Amante peligroso romance Capítulo 132

-¡¿Qué diablos quieres hacer?!- Denis apretó el puño con fuerza. ¿Qué más quería esa persona de ella? -Señor Joaquín, ¡mírame bien! ¡Mírame con atención! ¡¿Qué más tengo encima para que un personaje como tú gaste su valioso tiempo en mí?!-

-¡Dímelo! ¡Con que me lo digas, te lo daré!- Inexplicablemente irrumpió de nuevo en la vida de ella, -¡Señor Joaquín! ¡Ya no soy la Denis de ese entonces! ¡Tienes que entender esto!-

-Realmente no se me ocurre lo que te puede interesar de mí, como para que un personaje tan respetado por todo el mundo como tú se moleste y pierda el tiempo conmigo.-

Desde ayer hasta ahora, Gemma Herrera la metió en el auto para ir a ese banquete de mierda, y en esa casa de mierda vio a alguien que no debería aparecer allí, ¡Norberto!

Norberto acababa de hacerla daño, pero antes de que se recuperara de ese dolor, ¡su hermano de sangre la hizo más daño aún!

¿Y después? Después ese hombre apareció frente a ella inexplicablemente, con una serie de acciones sin sentido que ella no podía entender y tampoco tenía la intención de entenderlas.

Incluso si fuera un animal, incluso si la trataban como un animal... También deberían dejarla tiempo para que asimilara las cosas. Ni siquiera el carnicero mataba a los animales de una cuchillada. Pero a ella no la estaban dejando ni tiempo de reaccionar haciéndola tanto daño continuamente, ¡ya estaba hecho un caos!

¡Un caos!

“Joaquín, ¿¡por qué tienes que crear más caos todavía!? ¡Regáñame, golpéame, despréciame, búrlate de mí! Simplemente no te involucres en mi vida inexplicablemente... ¡Te lo ruego! Solo te ruego que no me tortures más... ¡Es suficiente! ¡Es suficiente!.”

Bajó la cabeza, su voz era áspera y reprimida, y de pronto soltó una risa, -Señor Joaquín, le he dado muchas vueltas, creo que lo único que me queda es este asqueroso cuerpo... Si no te desagrada, es todo tuyo.-

Ya no importaba nada, porque incluso su alma estaba muerta, así que ¿qué más podía hacer con su asqueroso cuerpo?

Levantando la cabeza lentamente, mirando hacia el frente lentamente, levantando la mano lentamente, todo parecía ir en cámara lenta, se paró frente a Joaquín y empezó a quitarse la ropa.

Joaquín sintió pena en su interior, quiso dar un paso adelante para detenerla, pero en el momento que coincidió con su mirada, sus pies se quedaron inmóviles y no podía dar un paso.

Ella no lloró, no tenía ni una lágrima en sus ojos, pero tenía una insensibilidad que no era normal de su edad, -Señor Joaquín, mira bien, ¿qué tengo más en mi cuerpo que te parece interesante? Te lo puedes quedar todo. Pero lo siento, mi asqueroso cuerpo está incompleto, le falta un riñón.-

Los ojos de Joaquín miraban fijamente los de Denis, no solo no podía mover sus pies, sino que tampoco podía quitarle los ojos de encima. Pero se sorprendió cuando ella pronunció “le falta un riñón”, luego bajó su vista centímetro por centímetro para detenerse en la parte izquierda de su cintura.

-Deja de tomarme el pelo. Puedes arrebatarme todo lo que quieras, pero después de arrebatármelo, no vuelvas a molestarme más.- Cerró los ojos insensiblemente, con una pinta de dejarse hacer de todo… Se dijo así misma, “Ya no importa”.

El sonido de los pasos se acercaba cada vez más. Denis podía notar claramente la persona parada frente a ella incluso con los ojos cerrados, por eso se armó de valor y apretó los dientes.

Algo cubrió su cuerpo, ella tembló, abrió los ojos y silenciosamente miró la chaqueta de traje que cubría su cuerpo.

Ella levantó la cabeza de nuevo para mirarle. No había conmoción en sus ojos, más bien era desesperación... Basándose en sus conocimientos sobre esa persona, no sabía qué era lo que pretendía conseguir molestándose tanto para involucrarla en su juego.

