Amante peligroso romance Capítulo 232

En el casco antiguo de la Ciudad D , había dejado la mayoría de los hombres de Joaquín, pero su gran jefe ya no estaba allí.

A lo largo del camino, la cara aparentemente tranquila del hombre se vía muy hermosa.

Sólo de vez en cuando se veía su estado nervioso en su puño apretado.

Todo eso Telmo vío en sus ojos.

Extendió la mano y dio una palmadita consoladora en el dorso de la mano de su amigo que estaba a lado, -Ver a la esposa no es ver al jefe, tómate con calma.-

Por supuesto, sólo era una broma.

El carro se alejaba, seguió a la navegación, se dirigió a la Casa de Memoria, entró en la frontera del Mar Fresco y se alejó más y más.

Telmo frunció el ceño, -¿Fue por el camino equivocado?-

Abrir una hostal, por supuesto, debería ser en lugares muy concurridos y animados.

-No está equivocado.- A su lado, el hombre sonrió, pero no se podía evitar de burlarse de sí mismo, -No te olvides, Como ella se escapó.-

Telmo se calló... ¿Cómo se escapó?

De un lugar a otro, cada vez que tenían la más mínima pista de ella, se apresuraban a buscarla sin parar.

Pero al final todo quedó en vano.

-Gracias a esa caja de joyas.- Joaquín movió los labios delgados, -desde el este hasta el sur, y desde el sur hasta el oeste, tan sólo un caja de joyas le permitió viajar a más de una decena de lugares del país y venderlas por toda las partes. ¿Puedes pensar, Telmo, eso fue sólo por capricho que tuvo una idea repentina para escapar?-

Por supuesto... imposible.

Telmo comprendió, pero dijo, -Ella es tan inteligente que puede ser un plan improvisional.-

-¿Crees en lo que dijiste?- Joaquín se burló.

Un poco de calor en el cuerpo humano le llegó.

La mujer hechada en la tumbona, de repente, se volvió rígida... El olor familiar y perdido hace mucho tiempo, la nicotina con un poco de menta verde, se metía en la nariz.

La mano escondida bajo la manta delgada, los cinco dedos se abrían indefensos, apretando la tira de bambú debajo su cuerpo, las pestañas se estremecía rápidamente, se negaba subconscientemente a abrir los ojos , y se mordió los labios.

Claramente, las pestañas, poco a poco se húmedeció, un rastro de vapor, se desborda de las esquinas cerradas de los ojos... Esto era.... temor?

El hombre que estaba atrás, todo lo vió en sus ojos, ojos negros, profundos como un lago, y este ojo, como entró a la médula ósea, apacintió una herida que no se puede curar.

Se paró detrás de su tumbona, se agachó y besó los labios que ella estaba torciendo.

Este beso, llenó el vacío en el corazón.

-Que bien, te he encontrado.-El hombre suspiró y cerró sus ojos contentos.

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