Amante peligroso romance Capítulo 164

Los dedos fríos le tocaron su piel, y ese leve frialdad atravesó desde los dedos.

-Las acaricias es el comienzo del coqueteo.- Su voz baja tenía un toque de broma. Tocó su cuello levemente con los dedos, pero no se deslizó hacia abajo, solo le cosquilleaba casualmente, sin regularidad. Solo eran unas acaricias sin ningún ritmo, pero ya hacían que esta mujer que estaba debajo se ponía en piel de gallina.

Denis se resistió instintivamente.

El hombre se rio y una voz baja vino desde arriba de la cabeza de Denis, -¿Ya lo has aprendido?-

-Esto-, el hombre la vio sin comprender, y suavemente le rascó el cuello con la piel de gallina , -¿Lo has aprendido?-

Denis se dio cuenta de repente, ¡su rostro se sonrojó incontrolablemente!

¿Desde cuándo esta persona se volvió tan desvergonzada?

Después de hacer tal cosa, ¡todavía le preguntó si lo había aprendido!

-Joaquín, tengo sueño.- Entonces, ¿ya te podías ir ahora?

Claro que Joaquín entendió el orden de desalojo en sus palabras.

-Denis, lo empezaste.- Agarró la palma de Denis y presionó su palma contra su zona indescriptible.-Denis, aquí también te reclama.-

El calor que sentía en la palma de su mano era como tocar algo ardiente, estaba tan asustada que estuvo a punto de sacudir su mano. Pero él la apretó de la mano y no pudo moverse.

-¡Suéltame, Joaquín, suéltame!-

Los ojos de Joaquín se conmovieron, -Si no te suelto, ¿qué vas a hacer?- Había algo en sus palabras. Su mente, su ansiedad y su seriedad se escondían en esta frase de coqueteo aparentemente sin escrúpulos.

En este momento, los ojos de Joaquín eran más profundos que los de águila, se clavaron en esta persona que estaba en sus brazos.

-Te odiaré.-

Cuando Joaquín escuchó estas palabras, sintió como si le fuera cortando el corazón poco a poco con un cuchillo.

El color de sus labios era tenue, pero ahora se volvió más blanco aún.

Su rostro estaba inexpresivo, sus delgados labios apretados... Pero bajo su rostro tranquilo, ya había un caos.

De repente, la temperatura del ambiente bajó un poco.

Ella se movió inconscientemente, encogiéndose aún más.

Diez segundos para ella, fueron para Joaquín un siglo.

En el “siglo” de diez segundos, su mente pasó del pánico inicial a la decisión.

Denis sintió que el cielo estaba dándole vueltas por un tiempo, y se encontró severamente presionado contra el colchón. Al segundo siguiente, una sombra negra presionó hacia ella.

Las frías yemas de los dedos, acarició su piel como lo hizo hace unos segundo. Tenía que decir que era muy hábil.

Una fina capa de sudor se formó en la frente de Denis, -¡Para! ¡Joaquín!-

-Esto es acaricia.-

-¿Qué?- Ella dijo que se detuviera, pero él no respondió a la pregunta.

Sin darle tiempo a pensar, Joaquín inclinó repentinamente la cabeza, y los labios calientes, que eran completamente diferentes a la frialdad de las yemas de los dedos, se pusieron en su clavícula.

No importó cuánto luchó Denis, el hombre que estaba encima la ignoró por completo. Los labios calientes recorrieron alrededor de su cuerpo, dejó finos chupetones, uno a uno, sobre su cuerpo, sobre sus piernas, sobre sus pantorrillas, y seguía bajando... Denis cambió drásticamente la expresión, -¡Para! ¡Para! ¡Para! ¡Joaquín! ¡Estás loco!-

Dio una patada, pero él le cogió esos finos pies en la palma, y el beso cayó en el dorso del empeine, en la punta... Denis gritó, -¡Joaquín! ¡Eres un pervertido!-

Ella estaba alterada, e incluso gritó, pero no sabía que su rostro ya estaba enrojecido, y cada centímetro de su piel gritaba en silencio, “Este cuerpo ya estaba libidinosa”

La cabeza negra del hombre se levantó, y sus estrechos ojos lanzaron una mirada profunda a esta mujer alterada... Sabrá ella que un hombre tan orgulloso como él, bajó la cabeza para besar cada parte de su cuerpo, hasta los dedos de los pies… Sabrá ella que cuánto debe amar a esa mujer para abandonar la vergüenza y el orgullo de los seres humanos para arrodillarse y besar hasta los últimos dedos de sus pies religiosamente.

-Esto es beso.- Para su respuesta, eran estas palabras sin emociones.

La única diferencia era que la “acaricia” se había convertido en “beso”

-Denis,.- De repente, los delgados labios de Joaquín se movieron rápidamente.

-¿Qué dijiste?-

-Dije, entonces ódiame.- Cuando las palabras cayeron, él también se hundió, bajo los ojos horrorizados de la mujer, se fusionó con ella.

Poco a poco, ella apareció más asco en sus ojos.

Joaquín extendió la mano, taparon sus ojos, taparon eso ojos que lo hacía sufrir...

Su corazón se hundió aún más con cada movimiento... ¡Ódiame! ¡ Ódiame! ¡ Ódiame!

Era un felicidad extrema de los cuerpos, pero su corazón se hundió en el abismo... “Oh Dios mío, Yo, Joaquín, nunca te había pedido nada, pero esta vez te lo ruego... ¡Devuélveme la Denis de hace tres años!”

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