Al abrir los ojos, la habitación estaba blanca.
-¿Ya estás despierta?-
-¿Telmo?-
Denis movió los ojos para adaptarse a la brillante luz del sol fuera de la ventana y no preguntó por qué ella estaba en el hospital.
La memoria estaba rota, y ahora que ya estaba despierta, esos recuerdos rotos iban regresando.
Recordó que era la señora Yanet.
Lentamente preguntó a la persona que estaba al lado, -¿Dónde está?-
-Joaquín no está.-
-Pregunto por señora Yanet.-
Telmo lo oyó, y de repente se enojó,
-¿Para ti es más importante la señora Yanet que Joaquín?- preguntó con ironía, -Denis, ¿alguna vez has amado a Joaquín?-
Si ella la había amado, ¿por qué le mostraba indiferencia?
Denis al escuchar estas palabras, le parecía absurda.
Se fijó enTelmo muy seriamente.
-¿Qué estás mirando?- Telmo estaba tan avergonzado y enojado con la mirada de Denis, ¿qué mirada tenía ella?
Él no creía que sus palabras fueran tan ridículas.
La mujer de la cama retiró su mirada y empezó a mirar por la ventana.
-¡Estoy hablando contigo! ¿Me oyes?- Telmo se impacientó sin motivo, el comportamiento de esta mujer... ¡Su comportamiento!
Él no sabía cómo decir por qué no le caía bien Denis.
Simplemente estar frente a esta mujer llamada Denis Alonso, Telmo empezó a sentirse irritable.
Pero solo era su irritabilidad. Miró por el rabillo del ojo a la mujer que estaba en la cama. De repente se quedó atónito. Parecía que el mundo de Denis estaba envuelto en una cubierta de vidrio y había una capa invisible en el aire que aislaba el mundo exterior.
Todas las cosas del mundo exterior no podían entrar.
Las que estaban adentro, no querían salir.
Como resultado, apareció una escena tan extraña.
La mujer en la cama contemplaba en silencio al cielo fuera de la ventana, y el hombre frente a la cama, estupefacto, miraba a la mujer en el lecho.
Finalmente, Telmo suspiró y se rindió primero, entendió que quien quiera competir la resistencia y concentración con esta mujer, seguro que lo perdería.
Telmo, quien fue el primero en rendirse, tomó la iniciativa de hablar,
-¿Sabes cuánto tiempo llevas en coma?-
Él cogió una manzana y empezó a pelarla, le dijo,
-Hoy es el tercer día. No es nada grave tu salud, debería haberte despertado antes y no sabemos por qué no podíamos despertarte.- ¿Quizás ella estuviera muy cansada?
-Joaquín se quedó contigo en el hospital durante dos días y dos noches. Anoche respondió una llamada telefónica y apresuradamente prestó el avión privado de Raimundo Suarez para volver a la Ciudad S durante la noche.-
A Denis le sonaba el nombre Raimundo Suárez, un adinerado local de mal humor que no era fácil de tratar.
Fue inesperado que el hombre le pidió a Raimundo que le prestara su avión privado... Las cejas de Denis se fruncieron levemente y había cierta preocupación en sus ojos que no era fácil de percatarse por el otro.
Telmo la vio indiferente, y estaba tan enojado que quiso tirarle la manzana de la mano. O más bien ella no le entendió——¡Joaquín se encontró con un gran problema!
-¿No estás preocupada en absoluto? ¿Ya no te preocupes por la seguridad de Joaquín?- Telmo dejó la manzana y se quedó mirando el rostro de la mujer en la cama, no quería perder ninguno de sus gestos leves.
-El Grupo García.-
Boom~
¡Como si fuera un trueno en el oído!
¡Los ojos tranquilos de la mujer en la cama se llenaron de sorpresa!
El gigante Grupo García, ¿su dueño se cambiaría?
El Grupo García, el imperio de ese hombre, ¿se arruinaría?
¡El Grupo García, todo el trabajo de ese hombre!
Sus dedos se aferraron a las sábanas sin darse cuenta.
Telmo era muy consciente de las fluctuaciones de su emoción y dio un suspiro de alivio.
