tratando de ver sus intenciones en su rostro, pero Joaquín nunca revelaba sus emociones en su cara, y, además, en ese momento ella no podía ver nada de esos ojos claros e indiferentes.

¿Le había dado dos opciones...?

Seguía con la cabeza agachada, solo examinó cuidadosamente el alrededor por el rabillo del ojo. Esas miradas curiosas que también la estaban espiando cuidadosamente en ese momento, eran como lo que más temía en el mundo. Así que se puso cobarde de nuevo y miró con cuidado a Joaquín que estaba enfrente.

Prestando atención con sus oídos podía escuchar esas voces que intentaban bajar el volumen para que ella no las escuchara, pero al final consiguió escuchar sus comentarios, e incluso vio esos ojos curiosos que llevaban un rastro de desprecio...

-¿Quién es esta mujer? ¿Por qué tiene una pinta tan cobarde...?-

-¿Cómo conoció el señor Joaquín a una mujer tan mezquina...?-

-Mira, ese traje que lleva es de firma de lujo, pero poniéndose eso tampoco podía tapar la mezquindad que transmite su ser...-

Las voces llegaban discontinuamente. Aunque no las escuchó completamente, se hizo una idea en general.

Su rostro estaba pálido con la cabeza gacha, se mordió el labio y notó el sabor salado de su sangre.

La mirada de Joaquín seguía encima de ella. Como Denis podía escuchar las críticas de su alrededor, él naturalmente también pudo escuchar algunos, pero Joaquín no regañó a esas personas y solo se limitó a observar a Denis... Denis de ese entonces no tenía miedo a las críticas ajenas, incluso una vez ella le dijo con arrogancia que por qué debería preocuparse por los comentarios de gente menos competente que ella.

No obstante, la Denis de hoy, podía ser fácilmente derrotada por esas miradas o esos comentarios de la gente, porque para ella, todo eso era como lo que más temía en el mundo.

Ante esas miradas de desprecio, esas palabras burlonas... Denis se dio la vuelta y se escapó, cojeando corrió a un lado de la carretera, extendió la mano y tomó un taxi.

Joaquín no la detuvo, solo se quedó mirando tranquilamente a la mujer tomar un taxi y marcharse.

Apretó sus finos labios e hizo una señal con los dedos a la persona que estaba detrás de él. Enseguida Manrique Rodríguez se acercó a sus orejas. Joaquín pronunció suavemente algunas palabras al oído de Manrique, -Ve y síguela. Además, págale el taxi porque no lleva dinero encima.-

-Sí, jefe.-

Joaquín volvió a mirar el lugar por donde Denis se había ido, luego se dio la vuelta y entró. Un destello de luz pasó por sus ojos entrecerrados en ese momento, “Hoy te puedes escapar, pero aún te queda mañana”.

...

Tan pronto como terminó la reunión, Joaquín abandonó la empresa de inmediato.

El Bentley entró en la comunidad donde vivía Denis, y siguiendo la dirección, encontró la residencia de Denis.

Se escuchó a alguien tocando la puerta.

-¿Quién es?- preguntó la persona que estaba en la habitación.

El hombre que estaba fuera de la puerta no habló, pero dobló los dedos y golpeó unas cuantas veces la puerta.

La puerta se abrió, -¿Quién... Por qué estás aquí?-

-¿Por qué no puedo estar aquí?- preguntó con una ceja medio arqueada.

Denis levantó los labios y quiso decir algo, pero al final no dijo nada, solo preguntó con un poco de vergüenza, -Señor Joaquín... ¿Estás aquí por algo?-

-¿No me vas a invitar a tomar una taza de té?-

-No tengo té en casa.-

-Un vaso de agua también me sirve.-

-...Por favor, entra.-

Joaquín ignoró la desgana de Denis y entró de verdad en la casa.

-Voy a servirte agua...- La mujer se dirigió a la cocina con la cabeza gacha, pero de repente fue agarrada del brazo. Joaquín, con su voz profunda, dijo con determinación, -No hace falta, empaqueta las cosas y sígueme.-

-¿A dónde vamos? No necesito empaquetar, puedo ir así.-

Tan pronto como levantó la cabeza, el hombre pareció sonreír, -Me refiero a que empaquetes las cosas para marcharte, porque no vas a vivir más aquí.-

-¿…Entonces en dónde voy a vivir?- Entró en pánico, si no podía vivir allí, ¿dónde viviría?

-Vivirás conmigo.- dijo Joaquín con claridad, palabra por palabra.

Denis se quedó atónita de inmediato, sospechando que había escuchado alucinaciones.

-... Señor Joaquín, estoy muy bien viviendo aquí.-

Joaquín no le respondió y levantó el reloj para mirar la hora, -Te doy un cuarto de hora para que empaquetes, en un cuarto de hora te llevaré de aquí.- Después de decir eso, le echó una ojeada y añadió un recordatorio, -Aunque no hayas acabado de empaquetar.-

Denis entró en pánico por un instante, -Señor Joaquín, ¡estás siendo autoritario, arrogante e irracional! Estoy muy bien viviendo aquí, no me quiero mudar.- ¡Menos querría vivir con él!

Joaquín dijo a la ligera, -Lo que más quieres decir es que no quieres vivir conmigo, ¿verdad?-

Cuando Denis escuchó esas palabras, de repente, ¡su rostro palideció!

Al ver su reacción, Joaquín se rio levemente, -Parece que he acertado.- Un segundo antes estaba sonriendo, pero un segundo después, su rostro cambió de repente y la frialdad llenó sus ojos, -Solo tienes un cuarto de hora. No tienes la opción de negociar.-

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