La mujer fue empujada por Mario a un lado y miró lo que estaba sucediendo frente a ella con desconcierto, no supo cuando los dos hombres empezaron a pelear.
Sus puños eran tan pesados, ninguno de ellos se dejaban derrotado por el otro fácilmente.
La cara de Telmo se oscureció y estaba a punto de avanzar para detenerles, pero Joaquín lo empujó hábilmente.
En cuanto a pelea, Telmo realmente no era el rival de Joaquín. Mario podía luchar contra Joaquín durante tanto tiempo, lo que superó las expectativas de Telmo.
Por lo visto, Mario también practicó duro y nunca abandonó su kung-fu.
Pero, Mario no entendió una cosa lo que Joaquín era el heredero de la familia Joaquín, y la educación y los entrenamientos que había recibido desde pequeño no eran algo con que la gente común podía estar en contra.
Además, el mayor error que cometió Mario fue mencionar a la madre de Joaquín.
Aunque el humor de Joaquín era muy malo en este momento, parecía que había quemado su propia furia para enfrentarse a Mario.
Casi se esperaba la derrota de Mario.
Mario accidentalmente se cayó al suelo avergonzado.
Como un lobo, Joaquín levantó su puño con fiereza, dispuesto a darle otro puño, aprovechando su situación desfavorable para matarlo.
De repente, una figura salió corriendo y paró frente a Mario, -¡No puedess dañarlo!-
Varias personas se sorprendieron al mismo tiempo.
El puño levantado de Joaquín estaba en el aire, mirando increíblemente a la mujer que estaba contra él. El puño levantado sacudió fuertemente. -¿Tú, en serio?- le costó casi toda la fuerza para decir estas palabras .
En la voz siempre atractiva, había un leve ronquido ahogado.
-Denis- La mirada de Joaquín volvió a posarse en la mujer, -¿ Tú, de verdad, vas a protegerlo?-
La mujer bajó levemente los ojos y luego volvió a levantarlos diciendo, -Él es el cliente de la Casa de Memoria. No puedo dejar que lo lastimes.-
Cuando terminó de hablar, el puño levantado de Joaquín se apretó fuertemente y no bajó su puño hasta que casi de la boca brotaba la sangre por haber apretado los dientes fuertemente.
¡Denis quería detener sus puños por Mario! ... ¡Joaquín se sintió irritado, casi alocado!
¡De repente !
-¡Bueno! tienes que protegerlo, lo dejaré ir hoy, ¡pero tú ve conmigo!- agarró el brazo de la mujer diciendo, -¡Hoy, debes ir conmigo!-
-¡Suéltame! ¡Señor Joaquín, estás loco! ¿Quién te crees que eres, que debo ir contigo? ¡Si vuelves a hacer esto, llamaré a la policía!-
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