Si realmente ya no le importara Joaquín, él, Telmo Sánchez, la dejaría “morir accidentalmente” a toda costa.
Sí, ella había pasado por muchas dificultades, pero Telmo Sánchez no era una buena persona. Aunque todo fuera injusto para ella, si solo la muerte de Denis pudiera ser la salvación de Joaquín, Telmo lo haría sin dudar.
Ser parcial era así.
No importaba lo bueno que fuera la otra parte, solo le importaba la parte que gustaba.
No importa lo malo que fuera la parte que le gustaba, la seguía sin reserva.
-En los últimos años desde que te fuiste, Joaquín te buscaba como un loco.
Él decía que si era necesario viajar a toda la tierra que se podía llegar e incluso buscarte hasta que se envejeciera, él nunca renunciaría su determinación de encontrarte.
Trabajaba día y noche y su carrera estaba en constante expansión.
Incluso su poco tiempo de descanso, lo utilizaba para encontrarte por todos los lados. Denis, la persona que Joaquín piensa todo el rato es tú.-
Denis se puso irritable y le echó la furia a Telmo,
-¡Cómo quieres que trate a esa persona como si nada hubiera pasado!-
En ese momento, ante esta interrogación, Telmo no tenía ningún argumento para discutir con ella, todo el sofisma y la parcialidad eran tan débiles bajo la angustiada mirada de esta mujer.
¿Cómo tratar a esa persona?
¿Cómo perdonarlo?
¿Cómo aceptarlo?
¡Cómo... creerlo!
¿Quién sabía qué trucos estaba jugando ese hombre? Él le dijo que la odiaba, le dijo por qué no fue ella la persona muerta, que ella no merecía estar viva y tenía que expiar la muerte de Jimena Serrano en el resto de su vida.
Ahora, ella todavía estaba viva.
Pero ya estaba agotada físicamente y mentalmente para seguir manteniendo ese amor, y no había fuerza extra para odiar.
Sin embargo, entre ella y el hombre, no existía nada claro, estaba todo enredado, era un lío difícil de resolver.
Lo que deseaba antes, ahora lo temía.
La mujer de la cama cerró los ojos... Se sonrió amargamente, Karin, no había un paraíso en el mundo, y el Mar Fresco no era un sitio seguro.
En la Ciudad S.
El hombre regresó de noche y ya llevaba mucho tiempo sin dormir, con los ojos enrojecidos e inyectados de sangre y con un cuerpo frío, encontró al anciano, el señor Alejandro, jugando al ajedrez en la antigua mansión de familia García.
-¿Por qué has hecho esto?-
A excepción de los ojos inyectados de sangre en su rostro por no dormirse en mucho tiempo, su rostro estaba tranquilo, miraba con indiferencia al anciano que estaba a poca distancia de él.
Alejandro ni siquiera lo miró, la persona que estaba jugando al ajedrez con el anciano, era el hombre que también estaba en la posada del Mar Fresco y que peleó con Joaquín, era Mario.
-Tú has renunciado el trono por la mujer, entonces, ¿para qué te dejo el Grupo García? No eres mi único nieto.-
Joaquín no estaba enojado, contemplaba al anciano jugando al ajedrez, parecía estar pensando en sus palabras.
-Como tú quieras.- después de un rato, le dijo el hombre con indiferencia, pero su mirada se posó en el anciano, indescriptiblemente indiferente,
-A ver si eres capaz de quitarme el Grupo García.-
Él había trabajado día y noche todos estos años, pensando solamente en expandir los negocios, y solo el continuo trabajo y la constante expansión en su carrera podían llenar su corazón vacío, pero aun así, no podía olvidarse de esa mujer.
Sin embargo, era mejor que nada.
Él luchaba en la primera línea, pero se olvidó de que después de la expansión, había que resolver los asuntos internos de la familia.
Mirando al anciano, Joaquín se dio la vuelta y se fue sin mirar atrás. Nunca esperó que el problema lo causara su propio abuelo.
En cuanto a lo que quería Mario, él nunca lo rendiría.
Ni Grupo García ni Denis.
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