Levantó lentamente la cabeza, luego la dejó caer en silencio, luego la volvió a levantar… Repitiendo ese movimiento tres veces, finalmente, se armó de valor, apretó los dientes, extendió la mano sin vacilar, y abrazó el cuello del hombre que estaba delante de ella. En ese momento, ella estaba temblando.

-Señor Joaquín, ¿no me deseas?- Cuando dijo esa frase, tenía el cuello ruborizado y sentía una vergüenza indescriptible. Esa frase lo escuchó en una habitación privada de un cliente, allí contempló cómo una mujer se lo decía a un hombre viejo.

Pero de ninguna forma podía imitar lo coqueta que se había puesto esa mujer en ese momento cuando pronunció tales palabras con sus labios rojos... Pero para ella, lo que estaba sintiendo ahora mismo era peor que le obligaran a arrodillarse ante la gente.

Joaquín se quedó muy asombrado, pero no lo dejó notar, tragó saliva y dijo para sus adentros, “Maldita sea”. Pero apartó a Denis con calma y extendió sus delgados dedos para abrocharle uno a uno los botones de la camisa, luego con una mirada indiferente dijo, -Han pasado cinco minutos. Sólo te quedan diez minutos para empaquetar las cosas.-

Denis se sobresaltó y su mirada perdió el enfoque por un momento, -¿Por qué...? Todo lo que me queda es este cuerpo, ¿pero por qué?- ¿Por qué la apartó si había tomado ya tanta iniciativa de entregárselo?

No se le ocurría nada más que pudiera darle. Si lo que quería no era su cuerpo, entonces... ¿Qué era?

Se quedó estupefacta en su lugar y estuvo aturdida durante diez minutos.

El hombre de al lado tampoco la instó.

-Se acabó el tiempo.- Después de decir esas palabras, Joaquín extendió la mano y tiró a Denis hacia sus brazos. Enseguida su brazo bajó hasta su cintura para abrazarla con fuerza, llevándosela imponente para salir de allí.

De pronto, Denis volvió a su consciencia, su rostro palideció y empezó a luchar por librarse, -No voy, señor Joaquín, no voy, ¿vale? De verdad que estoy muy bien viviendo sola. Te lo ruego, no quiero mudarme.-

Ella se negó a irse, pero con su fuerza, ¿cómo podría vencer a un hombre?

Como las súplicas fueron infructuosos, empezó a gritar con rabia, -¡Joaquín! ¡Eres un autoritario y coercitivo! ¡Irrumpiste en la casa de otra persona sin permiso! ¡Lo que estás haciendo es secuestrarme! ¡Te condenarán!-

Antes de que terminara de hablar, él le entregó un móvil, -Tómalo y llama a la policía.-

Había utilizado todas sus estrategias: suplicar piedad, rebajarse de posición para hablarle, incluso gritarle... Pero no se cabreó de ninguna manera, ¡ese hombre era terriblemente sensato!

-¿Qué diablos quieres hacer?- Ya había utilizado todas sus estrategias, y ninguna de ellas funcionó. Denis sintió una impotencia sin precedentes, y finalmente agachó la cabeza y preguntó abatidamente. La voz áspera no mostraba la humildad de cuando suplicaba, tampoco mostraba el carácter de cuando gritaba, solo mostraba una desesperación infinita... -Joaquín... Estoy muy cansada. Por favor...-

“Por favor, déjame en paz”.

Estaba exhausta y desesperada, como si estuviera encerrada en una pequeña habitación a oscuras, donde no había ni una pizca de luz a su alrededor, y ni siquiera sabía lo que le rodeaba en esa habitación.

Joaquín en ese momento la hizo sentir un miedo así.

El brazo que sostenía su cintura firmemente tembló de manera que no se notó... Porque ella dijo “Estoy muy cansada, por favor…”.

Ella no dijo lo que le rogaba, pero él entendió claramente lo que ella le estaba rogando.

Sacudió la cabeza, “No puedo”. Cuando se dio cuenta de que estaba enamorado de ella, ya no pudo soltar su mano y dejarla irse.

Pero, en ese momento, Joaquín no entendía que cuando más se esforzaba por apretar la arena que había en su mano, más rápido se le iba a escapar. Tal vez lo entendía, pero subconscientemente pensaba que Denis debería pertenecerle.

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: Amante peligroso